¿Aliado?

Luciana ya había leído la nota incontables veces y cada vez terminaba más confundida que antes, esto por varias razones, la primera es que su llegada al país del Norte no es tan secreta como ella pensaba y la segunda es que ahora parece tener un enemigo y un ¿aliado?, claro eso suponiendo que no sean la misma persona o peor aún puedan ser dos enemigos.

De todas formas, ella no se podía quedar ahí pensando en eso la inauguración de la sede estaba a la vuelta de la esquina y era una fecha muy importante no solo por el éxito de su empresa si no porque sus padres estarían allí, así que decidió dejar eso un poco de lado y centrarse en lo importante que en ese momento era recuperarse y terminar los últimos detalles para la inauguración.

-          Bibi ya todos los diseños exclusivos están listos, necesito que los envíes a la fábrica y que coordines con Sofia él envió de la mercancía, esta semana debe estar aquí, pues ya las obras terminan e inmediatamente entraremos a decorar. – Exponía con emoción Luciana, le alegra enormemente esta nueva apertura, para ella se siente como cuando inicio claro que con más experiencia y seguridad.

-          Si señora de inmediato me encargo, te aseguro que todo va según lo planeado, pero dime, ¿Cómo te sientes?, ¿ya está mejor tu pie? – Pregunta Bibiana pues contra todo pronóstico Luciana se quedó en casa las dos semanas que le enviaron, aunque Bibiana sabe que fue de mucha ayuda que estuviera trabajando en los diseños y en el concepto de decoración para la apertura, pero aun así sabe que alguien fue de vital importancia para que Luciana obedeciera.

-          Si mira. – Le muestra Luciana el pie que ya está mucho mejor, no se ve inflamado y ya se puede sostener bien en el sin las muletas.

-          Me alegra muchísimo, aunque debo agradecerle a tu jefe de seguridad. – Menciona Bibiana.

-          Sabes creo, mejor dicho, estoy segura que ese hombre no duerme, siempre está por ahí rondando y aun cuando no me dice nada con palabras cuando veía que estaba sobre esforzándome me miraba con unos ojos de querer lanzarme por el balcón. – Decía Luciana con un puchero de niña consentida, que dejo bastante impresionada a Bibiana, pues ella la conoce bastante bien y sabe que Luciana no le hace caso ni a su padre. Pero al parecer su jefe de seguridad había logrado algo nuevo.

-          Además de ser muy guapo. – Agrega Bibiana con un suspiro.

-          No exageres. – Responde Luciana, aunque sabe que Bibiana tiene toda la razón.

-          Está bien, no diré más, ahora me voy a cumplir con tus pedidos y te estaré informando apenas concluyan las obras. – Señala Bibiana para dejar a su amiga seguir en lo suyo.

-          …….

-          Al parecer el susto fue serio, esa niña no ha vuelto a salir de casa. – Sonríe con burla la elegante mujer mientras se sienta en el sofá de la sofisticada oficina que ocupa el guapo hombre frente a ella.

-          No es eso, está ocupada con los diseños y demás temas de la inauguración de la sede, de paso aprovecha para recuperarse. – Explica el hombre mientras trabaja en su escritorio.

-          No me gusta el tono que usas para hablar de ella. – Le reclama la mujer.

-          No uso ningún tono especial, solo aclaro lo que está pasando, no quiero que la subestimes, Luciana Alame es tan o más peligrosa que sus padres. – Explica el hombre y aunque a la mujer allí sentada no le agrada para nada esas palabras sabe que él tiene razón.

-          Está bien, dejare que manejes las cosas como mejor te parezca, pero quiero resultados pronto, ya he esperado demasiado y mi paciencia se agota, si no hay avances actuare a mi manera y seguramente no te va a gustar lo que hare, así que ya sabes, ahora me voy, tengo otros asuntos que resolver.

-          Entiendo, ten cuidado. – Se despide el hombre con un suspiro, ojalá ella fuera un poco más paciente, pero ahora debe apresurar sus planes antes de que ella cumpla su amenaza y quien sabe que pueda hacer y terminen exponiéndose.

Mientras malvados planes se maquinan, otros también dejan clara su estrategia.

-          Señor, ¿no cree que fue un poco exagerado el mensaje anterior? – Pregunta Adolfo con clara inquietud, pues eso de “el amor de tu vida” se le hizo demasiado.

-          Para nada mi querido Adolfo, creo que la honestidad es la clave del éxito y yo quiero ser honesto con ella desde el día 1. – Sonríe el hombre con convicción, dejando mudo a Adolfo que tiene varias maneras de refutar esa afirmación, pero no lo hará, dejara que maneje las cosas como quiera solo espera que le salgan bien, pues si algo ha visto en este tiempo es que Luciana Alame es una mujer de armas tomar.

-          Bien, como diga, entonces hare el envío. – Dice Adolfo a lo que el hombre asiente y sonríe, esto le está pareciendo muy emocionante, aunque quien sabe si Luciana piense lo mismo.

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