Conquistando el Corazón Familiar

La tarde cayó sobre Buitrago del Lozoya con un color dorado que parecía sacado de un cuadro impresionista. Julieta propuso una actividad que terminó por descolocar incluso a los más escépticos: una competencia de construcción de refugios en el jardín.

—Vamos a ver quién construye el refugio más creativo —anunció con el entusiasmo de un general preparando una batalla.

Las niñas fueron las primeras en lanzarse a la tarea. Arturo y Miguel competían por crear la estructura más sofisticada, usando ramas, telas y cuanto material encontraban. Las niñas, por su parte, diseñaron algo que parecía un cruce entre un campamento y un palacio de hadas.

Marco observaba con una mezcla de diversión y perplejidad. Lucía supervisaba el proyecto con su habitual sentido estratégico, mientras Sara intentaba poner algo de orden en el caos.

Julieta recordó su infancia, aquellos veranos en la casa de campo de sus padres donde construía refugios con sus hermanas. Cada construcción era un mundo de fantasía, cada rama un tesoro, cada tela un universo de posibilidades.

—¡Tía Julieta, ven a ver nuestro refugio! —gritó Ana María.

El refugio de las niñas era una obra maestra del desorden organizado. Habían usado una vieja sábana con estampado de unicornios, algunas ramas, y lo que parecía ser un par de sombreros de su abuela para crear algo que desafiaba toda lógica arquitectónica.

—Es perfecto —declaró Julieta—. Absolutamente perfecto.

Marta, no contenta con observar, decidió unirse a la construcción. Su refugio resultó ser un monumento al caos: una estructura tambaleante que parecía desafiar las leyes de la física y la estabilidad.

—¿Qué es esto? —preguntó Marco, mirando la construcción de Marta con una mezcla de curiosidad y terror.

—Es un refugio —respondió Marta con total seriedad—. Un refugio muy... especial.

Doña Berta observaba todo con una expresión que era una mezcla de horror y resignación. Mercedes y Soraya intercambiaban miradas cómplices, como si fueran las únicas cuerdas en medio de un manicomio.

Cuando el sol comenzó a ocultarse, los refugios estaban listos. Cada uno era un reflejo de su constructor: el de Arturo, meticuloso y geométrico; el de las niñas, un mundo de fantasía; el de Marta, un desafío a la lógica constructiva.

—Ahora —anunció Julieta— pasaremos la noche en nuestros refugios.

Un silencio sepulcral cayó sobre el grupo.

El crepúsculo se derramaba sobre Buitrago del Lozoya como una acuarela difusa, tiñendo los refugios de tonos dorados y violeta. Julieta observaba su creación con la satisfacción de un general contemplando un campo de batalla recién conquistado.

Los refugios —si es que podían llamarse así— parecían más el resultado de un ataque combinado de creatividad infantil y locura adulta. Doña Berta había transformado su cobertizo en algo que recordaba más a un búnker de la Segunda Guerra Mundial que a un simple refugio de camping.

—Tendremos almohadas, mantas térmicas y un kit de emergencia —anunció con el mismo tono con que podría haber declarado una operación militar de alto secreto.

Sus manos, enjoyadas y acostumbradas a la elegancia de los salones ejecutivos, amarraban cuerdas y ajustaban nudos con una precisión que hubiera hecho palidecer a cualquier explorador profesional. Cada movimiento era una declaración de guerra contra la idea tradicional de camping.

Mercedes y Soraya contemplaban la escena como si estuvieran presenciando un experimento científico particularmente peligroso. La cocinera había preparado un "menú de supervivencia" que desafiaba cualquier definición culinaria conocida: sándwiches con forma de animales —un elefante hecho de jamón y queso, un león construido con pan integral—, galletas decoradas como brújulas que parecían más obras de arte que alimento.

—Es por si nos perdemos —explicó Mercedes, como si aquellas galletas fueran un mapa místico capaz de guiarlos a través de la sierra.

Los niños —Ana María, Mía, Pía, Miguel y Arturo— bullían de emoción. Sus ojos brillaban con ese fuego primigenio de la aventura, ese mismo que hace miles de años llevaba a los humanos a explorar territorios desconocidos. Cada susurro, cada movimiento era una promesa de travesura.

Marco observaba a Julieta con una mezcla de adoración y terror pánico. La conocía lo suficiente para saber que "una simple noche de camping" significaba algo muy diferente en el universo de su esposa.

Las primeras estrellas comenzaron a parpadear sobre sus cabezas, cómplices silenciosas de la locura que estaba a punto de desatarse. El aire de la sierra, fresco y aromático, parecía susurrar secretos antiguos.

