capítulo 11

*Gustavo.

- Susana, traje el contrato de Josefina. Las cláusulas cambiaron, saque lo del periodo de 6 meses y es directamente 3 años

- pero señor en pocos días le hemos corrido los tiempos 2 veces. No sé si aceptará, ella quiere volver a su país, con su familia.

- me imagino que debe ser así, ¿y Emilia?, ¿quién piensa en ella?, vos mismo me decís a todo tiempo, lo bien que le hace Josefina a mi hija. ¿Qué hacemos?, ¿la perdemos?.

- no sé que decirle, tampoco que va a pensar ella.

- es un riesgo, que debe solucionarse ahora, una vez firmado, no hay vuelta atrás

- creo que es así...

- llámala, quiero hablar con ella, y retirate, esto será a solas.

- pero quizás yo pueda ayudar...

- no es necesario, necesito conocerla mejor. Ah, me olvidaba, tu sobrino Leandro.

- que hay con él?, está haciendo bien su trabajo...

- si, pero no quiero relaciones ni noviazgos entre el personal, y noto cierta predisposición hacia Josefina.

- de verdad?, no lo había notado.

- tampoco es muy obvio, pero yo como hombre, pude notarlo, prefiero que eso se corte, antes de que empiece.

- está bien señor, será como usted diga, alguna otra cosa?

- no, te podes retirar, gracias.

Susana se levanta y sale.

* Susana.

Salgo del despacho, y tengo una sensación extraña, dependerá de esta entrevista, el que Josefina se quede o no con nosotros.

- Josefina, el señor te espera, quiere hablar con vos primero. Por favor, no te olvides de nuestro secreto, todos dependemos de esto.

- si Susana, lo tendré en cuenta.

- entonces golpea la puerta y habla lo más tranquila posible, pensá bien todo.

- ok, ahí voy, deséame suerte.

Josefina golpea la puerta y el señor Gustavo, la habilita a entrar.

*Gustavo.

Josefina entra, esta muy seria, es una pena, ya que cuando sonríe, uf, no puedo describir la sensación que emana, podría hacerla firmar el contrato y ya, pero quiero tener este espacio de intimidad, ella y yo, solos.

- adelante Josefina, siéntese, deseo hablar un poco con usted para conocerla, por mi hija, obvio.

- está bien señor, usted pregunte, yo le contesto.

- primero, desearía saber como se siente trabajando con nosotros?

- muy bien, me han recibido cálidamente, a punto de sentirme parte de todos.

- y qué tal, la relación con Emilia?

- usted quiere una respuesta corta o desea una respuesta más elaborada?

- no entiendo

- puedo decirle tan solo "bien", o decirle con lo que me encontré y lo que es ahora.

- por lo que escucho, usted tiene ya tiene un diagnóstico, acaso tiene conocimientos Psicopedagógicos?

- no señor, tengo muchos hermanos y sobrinos, y se que los hace sentir bien, y que los hace sentir mal, se como se siente crecer y vivir en familia, como es mi caso, y como es crecer sin padres, como en el caso de mi amiga Sabrina, que a pesar de sus 26 años, le cuesta un montón adaptarse.

- ya veo, entonces, estoy interesado en su respuesta extensa, sobre todo, tratándose de Emilia.

- entonces le voy a decir lo que Emilia me transmite desde que tenemos relación. Ella está muy insegura con respecto a su amor. Quizás usted crea que los reclamos de Emi sean típicos de una niña malcriada. Pero le aseguro que escuchala todas las noches, la constante pregunta de que si yo creo que su padre la ama, es terrible, yo no lo conozco a usted, ni sé que tipo de relación tiene con su hija, pero me apena la duda de Emi, conozco que ocurre cuando se duda del amor de un padre, normalmente en un futuro, le costará muchísimo relacionarse naturalmente con una pareja, hasta puede llegar a aceptar el maltrato o la falta de amor, justificando que su padre no la amó lo suficiente, entonces porque un extraño la amaría. No crea que invento, mi amiga es mi ejemplo, cada vez que se enamorara, nunca es del indicado, tipos que la maltratan y ella justificando, que lo que recibe son muestras de amor, todo eso es por su falta del mismo, entonces cualquiera viene y con apenas algunos actos de cariño, se ganan su corazón.

Por ese motivo, yo por supuesto le juro a Emilia, que su padre la adora, que la ama, y que si no puede hacer más por ella, es porque no puede, que es muy distinto a que no quiere. Pero señor, yo a usted no lo conozco, y no quiero hablar por usted. Ayer, Emi me sorprendió diciéndome que cuando rezaba, le agradecía que Dios le había enviado a una madre, imagínese mi sorpresa y dolor, tuve que explicarle que yo no era su mamá, ni Dios me había enviado, que su madre estaba a su lado siempre, pero que ella no podía verla, y que yo lo único que era, es la parte visible de alguien que la puede cuidar. Usted me pregunta como me siento con Emilia?, pues muy bien es una niña buena inteligente y dulce, pero por otro lado, me siento mal, porque yo sé que no soy nada mas que una simple niñera, y sin embargo, tengo que hacerme cargo de los sentimientos heridos de esa princesa y tampoco, no sé hasta donde puedo llegar o hablar, esperando, quizás, que usted se enoje o piense que soy una atrevida.

Me quedo mirando a Josefina, es terrible saber que mi niña se siente tan sola, si, lo sabía, pero creía que al ser pequeña, algunos dolores o sentimientos no la afectaban. Por lo que me dice su niñera, Emilia, extraña a su madre, como también a mí. Y ni hablar de los daños a futuro que puede causarle mi ausencia. Como no me di cuenta de todo esto?, acaso mi dolor me cegó tanto?, tendré una oportunidad de rescatar todo lo que le falto a Emilia?

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