Una propuesta tentadora

Luego de una noche sumamente tranquila, Emma despertó con una sensación de claridad que hacía tiempo no experimentaba. Las veinticuatro horas de guardia habían sido agotadoras, pero el día de descanso le había permitido recuperar sus fuerzas. Mientras estiraba los brazos, recordó el extraño episodio con Logan Reese.

  —¿Cómo se le ocurre decir que somos novios? -se preguntó a si misma en voz alta—¿Novios? ¿De dónde sacó eso?¡Es ridículo!— agregó, sintiendo una mezcla de incredulidad y diversión.

  Se levantó lentamente, y mientras desayunaba un simple café con tostadas, no pudo evitar que su mente volviera a aquel hombre.

  —Ninguna mujer en su sano juicio diría que no a algo así, es un hombre muy guapo por cierto— se dijo, recordando su cabello oscuro, sus ojos color miel, su mandíbula perfectamente cincelada y esa aura de poder que lo envolvía. Pero tan rápido como esa idea cruzó su mente, Emma la apartó con un movimiento de cabeza.

  —Yo no estoy en posición de pensar en noviazgos, y mucho menos en uno de mentira y con alguien como él—se dijo a sí misma, como si necesitara escucharlo en voz alta para convencerse.

  Desde que terminó sus estudios de enfermería, la vida había sido un desafío constante. Su último intento de tener una relación había sido con un compañero de la academia, un chico que parecía amable al principio, pero que no tardó en mostrar su frustración por los turnos interminables de Emma y su cansancio perpetuo. "No todos entienden lo que es tener prioridades," pensó con resignación el día en el que el joven le habló sobre terminar su relación.

  Al terminar su desayuno, se dio un baño rápido y se vistió con su uniforme limpio. Estaba decidida a resolver el asunto con Logan. No podía arriesgarse a que un malentendido tan absurdo pusiera en peligro su trabajo.

  —Hoy mismo voy a hablar con él, y este tema quedará aclarado—dijo mientras se miraba en el espejo, ajustando el cabello en una coleta alta.

  Caminó hacia la clínica con paso firme, ignorando el leve peso que sentía en su pecho, una mezcla de nervios y curiosidad. Sabía que enfrentarse a Logan no sería sencillo. No era solo por su posición como paciente, sino porque el hombre irradiaba una presencia que podía intimidar a cualquiera.

  Cuando llegó al hospital, saludó con cortesía a sus colegas mientras se dirigía al vestuario. Una vez allí cambió sus zapatos por unos más cómodos y revisó el reporte del turno anterior. Según el informe, Logan había pasado la noche tranquila, aunque había solicitado ver al médico temprano en la mañana.

  —Bueno, eso es un problema menos —murmuró para sí misma, guardando la carpeta.

  Con el expediente en mano, Emma se dirigió a la habitación de Logan. Golpeó suavemente la puerta y, al no obtener respuesta, giró el pomo y entró.

  —Buenos días, señor Reese—dijo con tono profesional mientras cerraba la puerta tras de sí.

  Logan estaba sentado en la cama, leyendo algo en su móvil. Al oírla levantó la mirada y una pequeña sonrisa cruzó su rostro.

  —Emma, justo la persona que quería ver— le dijo sin perder la sonrisa.

  La informalidad en su tono la desconcertó, pero decidió no dejarse llevar. Respiró hondo y avanzó un par de pasos hacia él.

  —Necesitamos hablar, y creo que sabe de qué se trata.—dijo la muchacha acercando la silla junto a la cama y sentándose en ella.

  Logan dejó el móvil sobre la mesita y se cruzó de brazos, estudiándola con interés.

  —¿Sobre lo que le dije a mi familia?— indagó, aunque sabía perfectamente que ese era el único motivo por el cual la joven querría hablar con él.

  —Exactamente—respondió Emma, sin dudar.

  —Supongo que no te gustó mucho que te presentara como mi novia, ¿cierto?