Julieta sintió ese momento como si fuera una fotografía de la memoria: sus seres queridos, reunidos, desafiando la rutina, creando recuerdos que serían contados —y probablemente exagerados— en las próximas reuniones familiares.

La nostalgia del momento futuro ya la envolvía, como un abrazo anticipado.

—Preparados para la aventura —murmuró, más para sí misma que para los demás.

Y entonces, con un guiño cómplice de las estrellas, la noche en los refugios comenzó.

Julieta recordó aquella vez de adolescente cuando acampó en el jardín de su casa y terminó cubierta de barro, llena de picaduras de mosquitos pero absolutamente feliz. Su madre había salido a rescatarla a medianoche, entre risas y regaños.

— ¿Estás segura de esto? —le susurró Marco al oído.

Julieta le dedicó una sonrisa que podría derretir los polos.

—Absolutamente.

La noche en los refugios era un lienzo de caos y aventura, pintado con los colores de la locura familiar y la imprevisibilidad.

Cuando el reloj marcó las dos de la madrugada, un aullido que podría haber despertado a los muertos atravesó el silencio de la sierra. Marta, vestida con un pijama de seda que parecía más apropiado para una sesión de spa que para un campamento, había confundido el suave canto de un grillo con el rugido de un puma salvaje.

—¡Es un puma! —gritó, saltando con tal violencia que su turbante de dormir salió disparado como un proyectil.

Lucía, con su perfecto traje de dormir en seda color perla —planchado incluso para dormir en un refugio—, se había convertido en el refugio improvisado de las niñas. Un escarabajo, diminuto pero aparentemente decisivo, la había hecho saltar como un resorte, provocando que Ana María, Mía y Pía se acurrucaran a su lado, conteniendo la risa.

Sara intentaba mantener la calma con la misma determinación con que un capitán mantiene un barco en medio de una tormenta. Pero su refugio parecía tener otros planes. Las ramas comenzaron a deslizarse misteriosamente, como si estuvieran vivas, amenazando con convertir su cobijo en un montón de palos desordenados.

El refugio de doña Berta era una anomalía en medio del caos. Tan estructurado, tan meticulosamente organizado, que hasta los insectos parecían hacer una reverencia antes de atravesar sus límites. Sus nudos, sus cuerdas, su disposición desafiaban las leyes de la naturaleza y el sentido común.

Pasada la medianoche, Marco descubrió un detalle que solo podía ser obra de una conspiración infantil. Su saco de dormir estaba literalmente relleno de migas de galleta, cortesía de un intercambio "secreto" entre los niños y Mercedes, quien parecía más una cómplice que una adulta responsable.

—Julieta —murmuró, con el tono de quien ha descubierto un complot internacional—. Creo que hay galletas en mi saco.

Ella río. No un simple sonido, sino una carcajada que parecía iluminar la noche más que la luna llena. Una risa que contenía aventuras, complicidad, amor familiar.

Al amanecer, emergieron de sus refugios como supervivientes de una batalla épica. Despeinados, cubiertos de hojas, con rastros de barro que parecían mapas de batallas secretas, pero con un brillo de complicidad en los ojos que ninguna fotografía podría capturar jamás.

Habían sobrevivido a la "noche de los refugios". Pero más importante aún: habían tejido un recuerdo familiar que se convertiría en leyenda.

Julieta observó a su familia, sintiendo que acababa de escribir otro capítulo en el libro de sus memorias colectivas. Un capítulo lleno de caos, de amor, de aventura. Un capítulo que ninguno olvidaría jamás.

Y sonrió. Misión cumplida.

Marta, cubierta de tierra, declaró con total solemnidad:

—¡Lo hicimos!

Nadie supo muy bien qué habían hecho exactamente, pero todos estaban de acuerdo en que había sido una experiencia inolvidable.

Julieta miró a Marco, sus ojos brillando con ese algo indefinible que había conquistado no solo su corazón, sino el de toda su familia.

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Comments

Vanina Herrera

Vanina Herrera

Julieta con su caos está conquistando a la familia d Marcos ❤️

2024-12-07

1

Marianela Frigoli

Marianela Frigoli

hermosa Historia!!

