No queda nada.

Ya no había flores cada mes ni salida románticas mucho menos detalles incluso olvidó nuestro aniversario. El primero.

No quedaba nada de lo que alguna vez fue mi matrimonio. Yo me dedicaba por completo a mi niña porque la amaba lo hice desde el primer día en que la vi y ella se había vuelto mi motor para salir adelante.

Su manera natural de llamarme mamá hacia que mi corazón se llenará de amor. A Eduardo también lo llamaba papá, pero a él parecía disgustarle esa palabra.

Un día llega mi buena amiga Thalía una chica simpática que conocía en el instituto y de la que era muy cercana.

Me dijo que su primo necesitaba un asistente en el trabajo.

_ En una compañía no muy grande, pero estable tú ocuparías el puesto de traductora.

_ Yo gustosa aceptaría, pero tengo que hablarlo con mi esposo primero.

Tenía mucho tiempo libre de igual manera, así que si Eduerdo no tenía problemas con que yo trabajará estaría muy feliz de ser productiva y poner en práctica tantos años de estudio.

_ Mira nena porque no haces la entrevista y si quedas pues le dices a tu esposo. El no esta aqui asi que no esperes.

_ Tienes razón mañana mismo vamos.

Para mi sorpresa me fue genial en la entrevista. Al encargado le gustaba mi manera de realizar el trabajo y yo por fin podría hacer algo que quería.

Cuando Eduardo volvió y le comenté a él no le molestó mi decisión lo único que dijo fue.

_ Haz lo que quieras. Dándome la espalda, su actitud fría me dolía.

Yo lo seguía amando no entendía su cambio de actitud Eduardo se negaba a hablar conmigo. Así que no podía entender lo que sucedía en su cabeza. Odiaba tanto este maldito silencio que existía entre los dos.

Pero que más podía hacer si ya solo veía su espalda.

Otros seis meses pasaron. Ya ni siquiera veía a mis suegros no existían más esas cenas de los viernes. Solo de vez en cuando pasaba a visitar a Débora, ya que amaba mucho a Amira.

Aunque me pedía que le explicará por qué me veía tan triste era incapaz de confesarle que su nieto estaba tan distante de nosotras que incluso dolía mucho su indiferencia.

Fue en un día lluvioso que salí temprano del trabajo que por fin pude entender lo que sucedía con Eduardo y su extraño comportamiento todos estos meses.

Al llegar a casa veo ropa tirada por doquier lo que me sorprende es que no es solo de Eduardo también había un vestido y zapatos de mujer.

Sentía como un frío recorría mi cuerpo por esa escena frente a mi.

Al dirigirme a nuestra recámara veo como otra mujer está sobre mi esposo gritando como loca al tener sexo con él.

Juro que sentí como algo dentro de mi se rompía por completo.

_ Qué está pasando aquí. Grito entre lágrimas.

Eduardo solo se siente en la cama con total tranquilidad clavando su mirada fría en mi.

_ Cariño hoy llegas temprano. (Enciende un cigarrillo)

_ Eduardo por qué me haces esto y en nuestra casa.

_ Tranquila ella es Salma mi novia. Me suelta sin la más mínima consideración.

_ De qué hablas ..

_ Que desde hoy ella pasará una temporada aquí porque están remodelando su departamento.

Ni siquiera se como puede decir esas cosas como si no fueran nada y mucho menos como es incapaz de ver que me está matando con cada palabra.

_ Tú escuchas los que me estás diciendo.

_ No es tan difícil de entender querida. Tú eres mi esposa y Salma es mi novia así de fácil.

Esa desgraciada se levanta desnuda y camina hasta mi.

_ Mucho gusto. Extiende su mano para intentar tocar mi rostro, la tomo del cabello y en un impulso la llevo a la sala a rastras.

_ Perra cómo te atreves.

Siento la mano fuerte de Eduardo sujetarme.

_ Sueltala ahora mismo.

_ Eres un bastardo. Me da una bofetada que me lanza al piso.

_ Compórtate como una dama y no como una chiquilla.

Lo veo ser tan delicado con esa perra miestras a mi me acaba de golpear.

_ ¿Estás bien linda?

_ No Edu me duele mi cuello.

Posa su mirada furiosa en mi nuevamente.

_ Disculpate ahora mismo.

_ ¿Lo dices en serio?

_ AHORA MISMO DAPHNE.

Su grito me hace temblar.

_ Váyanse al infierno los dos. - Ni siquiera puedo procesar todo lo que está pasando y ahora se supone que soy yo la que se tiene que disculpar con la mujer que estaba revolcandose con mi esposo en mi propia casa.

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