Capítulo 14.

Han sale corriendo antes de que podamos reaccionar. Chris y yo nos miramos, congelados por el pánico. Mi corazón late tan fuerte que temo que los demás puedan escucharlo.

Cuando volvemos a la sala, Han ya está ahí, sentado como si nada. Parece calmado, pero hay algo en su expresión que me pone nerviosa. Está pensativo, con la mirada fija en el suelo. Lee Know se da cuenta y, como siempre, no pierde la oportunidad de bromear.

—¿Te pasó algo? —pregunta con una sonrisa divertida—. Pareces como si hubieras visto un fantasma.

Han suelta una risa nerviosa y sacude la cabeza.

—Nada, nada. Solo estoy pensando que mañana se van.

Chris y yo intercambiamos una mirada rápida, tratando de descifrar si realmente no va a decir nada. Cada palabra que Han dice, cada pausa, nos mantiene al borde del colapso.

Pasan los minutos, y ambos no nos podemos concentrar, estamos con el alma en un hilo, mi cara expresa miedo, pero no por Jason de la película de viernes Trece, sino porque a Han se le ocurra abrir la boca.

La película termina y hay un silencio de algunos minutos, además de que algunos ya se están quedando dormidos.

Chris y yo nos miramos, y después miramos a Han, que parece que quiere decir algo.

Pero en lugar de soltar algo comprometedor, Han decide jugar.

—Jeongin —dice de repente, con una sonrisa maliciosa—. Quiero dormir con Areum esta noche.

La sala entera se queda en silencio. El comentario de Han es tan inesperado que incluso Jeongin parece necesitar un segundo para procesarlo.

—¿Qué? —responde mi hermano, levantando una ceja, claramente ofendido.

Antes de que pueda reaccionar, Chris se levanta de golpe.

—¡De ninguna manera! —su voz está cargada de celos, pero intenta disimularlo.

Los demás también parecen sorprendidos, pero es Felix quien mete más leña al fuego.

—¡Yo también quiero dormir con Areum! —dice, levantando la mano como si estuviera pidiendo un turno.

—¡Oh, por favor! —me quejo, cruzándome de brazos—. No soy un juguete.

—Bueno, eso se puede arreglar —bromea Hyunjin, y todos ríen. Yo no sé si tomarlo como algo bueno o algo malo.

Al final, la situación se resuelve de la manera más absurda posible: todos deciden dormir en la sala, formando un nido a mi alrededor. Estoy rodeada de almohadas, cobijas y los cuerpos de ocho chicos que claramente no saben lo que significa "espacio personal".

Intento aparentar fastidio, pero por dentro sé que esto es obra de Han. Quiere molestarnos, y lo está logrando.

—Solo espero que no ronquen —murmuro mientras me acomodo en mi lugar.

Las luces se apagan, pero dormir es imposible. Entre bromas, risas y pequeñas peleas, la sala se convierte en un campo de juego.

—¿Sabían que Jeongin habla dormido? —dice Seungmin en voz baja, ganándose una almohada directo en la cara.

—¡Cállate! —protesta mi hermano, y yo aprovecho para darle un codazo por haberme usado como escudo humano.

Felix empieza a contar una historia de miedo, pero lo hace tan mal que todos terminan riendo en lugar de asustarse.

—¿Ese es el final? —pregunta Changbin con incredulidad.

—Espera, ¿te refieres a que el asesino... era el perro? —añade Hyunjin entre risas.

Después de un rato, las bromas finalmente se calman. Jeongin me abraza como si fuera un oso gigante, aplastándome contra su pecho.

—Jeongin, alejate. Estás aplastándome —me quejo, pero él ya está profundamente dormido.

Suspiro resignada, y cierro los ojos, pero el sueño no viene a mí.

Los demás empiezan a quedarse dormidos uno por uno, hasta que solo el sonido de las respiraciones llena la sala. Intento cerrar los ojos, pero es inútil. Mi mente sigue corriendo, llena de pensamientos y nervios.

Con cuidado, me libero del abrazo de mi hermano y me levanto. Camino hacia la cocina de puntillas, buscando un poco de agua para calmarme.

Abro la alacena para buscar un vaso, cuando de repente, siento un brazo envolver mi cintura. Un grito casi se me escapa, pero una mano tapa mi boca antes de que pueda hacerlo.

