Encontrada

- Señor, la encontramos. – Anuncia con absoluta alegría Adolfo al ingresar a la oficina de su jefe, quien lleva años buscando a esta mujer, sin noticia alguna, pero ahora por fin han dado con ella.

- ¿Estás seguro? – Se levanta preguntando con emoción el hombre,

- Si, mire. – Dice el hombre mostrándole una foto, donde aparece una bella mujer, esta vestida con un hermoso vestido rojo en un evento muy importante del país del Sur. Está rodeada de muchas personas importantes, mostrando así que ella no es cualquier persona.

- Es ella. – Afirma con emoción en sus ojos el hombre. – Por fin la encontré, Adolfo, quiero toda la información que puedas encontrar sobre ella, pero ten mucho cuidado, al parecer no estamos frente a cualquier persona como todos creían.

- Señor ya estamos trabajando en eso, como usted acaba de decir, parece ser una mujer muy importante, pues a pesar de ser tan joven, todos se dirigen a ella con extremo respeto.

- Muy bien, actúa con precaución, pero quiero saber todo de ella, ¿Dónde ha estado estos años?, ¿Si sale con alguien o se ha casado? – Ordena el hombre, haciéndole saber a Adolfo que, si bien quiere saber todo sobre ella, hay prioridades.

- De inmediato señor. – Se compromete Adolfo para salir a hacer su trabajo, debe hacerlo pronto pues su jefe lleva años buscando a esta mujer, aunque aún no sabe el motivo, al parecer es muy importante, así que hará todo lo que este en sus manos para traerle toda la información lo más pronto posible.

Por su parte la hermosa Mujer vestida con su elegante vestido rojo, ya va de regreso a casa en un lujoso auto, todos a su alrededor la adoran y admiran, pues en solo 3 años se ha posicionado como la empresaria del año, titulo para nada despreciable en esa gran lucha de poderes, muchos lo atribuyen a su familia, pues es la más poderosa del país, sin contar que cuenta con grandes referentes, su padre es el gran empresario Dante Alame y su madre no es nada más que Alexia Alcalá Prada, lo que la deja en la cima de la excelencia, pero para los que de verdad conocen su historia saben que ella muy joven dejo su casa y se mudó sola al país del Norte para forjar su camino sin que nadie supiera quien es, esconder su identidad es una manía de familia.

- Señorita, ¿a la casa? – Pregunta el chofer con respeto y cariño, pues la ha visto crecer desde que nació.

- Si, por favor, gracias Felipe. – Sonríe Luciana, siempre ha sido dulce como su madre, pero cuando se enoja puede ser peor que su padre y eso ya es decir.

Una vez llega a la mansión, entra sigilosamente pues su madre ha intentado hablar con ella desde que se enteró de la decisión que tomo y ella inteligentemente la ha evadido lo máximo posible, pero como Alexia conoce lo suficientemente bien a su hija, esa sentada en el sillón de la gran sala esperándola. Por lo que una vez Luciana va a tomar las escaleras, la luz se enciende, dejándole saber que nuevamente está en serios problemas.

- Luciana Alame Alcalá, espero sinceramente que tengas muy buenas razones para tomar esa decisión. – Declara tranquilamente Alexia, dejándole saber a su hija que esta furiosa, pues que su madre grite es normal, pero que hable calmadamente es la crónica de una muerte anunciada.

- Mami, ¿Qué haces levantada tan tarde? – Pregunta sonriendo Luciana, mientras se acerca para besar en la mejilla a su madre, que no está para nada contenta.

- Ahórrate el show y te advierto que tu padre tiene absolutamente prohibido bajar por esas escaleras, así que habla, ¿Cómo es eso que te vas de nuevo y te vas a establecer en el Norte? – Interroga Alexia a su hija, ya habían tenido esa discusión cuando ella decidió que quería irse a estudiar allá junto a sus abuelos, pero ahora quería establecer su empresa allá.

- Mami, hice muy buenos contactos en el Norte el tiempo que estuve allí, regrese para establecer la empresa aquí, pero ya es momento de expandirla, las cosas aquí están funcionando muy bien y pueda dejar a alguien encargado, pero la expansión es más responsabilidad no puedo encargársela a alguien, debo hacerla yo misma, por eso debo establecerme un tiempo allá, prometo que volveré. – Dice Luciana haciendo pucheros, pero su madre no cae en eso.