Más de lo que merezco...

Paul...

Ya lo sabes mi chiquita... No te voy a dejar ir jamás a menos que sea que me has dejado de amar, que ya no quieres estar conmigo, pero te juro que haré todo lo que está en mis manos para que eso jamás suceda Isabella Spinelli.

Con esas palabras sello el destino de Isabella. Aunque en realidad, ya yo lo había sellado desde el primer día. Desde que puse mis ojos en ella, no hubo posibilidad de que se me escapara. Yo supe desde ese primer instante que era ella a quien quería en mi vida. Y ahora que la conozco aún más sé que me necesita y la amo con TODO mi ser. Su papá la cuidó hasta donde la vida le permitió, pero ahora yo seré su protector, la defenderé de quien sea no me importa el precio que tenga que pagar con tal y ella viva una vida feliz.

Escucharla decir esas palabras de Entonces no te contengas Paul con sus ojitos verdosos y esa carita tan inocente que me provoca meterla en una bola de cristal, es como si un ángel me hablara. Es tan pura, tan inocente, tan hermosa que no se ha dado cuenta de que se merece el cielo, la luna y las estrellas y que tal vez por allí en alguna parte del mundo haya un hombre mejor que yo, que no tenga mil cosas malas como yo, pero estoy seguro de que NADIE en el mundo la va a amar y proteger como yo, así que ese buen hombre que anda por allí... ¡Que se joda! Ella es MÍA. Ya habrá alguna otra buena mujer a quien pueda conseguir.

Llegamos a Rhode Island después de conducir como una hora, comimos y aunque algunas personas la comenzaron a mirar con prejuicios, la besé de una manera en la que espero que se le haya olvidado hasta el nombre. Al finalizar, me miró y en sus ojitos pude ver deseo. Me alegré de hacerlo y está noche será la noche. Después de que tuviésemos esa pequeña, pero sumamente importante conversación, le pedí a mi otra mitad que por favor hiciera de mi departamento la escena romántica más hermosa que alguna vez haya visto en su vida. Su mensaje de respuesta fue: Más te vale que sea para Isa, si no yo misma te corto las pelotas.

Me río porque ella se ha ganado el corazón de todos en mi familia. Y con Paulette sí que más. Ambas son chicas curvy. Con mi hermana la cosa es que jamás tuvo a nadie que le estuviese haciendo sentir que era menos. Por el contrario, papá siempre le ha dicho que es igual de hermosa que mamá, que el hombre que sea para ella tenga o no tenga dinero, la amará sin recato ni tapujos. Una vez ella llegó llorando porque la capitana del equipo de porristas del colegio donde estudiamos le dijo que era una vaca grasienta.

En cuanto llegó mamá le dijo ¿y tú de casualidad bailaste como te he enseñado? Y es que mamá nos enseñó a ser tan latinos como ella. Paulette de inmediato se quedó en shock. No... Dijo sorbiendo el llanto que salía. Entonces el día siguiente le ayudé y pusimos salsa choque en los megáfonos del colegio y en el centro del campo de fútbol, mi hermanita y yo dejamos a todos con la boca abierta. La capitana del equipo de porristas quedó con el ojo cuadrado. Me acerqué junto a mi hermana a ella y entonces Paulette le dijo Dime si una vaca grasienta se mueve así. Y la dejó con la palabra en la boca. Desde ese momento mi hermana JAMÁS volvió a dudar de ella.

Encontrarse con Isabella, fue para ella un reto y a la vez una bendición. Paulette es de ponerse minifaldas, tops, vestidos bastante ajustados, tanto como para que papá se mantenga casi que con un infarto perenne, y mamá la felicite y la elogie cada que sale. Isabella por su parte es de las que sus vestidos son largos, sus pantalones anchos, sus camisas son un poco más recatadas, así que son el cielo y la tierra. A mí me encanta ella sin importar que traiga puesto. Pero por como anda vestida hoy, veo que los Johnson han estado metiendo su mano allí. (cosa que agradezco)

Comimos, bebimos, nos tomamos muchas fotos y cuando volvimos a casa, le dije... Ya que pediste que no me contenga más, iremos a mi departamento. Sus ojos se abrieron con sorpresa, pero entonces inmediatamente cambió. Perfecto. Dijo. Quiero disfrutar los últimos días que me quedan aquí contigo amor. Eso fue para mí un recordatorio que debo hacer algo por esa situación. No pienso dejar a Isabella sola por ningún motivo. Pero ya idearé un plan para ello. Por el momento voy a disfrutar a mi hermosa novia que está noche pasará a ser MI MUJER. La vi enviar un mensaje que imagino es para la tía Nat o para el tío Chad.

Seguí con rumbo a mi departamento. Al llegar y abrir la puerta, puedo ver qué Paulette se lució. Había ramos de rosas por todas partes, chocolates, globos en forma de corazón y eso era solo en la sala. Isabella lloró. ¡Perdona no haber tenido tiempo de hacer algo más! Esto fue la con ayuda de mi hermana. Dije sintiéndome un poco avergonzado por no ser algo menos cliché. Se volteó hacia mi y me dijo Una vez vi una película y la decoración era así como esta y desee con todas mis fuerzas que si alguna vez conseguía a alguien que hiciese esto por mi, moriría feliz. Se guindó en mi cuello y comenzó a llorar otra vez.

Mi corazón está arrugadito. Le han hecho tanto daño, que supone que no se merece eso y más. Pero yo ya juré que voy a sanar ese corazoncito malherido y la haré una mujer fuerte y valiente. Le acaricié ese suave y sedoso cabello que tiene y cuando se calmó un poco, me miró y tiernamente me comenzó a besar. Eres más de lo que alguna vez pude haber imaginado Paul. La miré y entre besos le dije Y tú eres más de lo que merezco, pero eres y serás MÍA desde hoy y para SIEMPRE.

La comencé a besar más intensamente. Fui bajando de sus labios al cuello, luego le dejé besos en el pecho. Para ese momento, suaves gemidos salían de su boquita y eso me hacía querer enterrarme en ella, pero yo puedo dominarme. (Eso era lo que me repetía mentalmente para no ser un animal con ella) le quité la chaqueta que se había colocado para el frío, besé sus hombros, luego volví a su cuello, luego fui bajando. Le iba a quitar lo que pensé que era una camiseta, pero no, con un tono apenado y casi en un susurro me dijo... Es un body.

Sonreí y entonces fuí desperdigando besos y caricias en sus brazos y labios mientras quitaba los botones del pantalón. Cuando lo comencé a bajar, ví esas piernas que ví el día de la piscina, pero ahora las veía de cerca, en camara lenta y disfruté de la piel sedosa y aterciopelada que tiene. Fuí dando besos y la sentí removerse nerviosa. La miré y le dije Eres perfecta Isabella Spinelli. Jodidamente perfecta.

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