—Shh... soy yo —susurra Chris contra mi oído.

Mi cuerpo se relaja al reconocer su voz, pero mi corazón late con fuerza. Giro lo suficiente para verlo, y esa sonrisa traviesa en su rostro hace que me sonroje.

—¿Qué estás haciendo? —le susurro, tratando de sonar molesta.

—¿Sabes lo sexy que te ves en esa pijama? —su voz ronca resuena en mi oído mientras siento sus labios rozar mi cuello.

No puedo evitar reír.

—Es mi pijama más fea. Tiene agujeros —bromeo, tratando de desviar el momento, pero él niega con la cabeza mientras sigue dejando pequeños besos en mi hombro.

—Es perfecta, porque tú la llevas puesta —responde.

De repente, su tono cambia, más bajo, más íntimo.

—Cuando Han dijo que quería dormir contigo... casi me vuelvo loco. ¿Sabes lo difícil que fue no saltar en ese momento?

Sus palabras me toman por sorpresa, pero lo que más me deja sin aliento es lo que dice después:

—Areum... tú eres mía.

Mi mente se queda en blanco, ¿suya? y antes de que pueda decir algo, sus labios capturan los míos en un beso tan intenso que me hace olvidar todo. Mis manos buscan apoyo en su pecho mientras él me guía al cuarto de atrás, sin separarse de mí.

Y ahí, bajo la luz tenue de la luna que entra por la ventana, me pierdo en él una vez más.

Toda la tensión en mi se convierte en una emoción que quiere ser liberada, asi que lo beso con ferocidad.

Sus manos empiezan a recorrer mi cuerpo por encima de mi pijama, lo cual me esta volviendo loca.

Verlo a él tan ansioso, y pensar que podemos ser atrapados en cualquier momento me excita aún más de lo que me gustaría admitir.

Soy yo la que ahora desliza las manos por su cuerpo, y en un movimiento osado deslizo mi mano dentro de sus pantaloncillos, tomando su deseo, él ahoga un gemido de excitación y sorpresa.

Me asomo rápidamente para asegurarme que nadie más venga: el área esta despejada.

Regreso a mi victima y de un jalón bajo sus pantalones, liberando todo su miembro evidentemente listo para mí, asi que me arrodillo y empiezo a saborearlo inmediatamente.

—Areum— dice Chris con voz ronca —para —intenta separarme de él sin éxito, su nerviosismo es evidente.

—Yo estaba tranquila en la cocina, y fuiste tu quien me provocó, este es tu castigo —le digo apenas separando mis labios de mi faena.

—Carajo, no sabes lo sexy que te ves desde ahí — dice mientras se muerde los labios.

Me siento orgullosa de lo que provoco en él, asi que me aseguro de hacerlo de la mejor manera posible.

Mi lengua sube y baja en toda la longitud asegurándome de atender la base, mientras que pequeños gemidos roncos salen de su boca.

Después de unos en ello, suavemente intenta mover mi cabeza.

—Apártate —me dice.

Yo solo niego con la cabeza.

—Por favor —me pide. Yo sigo negando con la cabeza.

Decido acelerar mi paso y de un momento a otro puedo sentir un liquido caliente en mi boca, que escapa por las comisuras de mis labios.

Apenas me iba a levantar cuando escucho un ruido en la cocina que me paraliza, él y yo nos miramos nerviosos, sin decir nada, nos asomamos y es Felix.

Nuestras miradas parecen conectar y nos quedamos de piedra.

—Me preguntaba donde estaban —dice somnoliento, cerrando los ojos porque parece ser que la luz de la cocina lastima su vista, mientras arrastra los pies al moverse por la cocina.

—No podíamos dormir y venimos a tomar leche—digo en excusa rápidamente.

Chris me mira rápidamente como diciendo: ¿qué diablos te pasa?

Yo solo me encojo de hombros.

—Ya veo—dice bostezando Felix, que no parece tan despierto —ya me voy

Chris y yo suspiramos aliviados.

—Ah, —dice Felix mientras se da media vuelta —aun tienes leche aquí —dice y se toca la comisura de la boca.

Llevo mi mano a mis labios, ¡maldición!

Felix nos da la espalda y se va.

No puedo evitar sonrojarme.

Qué vergüenza.

En momentos como estos, amo que Felix sea muy inocente.

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