*Gustavo.
Nos dirigimos al comedor, hacía mucho tiempo que no cenaba ni almorzaba en mi propia casa, esa que habíamos levantado con mucho amor, junto a Lorena. Hoy no sé porque extraña razón, me sentía cómodo cenar allí, junto con mi hija y Damián. La cena estaba servida, y apenas nos sentamos, baja la niñera, esta vez se había puesto unos jeans, una remera y un saco, estoy conforme, de ese modo llama menos mi atención.
- buen provecho a todos, Emi, necesitas algo?
- si, que te sientes a cenar a mi lado.
- ya te dije princesa que eso no es posible. A ko ser que tu papá lo autorice.
Mi hija me mira mal. Y yo paralizado, no se con que me va a salir.
- papá, porque Jose no puede comer conmigo?
- creo que son las reglas.
- pero a mí no me gustan esas reglas, siempre como sola.
Me partió el corazón, cuando escuche eso, así que decido autorizarla para que lo haga, pero no será hoy.
- está bien, cuando tengas que comer sola, ella podrá sentarse contigo, pero ahora estamos tu tío y yo para acompañarte, me gustaría que lo aproveches.
- Emi, creo que tu papá tiene razón, no son muchas las ocasiones que lo tenés para comer.
Acaso me estaba haciendo un reproche?, si bien es cierto, ella era su niñera y no debía ponerla en mi contra.
- señorita Josefina, acaso usted está poniendo en evidencia alguna cosa?
- oh, no, por favor, nunca quise hacer eso. Solo estaba sugiriendo a Emi, que no los pongan incómodos con mi presencia, y que aproveche la suya.
- entiendo, mejor así.
- con permiso, voy a cenar, en unos minutos vuelvo para llevar a Emilia a dormir.
- adelante.
Ella se retira, y como siempre Damián tiene que decir algo. Así que, se acerca a mí y me dice en voz baja.
- tampoco dijo algo que no es cierto.
- me estoy empezando a arrepentir de haberte traído.
*Josefina.
Voy hacia la cocina, allí estaban todos mis compañeros, espero que el señor Gustavo, no haya malinterpretado mis palabras.
- hola a todos, que tenemos de rico?
- lo mismo que están comiendo en el comedor.
Dice Manuela
- mmm, parece exquisito. Susana, no me avisaste que el jefe vendría, creo que pase vergüenza allí en el living.
- no querida, por lo que vi, le resultó divertido, pero a decir verdad, el no aviso que vendría y mucho menos a cenar.
- bueno, al menos en algún momento debía hacer las cosas bien.
- Leandro, no te permito hablar de ese modo, del señor Gustavo, él es el dueño de esta casa y nuestro jefe, así que hace lo que quiere.
- ok... ok, hablando de otra cosa, esta noche estará por florecer el cactus que está cerca de la pileta, la particularidad de su flor, es que florece solo una noche y para la mañana siguiente se extingue. ¿Desearías conocer su flor Josefina?
En ese momento miro a Manuela, que tiene cara de decepción.
- sí voy con Manuela sí. Sé que a ella le encanta este tipo de eventos de la naturaleza.
- bueno, en verdad no lo sabía.
- nunca me preguntaste.
- entonces iremos los tres.
- perfecto, voy a ver si mi niña terminó de cenar, así la acuesto.
Me levanto y me dirijo al comedor principal, por suerte la escena es placentera, ya que Emilia, ha acaparado la atención de los dos caballeros.
- espero que hayan cenado bien. Vine a buscar a Emilia para acostarla.
- quiero quedarme un poco más.
- ya es más tarde de lo normal, mañana te costará levantarte en tu horario.
- está bien mi hermosa, tenés que hacer caso a tu niñera.
- es que te vas a ir y quiero estar con vos.
- amor mío, sabes que papi, tiene cosas que hacer, pero volveré a verte.
Emilia se levanta de la mesa un poco triste, saluda a su padre y su tío, luego toma mi mano y vamos hacia las escaleras.
*Gustavo
Las veo ir hacia las escaleras y me apena la carita de triste de Emilia.
- esperen!, voy con ustedes.
Tomo la otra mano de Emilia y nos dirigimos a su cuarto. Una vez allí, veo como Josefina la cambia y la acuesta, con mucha dulzura, al punto que Emilia la toma del brazo y Josefina se sonríe y se le acerca.
- te quiero mucho Jose.
- y yo a vos mi princesa.
Se abrazan y se besan, como si fuesen madre e hija, eso me conmocionó mucho. Josefina se marcha, y entonces aprovecho a hacer algo que hace 4 años no hago.
- no hay un beso y un abrazo para papi?
- si me encantaría.
Y ahí, me fusiono con mi nena, y le doy todos los besos que hasta ahora no le dí. Ahí me despido y la dejo que descanse.
Voy bajando las escaleras y es cuando escucho.
- Josefina, vine a buscarte, para mostrarte lo que te dije.
- Manuela no viene?
- no, me dijo que tiene cosas para hacer, recién fui a ver la flor y ya abrió sus pétalos, le quedan pocas horas.
- uh, que hermoso, entonces vamos. Emi ya se acostó.
Termino de bajar y me acerco rápido donde se encuentran los dos.
- adonde van a estas horas?
No solamente ambos me miran asombrados, sino que también Damián deja de ver su celular y me mira junto con ellos.
- señor Gustavo, un gusto volver a verlo. Vine a buscar a Josefina, para mostrarle un cactus que florece por pocas horas.
- pero a esta hora?, ya es de noche y el jardín esta oscuro.
- justamente es lo que la hace más bella.
- ok, no sabía que teníamos ese tipo de eventos en mi jardín, voy con ustedes.
- bu..., bueno, como usted diga.
Miro a Damián y luego a Josefina, que me miraba con los ojos muy abiertos, pero lo que no tiene desperdicio es la cara de mi amigo.
- yo también voy, no me perdería por nada lo que está ocurriendo esta noche.
Y estamos los cuatro, dirigiendonos a la piscina, ahí se encontraba el famoso cactus. En verdad era bello.
Veo como Josefina acaricia suavemente a la flor, se acerca para verla mejor, se sonríe, no sé distinguir cuál imagen es más bella. ¿Pero qué estoy pensando?, mejor dicho,¿ qué Diablos me pasa y estoy sintiendo?.
- bueno mejor entremos. Señorita Josefina, vinimos especialmente para que firme su contrato.
- está bien, señor Gustavo, cuando usted lo desee, lo hacemos. Sácale una foto Leandro y pasamela al celular, así tendré lindos recuerdos para cuando vuelva a mi hogar.
Tomamos el camino de vuelta hacia la mansión, nunca me molestó la presencia de Leandro como esta noche, y ni que hablar de la familiaridad con la que se hablaban con Josefina, así que lo dejamos ahí solo. Me quedo pensando en lo que le dijo Josefina, ella quiere volver a su país, entonces no me arrepiento de haber cambiado la cláusula de tiempo del contrato.
- por favor espere aquí, primero llamaré a Susana para hablar con ella.
- como usted diga señor.
Llamo a Susana y entro a mi escritorio, es terrible como me devuelve los recuerdos, ahí es cuando me doy cuenta porque duele estar en esa casa, pero también pienso porque, después de 4 años, en el resto de la mansión, me siento comodo, como nunca antes. Golpean la puerta y le doy permiso a Susana.
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Comments
Gilda Herrera
Aunque diga misa le gusta Josefina y no quiere q se vaya
2025-03-15
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