Capítulo 11: Un Giro Inesperado

La tensión entre Viktor y Leonhard había alcanzado un punto crítico en el edificio tras su último enfrentamiento, con ambos intercambiando palabras cargadas de 'desafíos' y ese beso. Sin embargo, sus caminos finalmente se separaron esa noche sin que ninguno imaginara el drástico giro que estaba por tomar su relación.

A la mañana siguiente, Viktor recibió una llamada de su madre, insistiendo en que acudiera a una reunión familiar urgente. Era extraño, ya que su padre rara vez convocaba encuentros fuera de la agenda establecida, y el tono en la voz de su madre solo aumentaba su incomodidad. Algo importante estaba sucediendo.

Viktor llegó a la mansión familiar con la mandíbula apretada, tratando de adivinar el motivo de la reunión. Al entrar al salón principal, encontró a sus padres y a algunos otros miembros de la familia esperándolo con expresiones serias.

—Viktor, toma asiento —le dijo su padre, manteniendo su habitual tono autoritario.

Sintió un escalofrío recorrer su espalda. Su madre evitaba su mirada, lo cual era un claro indicio de que las noticias no serían fáciles de digerir. Aun así, decidió mantener la compostura y escuchar.

—Viktor —comenzó su padre con voz firme—, la situación de nuestra familia ha alcanzado un punto donde no podemos permitirnos errores. Sabes tan bien como yo que, para consolidar nuestro poder, necesitamos una alianza fuerte.

Viktor entrecerró los ojos, sintiendo una sospecha incómoda. —¿A qué te refieres exactamente?

Su padre se reclinó en el asiento, entrelazando las manos. —Hemos decidido que la unión entre nuestras familias y los Blackwood es la solución más viable para asegurar nuestra posición en el futuro. El matrimonio con Leonhard Blackwood ha sido arreglado y se llevará a cabo en las próximas semanas.

El mundo de Viktor pareció detenerse. Las palabras de su padre resonaron en su cabeza como una sentencia imposible de evadir. ¿Matrimonio? ¿Con Leonhard? Era ridículo, inimaginable. Sentía su pecho tensarse con una mezcla de ira y traición, pero contuvo sus palabras para no mostrarse débil.

—Esto… esto no es posible —dijo finalmente, tratando de sonar calmado—. No puedo aceptar algo así.

Su padre frunció el ceño, manteniendo la mirada fija en Viktor. —No es una decisión que esté abierta a discusión. Este matrimonio es el paso que ambas familias han acordado para asegurar la estabilidad que necesitamos. Es una oportunidad, Viktor, y debes cumplir tu parte.

Viktor apretó los puños, luchando por controlar el impulso de protestar. Sabía que enfrentarse a su padre solo lo haría ver como alguien inmaduro e incapaz de aceptar sus responsabilidades. Sin embargo, en su mente, la idea de pasar su vida al lado de Leonhard era tan absurda que apenas podía procesarla, le gustaba desafiarlo y sacarlo de su zona de confort, pero esto... Esto era demasiado.

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Mientras tanto, Leonhard había sido llamado a una reunión similar con su abuelo. La oficina familiar, un lugar decorado con retratos de antepasados y trofeos de caza, era el escenario perfecto para lo que parecía ser otra de las decisiones inquebrantables de su abuelo. Al entrar, Leonhard encontró a su abuelo sentado en su escritorio, con la mirada fija y la expresión seria.

—Leonhard, necesito que escuches esto con atención —comenzó el anciano, sin rodeos—. Las circunstancias actuales exigen una acción que consolidará nuestra posición. Hemos negociado un acuerdo con la familia de Viktor Ivanov. Este acuerdo incluye un matrimonio arreglado entre tú y Viktor. Es una unión estratégica que fortalecerá ambas familias.

Leonhard alzó una ceja, sin mostrar más que una ligera expresión de sorpresa. Aunque las alianzas estratégicas no le resultaban una novedad en la familia, casarse con Viktor era un movimiento mucho más radical de lo que había anticipado.

—Entiendo la lógica detrás de esto, abuelo, pero ¿realmente crees que unir nuestras familias de esta forma es la mejor solución? —preguntó, manteniendo un tono frío y calculador.

Su abuelo entrecerró los ojos, dejando claro que no toleraría objeciones. —Las negociaciones ya están en marcha, y ambos cumplirán con su deber. Sabes tan bien como yo que este tipo de uniones no son poco comunes. No estamos hablando de amor ni de sentimientos. Estamos hablando de asegurar el poder que nuestra familia necesita.

Leonhard permaneció en silencio, procesando la noticia y las implicaciones de aquel arreglo. Casarse con Viktor no era solo una cuestión de ego; era una lucha interna entre su deber familiar y su propia resistencia a perder el control de su vida.

—Cumpliré con lo que se espera de mí —respondió finalmente, aunque sus palabras estaban llenas de resentimiento—. Pero no esperes que acepte esta unión sin condiciones. No soy alguien que se somete a ciegas.

Su abuelo esbozó una sonrisa sutil. —Eso no me sorprende. Haz lo que consideres necesario para mantener tu dignidad, pero al final, el resultado será el mismo. Esta unión se llevará a cabo.

Leonhard asintió, pero en su mente ya planeaba sus próximos movimientos. No iba a permitir que Viktor, ni nadie, dictara cómo debía vivir su vida. Sabía que Viktor se opondría tanto como él, y eso solo añadía una capa de complejidad y desafío que estaba dispuesto a enfrentar.

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Esa misma noche, Viktor y Leonhard recibieron un mensaje en el que se les convocaba a una reunión conjunta para discutir los detalles preliminares del matrimonio. La reunión estaba pactada para la semana siguiente en un exclusivo restaurante de la ciudad. Ambos comprendieron que aquella reunión sería el inicio de una batalla silenciosa, un enfrentamiento que ninguno estaba dispuesto a perder.

En el tiempo que tenían antes de la reunión, Viktor se sumergió en sus pensamientos, buscando la manera de sabotear el matrimonio sin causar un escándalo familiar. Tenía claro que enfrentarse a Leonhard sería una experiencia llena de tensión, pero también intuía que, si no hallaba una solución, acabaría perdiendo su libertad.

Por otro lado, Leonhard estaba seguro de que, con su astucia, podría hacer de aquella unión una mera formalidad. Sin embargo, también estaba intrigado por cómo Viktor manejaría la situación. Aunque no estaba dispuesto a admitirlo, una parte de él encontraba en la rebeldía de Viktor un desafío inesperado, un interés que lo empujaba a querer enfrentarlo en su propio juego.

Cuando finalmente llegó el día de la reunión, ambos acudieron con la resolución de no ceder. Los dos sabían que, sin importar las circunstancias, estaban dispuestos a enfrentar el matrimonio impuesto como un desafío mutuo, más que como una simple alianza familiar.

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