Capítulo: Respiración agitada

Día 17 de Diciembre

Ukiyo 》’’vivir el momento, disfrutar el presente dejando a un lado las preocupaciones de la vida”.

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Arthur había nombrado a su yate Mevak, ya que se consideraba alguien que apreciaba las puestas de sol, y su yate era su fiel compañero en tales travesías. La embarcación de lujo contaba con tres cabinas y una piscina en cubierta. Era el tipo de yate que comandaba admiración a primera vista.

Michael había dispuesto que el segundo nivel fuera especialmente decorado con muebles grandes y cómodos y un bar completamente equipado. También había pedido abundante comida para ambos, mientras que pétalos de rosas rojas estaban esparcidos por el suelo.

—"Este es el Mevak," explicó Michael mientras guiaba a Rayla hacia el lujoso yate. —"Un buen amigo mío es el dueño y fue lo suficientemente amable como para dejarnos disfrutar de este hermoso día aquí."

—"Es un yate hermoso, tu amigo realmente se ha superado," dijo ella, admirando profundamente su diseño.

—"En efecto, este es su bebé. Ha invertido bastante dinero en él."

—"Esta es la segunda cabina donde comenzaremos nuestra noche, y la tercera cabina es donde se queda la persona encargada de llevarnos a nuestro destino. Solo seremos tú y yo para disfrutar el resto de la noche," dijo él con un toque de picardía mientras tomaba su mano y le daba un rápido beso en ella.

Michael había dado la orden de zarpar, y así comenzó su viaje.

—"Dime con qué te gustaría empezar y lo haremos," dijo Michael mientras la guiaba hacia los amplios muebles.

"Me prometiste un masaje para ayudarme a relajarme y liberar todo este estrés, y como no veo a ningún masajista aquí, ¿asumo que lo harás tú?" dijo ella, inclinando la cabeza mientras mantenía una expresión serena.

"Estoy a tu servicio, bella dama."

Sin perder otro momento, Rayla Harper alcanzó su bolso y sacó una crema, entregándosela a Michael. Luego procedió a quitarse el vestido, revelando su bikini debajo.

Michael se quedó inmóvil, cautivado por su piel y sus curvas. Ella se había posicionado con la espalda hacia él, y esta vista lo había dejado completamente excitado.

Aquí está una versión más casual:

Respiró profundo, se echó la crema en las manos y se armó de valor para empezar con masajes suaves.

Aunque no era un profesional, sabía cómo tocar con cuidado el cuerpo de una mujer, así que empezó masajeando el cuello y los hombros, apretando suavemente.

—"¿Me podrías hacer círculos en la nuca?" le pidió ella con una voz que hizo que Michael suspirara. Se estaba mordiendo los labios para no soltar un gemido.

Suspiró profundamente, sorprendido por las nuevas sensaciones que experimentaba. Jamás había imaginado encontrarse en una situación así, pero desde aquel instante se había convertido en algo especial. La escena frente a él, mientras sus manos se movían con delicadeza, se había transformado en un momento íntimo, aun cuando solo había rozado sus hombros.

Con las manos nuevamente hidratadas, decidió aventurarse un poco más. Descendió por su espalda con movimientos suaves y delicados. Con cuidado, quitó la parte superior del traje de baño para tener mejor acceso a la zona.

Su silencio era una señal de consentimiento que le permitía continuar con el masaje. Así que, manteniendo cierto cuidado, procedió a trabajar en la zona inferior mientras continuaba con el masaje.

Sus respiraciones se volvían más intensas y ya no podían disimularlo. Michael le estaba dando un masaje en los pies que la volvía loca. Ella soltó un gemido que lo prendió aún más.

Ya no aguantaba más, todo su cuerpo le pedía a gritos estar con ella. Nunca había sentido algo así, hacía tiempo que no se sentía tan encendido.

Se acercó más a ella y le susurró al oído: "¿Te gusta el masaje?"

—"Sí, me encanta" - apenas pudo responder en voz baja.

Michael le apartó el pelo y empezó a besarla justo debajo de la oreja. Sus labios fueron bajando hasta el cuello mientras sus manos se paseaban por su cintura, acariciándola suavemente.

De un solo movimiento, la giró para tenerla de frente. Ella lo miraba con ojos llenos de deseo y los labios entreabiertos, como pidiéndole más. Michael no podía quitarse de la cabeza esa imagen de ella mirándolo con tanto deseo, lo que lo excitaba cada vez más.

Michael sujeto su rostro entre sus manos y acercó su rostro hacia el de él manteniendola cerca , sus respiraciones chocaban sin disimulo y la tensión era palpable entre ellos. La distancia era tan mínima que sus narices se tocaban.

-Quiero que te graves esto- dijo con su respiración agitada, oh deseaba tanto besarla pero tenía que dejar aquello en claro.

》He anhelo tanto tenerte en mis brazos que no te dejaré ir, he soñado tantas noches con probar esos exquisitos labios que ahora que te tengo tan cerca me parece irreal. Me haz hecho esperar tanto tiempo, haz jugado con mi juicio negándome esos labios que mereces ser castigada- dijo apartandose de ella

El escenario era arriesgado para ambos; Michael estaba jugando un juego de seducción. Era consciente de que había dejado a ella con ganas, al igual que él, pero sabía que tenía el tiempo necesario para reavivar esa chispa.

Ella lo observaba, atónita por su acción inesperada, sintiendo sus labios secos y deseosos por la tensión que había quedado en el aire.

Michael se dirigió hacia la barra y se sirvió un vaso de tequila. Luego, se giró hacia ella con una sonrisa burlona, levantando su vaso en un gesto de brindis.

La expresión de ella era un reflejo de sus emociones, lo que le divertía y lo hacía sentir como el cazador. Ella era su objetivo, y estaba esperando el momento perfecto para acercarse y tenerla bajo su control.

Él había consumido el tequila de un solo trago, sintiendo el ardor en su garganta. Esa sensación le había proporcionado la determinación necesaria para mantenerse alejado de ella durante un momento. Sin embargo, en un impulso, decidió lanzarse al agua para refrescarse. Su objetivo era mantener el control, pero no contaba con que ella también se lanzaría al agua. Su presencia había complicado la situación.

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