  —Eso es un eufemismo. Señor Reese, lo que hizo fue completamente inapropiado— replicó la muchacha— Yo soy una profesional, y mi trabajo no incluye fingir ser la pareja de un paciente.

  Logan asintió lentamente, como si estuviera reflexionando sobre sus palabras.

  —Entiendo cómo puede verse desde tu perspectiva, pero déjame explicarte mi situación.

  Emma lo miró, cruzando los brazos sobre su pecho.

  —Esto no es un problema mío, señor Reese.

  —Tal vez no lo sea, pero podría ser una oportunidad para ambos.

  —¿Perdón?

  Logan tomó la carpeta que Ethan había dejado junto a su cama y la abrió.

  —Sé que necesitas ayuda. También sé que las deudas que cargas no son fáciles de manejar.

  Emma sintió que la sangre le hervía.

  — Usted estuvo investigandome— dijo más cómo una afirmación que pregunta.

  —Tenía que hacerlo— respondió él encogiéndose de hombros— necesitaba conocer de ti, para ver si era posible llegar a un acuerdo.

  —Pero¿Qué tiene que ver mi situación con esta absurda mentira?

  —Todo —respondió Logan, sin perder la calma—. Mira, no estoy aquí para juzgarte ni para aprovecharme de ti. Solo estoy diciendo que puedo ayudarte a salir de ese pozo financiero a cambio de algo que para ti podría ser sencillo.

  —¿Sencillo? ¿Qué cosa? —preguntó Emma, sintiendo un nudo en el estómago.

  Logan se inclinó ligeramente hacia adelante, mirándola directamente a los ojos.

  —Quiero que seas mi prometida, al menos por unos meses.

  Emma se quedó sin palabras.

  —¿Qué? ¡Usted está mal! Seguramente el golpe le afectó la cabeza y su médico aún no se da cuenta— replicó Emma.

  —Es sencillo, Emma. Mira, fingimos un compromiso, convencemos a mi familia, y en unos meses tú vuelves a tu vida. A cambio, yo me aseguro de que tus deudas queden completamente saldadas.

  El aire en la habitación parecía haberse vuelto más denso. Emma no podía creer lo que estaba escuchando.

  —Eso es ridículo —dijo finalmente.

  —¿Lo es? ¿Estás segura?—replicó Logan, con un tono de voz más bajo, casi persuasivo— Piénsalo de la siguiente manera... Tú necesitas el dinero, yo necesito cumplir con las expectativas de mi padre. Tú me ayudas, yo te ayudo. Es un trato justo.

  Emma dio un paso atrás, sacudiendo la cabeza.

  —Eso... eso que usted propone no está bien—dijo la muchacha consternada.

  —No estoy pidiéndote que hagas nada ilegal ni inmoral— acotó él— Solo será una farsa. Por unos meses, y luego todo volverá a la normalidad.

  La joven lo miró con incredulidad.

  —¿Por qué yo? Hay cientos de mujeres que harían fila para algo así. Incluso sin necesidad de que mienta— refutó ella— Muchas mujeres estarían dispuestas a enamorarse y ser felices de verdad a su lado.

  Logan dejó escapar una risa amarga.

  —Pero eso no es lo que yo quiero- dijo Logan—¿Sabes por qué?— preguntó, ella lo miró atentamente esperando que continuara— Porque tú no me quieres— sentenció lleno de seguridad— Y yo no necesito que nadie se enamore de mi— agregó el joven— Además por lo poco que se de ti, eres honesta, trabajadora y... bueno, estás aquí.

  Emma apretó los puños, sintiéndose atrapada.

  —Yoo... no sé— dijo la muchacha titubeando.

  Logan asintió.

  —Piénsalo, Emma— le dijo— tómate tu tiempo, pero no mucho. Mi familia está esperando conocer más detalles sobre "mi prometida".

  Emma salió de la habitación con el corazón latiendo a toda velocidad.

  —"¿En qué lío me estoy metiendo?"— se preguntó mientras caminaba por el pasillo, tratando de ordenar sus pensamientos.

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