Capítulo XVII

Punto de vista de Veronica

Estábamos de vuelta a la ciudad, sabía que habían obstáculos que superar, pero no pensé que tan rápido empezaran a aparecer. Encendí mi teléfono, ya que lo había apagado para no estar en contacto con el mundo exterior.

Me quede viendo la pantalla mientras terminaba de encender, no tardo mucho tiempo como tampoco tardo mucho el empezar a llegar mensajes. Tenía más de cien mensajes en la bandeja de entrada y en su mayoría eran de Marcos.

“¿Donde estas?, estoy tratando de comunicarme contigo y no respondes”, eso fue el día de mi boda.

“Dime que no es cierto, no pudiste haberte casado, te pedí que me esperaras”, este fue después de la boda.

“Te voy a ir a buscar, no dejaré que ese hombre te ponga una sola mano encima”.

“Contesta mxxxxxxxxx eres mía, solo mía”, continuo Marcos.

Habían muchos más mensajes como este, continué leyendo hasta que llegue a uno que me partió el alma. “Eres una traidora, arruinaste lo nuestro solo por irte con alguien que te podía dar una vida de reina. Te vendiste como cualquier mercancía. Pero me la vas a pagar. Si no eres mía no serás de nadie más”, sabía que Marcos sufriría al saber lo de mi matrimonio, él no sabía que lo había hecho por el, para que mi padre no le quitara la vida a él y a su familia. Ahora mis sentimientos habían cambiado y me di cuenta que mis sentimientos por Marcos no eran tan fuertes, pues Aureliano se metió en mi corazón en poco tiempo. Además su postura de apoyarme en mis estudios y su motivación para que continuara con mis sueños me ha hecho cambiar mi percepción de mí esposo. Lo sentía por Marcos, pero por primera vez en mi vida estaba pensando en mí y en lo que quería.

Así fue que decidí olvidarme de mi pasado y renacer en los brazos de Aureliano. Un hombre que me ha ayudado a ver mi valor como mujer y que lo más importante es pensar en mi.

Se que Aureliano se dio cuenta de mi cambio de humor, pero como siempre había hecho se mantuvo al margen, me gustaría contarle todo, desde mi noviazgo con Marcos hasta las amenazas de mi padre, pero tenía miedo de su reacción, tenía miedo de que pensara que yo no lo quería.

Llegamos al apartamento de Aureliano, este era igual que el; frío, sombrío y distante. Me gustaba mucho ya que olía a él. Me llevo a la habitación donde hizo una insinuación, aunque quería estar con él, estaba muy cansada y solo quería dormir.

No me di cuenta en que momento me quede dormida, al despertar había oscurecido, vi la hora, ya casi era media noche y Aureliano no había llegado, así que lo llamé para saber donde estaba. Me tranquilice cuando escuche su voz. Hablamos unos minutos y colgamos la llamada, pensé que no habíamos cenado así que decidí tener ese detalle con Aureliano, preparé la cena, algo muy sencillo por la hora. Estaba concentrada en que todo me quedara perfecto que no escuche cuando mi esposo entro al apartamento, cuando hablo me asuste mucho, pero rápidamente me di cuenta que era el, así que lo abracé.

“Te traje un regalo”, susurro a mi oído entregándome una cajita.

“No debiste molestarte”, le respondí. Mis ojos se abrieron cuando vi el teléfono que me estaba entregando. Debía costarle una fortuna y no es que nosotros no tuviéramos dinero, pero tampoco nos dábamos estos lujos.

Era demasiado, me sentí muy apenada por el detalle.

Nos sentamos a cenar platicamos de muchas cosas y luego nos fuimos a la cama, Aureliano se veía exhausto.

Al día siguiente despertamos algo tarde, pero era domingo así que nos pudimos dar ese lujo. “Buenos días, dormilona”, dijo Aureliano sosteniéndome en sus brazos.

“Buenos días, amor. Estaba muy cansada y necesitaba dormir”, dije sin pensar la primera frase.

Aureliano me miró asombrado, “repite lo que dijiste”.

“Estaba cansada y por eso me fui a dormir”, respondí confundida.

“Eso no…, la parte donde me dijiste amor”, respondió con una sonrisa.

“Lo siento, no me fije que te llame así”, dije apenada.

“No te disculpes, escucharte llamarme así hizo feliz mi día, también te amo y quiero construir mi familia contigo”, Aureliano me besó con intensidad, nos quedamos el resto de la mañana en la cama. Estar con él llenaba todo mi ser y ya no veía mi futuro sin mi esposo.

Era medio día cuando decidimos ir a almorzar fuera de casa. Sabiendo que mis gustos no eran tan extravagantes, fuimos a un restaurante discreto. Después de ahí me pidió visitar a su papá, quería que lo conociera. Aunque yo ya lo había visto antes, inca tuve la oportunidad de conocerlo bien.

Llegamos a la casa de los Estrada, era un lugar verdaderamente asombrosa, la entrada principal contaba con una puerta es grande y robusta, elaborada en madera oscura con intrincados tallados que cuentan una historia. A cada lado, hay columnas de mármol blanco que se elevan majestuosamente, sosteniendo un tejado adornado con molduras doradas.

El camino que lleva a la puerta está revestido de losas de piedra natural, rodeado de exuberantes jardines con flores coloridas y arbustos bien cuidados. En el centro, una fuente elegante añade un toque de serenidad, con agua que chispea al sol.

Iluminando el camino, hay faroles de estilo antiguo que emiten una luz cálida al atardecer. Todo esto crea una atmósfera acogedora pero grandiosa, invitando a los visitantes a entrar en un hogar lleno de carácter y estilo.

Quede de piedra ante semejante estilo, glamor y presencia. A decir verdad me sentía intimidada, ahora me doy cuenta que la familia de Aureliano no era nada simple y tambien entendí cuando Marcos me dijo que me había vendido al mejor postor. Aunque no era cierto esas palabras me pesaban en el alma.

“¿Lista para conocer a mi familia?”, pregunto Aureliano tomándome de la mano.

“Si”, respondí queriendo lucir segura.

Finalmente entramos a la casa, si por fuera era un espectáculo, no puede ni siquiera describir como estaba por dentro.

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