2024-12-05

1

Total
Capítulos
1 Una Noche de Locura
2 Con Una Resaca
3 El Secreto
4 Contrastes en Convivencia
5 Revelaciones y más Problemas
6 El Desmadre de los Sentimientos
7 La Apariencia de la Perfección
8 El Desafío de la Verdad
9 Confusión y Caos
10 Aceptando el Caos
11 La Verdad Sale a la Luz
12 Invitación a Almorzar
13 Conociendo a la Familia
14 El Seminario de los Desastres
15 La Cena de los Malentendidos
16 Éxito Culinario Familiar
17 Vacaciones en Familia
18 Actividad Familiar
19 Una Invitada Especial
20 Conquistando el Corazón Familiar
21 La Armonía Aparente
22 El Encuentro de Cristina y Raúl
23 Una Siembra de Dudas
24 Encuentro Casual
25 Chismes y Rumores
26 Chismes Expandidos
27 Recarga Laboral
28 Un Cruce de Miradas
29 Seducción Fallida
30 Repartidor de Pizzas
31 Algo no Cuadra
32 Algo Traman
33 Invitación a la Cena
34 Las 'Magdalenas'
35 La Mentira de Beatriz
36 Recuerdos y Bromas
37 Fuga de Gas
38 La Cena de Marta
39 Despertar con Café
40 Visita Inesperada
41 Confrontando a Cristina
42 Momentos no Planeados
43 Un E-mail
44 Llamada con Veneno
45 Invitación a Almorzar
46 El Caso Pixel Paradise
47 Investigación: Mundo de Videojuegos
48 Monólogos de Cristina
49 Proteger la Confidencialidad
50 Cómo una Dulce Travesura
51 Otra Cena Vecinal
52 Sala Secreta
53 Conspirando
54 Un Caos Canino
55 Nadie lo Olvidará
56 Aparente Normalidad
57 Competencia Creativa
58 Convenciendo Para El Proyecto
59 Desfile Innovador
60 Chismes y Grupo de WhatsApp
61 El Collar Misterioso
62 ¿Quién rayos fue?
63 Una Verdad Traslúcida
64 Solución Caótica
65 Una Gran Idea
66 Expertos en la Cocina
67 Una Cena Perfecta
68 Una Invitada No Esperada
69 Una Furia Contenida
70 Diluida Esperanza de Descanso
71 Objetivo Canino, Las Magdalenas
72 Un Problema Canino
73 Un Sentido Profesional
74 Diagnóstico Perruno.
75 Terapia Perruna (1/2)
76 Terapia Perruna (2/2)
77 Una Aparición Repentina
78 Perfecta 'V' Invertida
79 ¡Atención, queridos lectores de Dulce Travesura!
80 Una Noche de Trabajos Compartidos
81 La Ventana Indiscreta
82 El Chisme Es Más Importante
83 Irrumpiendo el Apartamento
Capítulos

Updated 83 Episodes

1
Una Noche de Locura
2
Con Una Resaca
3
El Secreto
4
Contrastes en Convivencia
5
Revelaciones y más Problemas
6
El Desmadre de los Sentimientos
7
La Apariencia de la Perfección
8
El Desafío de la Verdad
9
Confusión y Caos
10
Aceptando el Caos
11
La Verdad Sale a la Luz
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Invitación a Almorzar
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Conociendo a la Familia
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El Seminario de los Desastres
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La Cena de los Malentendidos
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Éxito Culinario Familiar
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Vacaciones en Familia
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Actividad Familiar
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Una Invitada Especial
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Conquistando el Corazón Familiar
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La Armonía Aparente
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El Encuentro de Cristina y Raúl
23
Una Siembra de Dudas
24
Encuentro Casual
25
Chismes y Rumores
26
Chismes Expandidos
27
Recarga Laboral
28
Un Cruce de Miradas
29
Seducción Fallida
30
Repartidor de Pizzas
31
Algo no Cuadra
32
Algo Traman
33
Invitación a la Cena
34
Las 'Magdalenas'
35
La Mentira de Beatriz
36
Recuerdos y Bromas
37
Fuga de Gas
38
La Cena de Marta
39
Despertar con Café
40
Visita Inesperada
41
Confrontando a Cristina
42
Momentos no Planeados
43
Un E-mail
44
Llamada con Veneno
45
Invitación a Almorzar
46
El Caso Pixel Paradise
47
Investigación: Mundo de Videojuegos
48
Monólogos de Cristina
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Proteger la Confidencialidad
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Cómo una Dulce Travesura
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Otra Cena Vecinal
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Sala Secreta
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Conspirando
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Un Caos Canino
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Nadie lo Olvidará
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Aparente Normalidad
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Competencia Creativa
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Convenciendo Para El Proyecto
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Desfile Innovador
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Chismes y Grupo de WhatsApp
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El Collar Misterioso
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¿Quién rayos fue?
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Una Verdad Traslúcida
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Solución Caótica
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Objetivo Canino, Las Magdalenas
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Un Problema Canino
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Un Sentido Profesional
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Terapia Perruna (2/2)
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Una Aparición Repentina
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Perfecta 'V' Invertida
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¡Atención, queridos lectores de Dulce Travesura!
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Una Noche de Trabajos Compartidos
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