Picardía

Cartagena es una ciudad que combina la arquitectura colonial española con influencias africanas y caribeñas. Sus calles empedradas y estrechas, llamadas "callejones", se llenan de vida y color.

Las casas, en su mayoría, son de estilo colonial, con fachadas de piedra, ventanas de madera y balcones de hierro forjado, adornados con flores y plantas. Los techos son de tejas rojas y las puertas son de madera oscura, a menudo adornadas con aldabas y cerraduras antiguas.

Las calles de Cartagena también están llenas de vida nocturna, con bares, restaurantes y clubes que ofrecen música en vivo y deliciosa comida local. El aroma de la comida callejera, como las "arepas" y las "empanadas", se mezcla con el sonido de la música y el canto de los pájaros.

Por una de esas hermosas calles paseaban las tres amigas. Ashley y Abigail caminaban por las empedradas calles de Cartagena, disfrutando del calor del sol y la brisa marina. Juliana, su amiga, las guiaba por el laberinto de callejones y plazas, riendo y charlando sobre sus planes para el día y prometiendo contarles acerca de su aventura el pasado fin de semana en Isla Grande.

_ Este café es uno de mis lugares favoritos en toda la ciudad,. _ dijo Juliana, señalando hacia una pequeña cafetería con una fachada de piedra y un letrero de madera que decía "Café San Felipe".

_ ¿Por qué? _ preguntó Abigail, curiosa.

_ Porque tienen el mejor café de la ciudad, respondió Juliana. _ y porque el dueño es un amigo mío. Él nos preparará algo especial.

_ Me encanta descubrir lugares nuevos. _ Ashley sonrió. _ Nunca había venido a este café.

_ Yo tampoco habían vendido antes. _ dijo Abigail admirando el lugar, era bonito, se veía fresco y sencillo como le gustaba.

_ Pues pronto sabrán de lo que se han estado perdiendo. _ aseguró Juliana.

Las tres amigas entraron en el café, envueltas por el aroma de café recién tostado y el sonido de la música tradicional colombiana. El dueño, un hombre amable con una sonrisa cálida, las saludó y las invitó a sentarse en una mesa junto a la ventana.

_ ¿Qué les traigo? _ preguntó sonriendo y luego saludó a Juliana con efusividad y confianza..

Juliana sonrió. _ Traenos tus famosos café con leche y unas arepas de huevo.

El dueño asintió y se dirigió a la cocina, dejando a las tres amigas disfrutando del ambiente acogedor del café y la compañía mutua.

Abigail y Ashley se acomodaron en la mesa del café, ansiosas por escuchar las historias de Juliana sobre su fin de semana en Isla Grande, no habían podido hablar por todo lo acontecido con el poco hombre de Alfredo.

_ ¿Y? ¿Qué pasó en Isla Grande?, preguntó Abigail, curiosa. _ ¿Cómo están tus abuelos?

Juliana sonrió misteriosamente. _ Fue increíble. Mis abuelos están muy bien y... Conocí a alguien. _ en su voz se notaba la picardía.

Fueron interrumpidas cuando un mesero vino a dejar el pedido.

Ashley se inclinó hacia adelante con una taza de café con leche en sus manos. _ ¿Alguien? ¿Quién?

Juliana se rió. _ Un extranjero muy guapo. Se llama Roberts y es inglés, pero habla español perfectamente, su acento me humedeció hasta el alma cuando lo escuché hablar por primera vez.

Abigail y Ashley se miraron entre sí, emocionadas y asombradas por las declaraciones de sus amiga.

_ ¡Cuéntanos más! _ exclamó Abigail mordiendo su arepa de huevo, la cual la hizo jadear un poco por lo rica que estaba.

Juliana se lanzó a contar su historia emocionada.

_ Estaba caminando por la playa cuando lo vi. Era como si hubiera salido de una revista de moda. Alto, bastante claro, ojos azules... y un acento que me derretía, es todo un bombón, de esos a los que se les puede echar tres polvos seguidos.

Ashley se sonrojó ante lo dicho por su amiga, de las tres era la más inocente, nunca había pasado a más de un beso con un chico, había tenido un solo novio en la escuela y sus hermanos mayores se lo espantaron.

 _ Te conquistaron desde el principio. _ dijo Ashley y Juliana asintió.

_ Sí, y él era muy amable y divertido. Pasamos el resto del día juntos, explorando la playa y hablando sobre muchas cosas, es muy divertido.

Abigail se inclinó hacia adelante, quería saber un poco más acerca de la conquista de su amiga. _ ¿Y qué pasó después?

Juliana sonrió con picardía. _ Después... bueno, digamos que la noche fue muy interesante, hubo fuego artificiales, mhn... Muchísimos.

Las tres amigas se rieron y continuaron hablando sobre el fin de semana de Juliana en Isla grande.

_ ¿Y en qué quedaron? _ cuestionó Ashley.

_ Me dejo su número telefónico, yo le di el mío y dijo que pronto volvería para vernos otra vez, la verdad me dejó encantada, en lo que va de esta semana hemos hablado a diario, me envía fotos.

_ Ya imagino. _ se burló Abigail.

Las gemelas chillaron emocionadas cuando juliana les mostró una foto del inglés, en verdad era muy guapo.

_ Creo que encontré a mi príncipe azul. _ juliana suspiró profundamente antes de besar la foto de Roberts en su teléfono.

_ Nos alegra mucho. _ aseguró Abigail y su hermana la apoyó..

...

Un día antes del viaje de Madeleine hacia Colombia.

_ Necesito que cites a tu hermana en la dirección que te acabo de enviar. _ le pidió Begoña a Gia a través de una llamada.

_ ¿Y eso para qué, beba? _ indagó Gia.

Begoña puso los ojos en blanco ante el apodo que le puso Gia, estaba frustrada, enojada y caliente. Efraín no había querido tocarla, tuvo que rogarle para que se quedara con ella en su departamento, pero no la tocó, y ella intuía que el quería terminar con su relación, pero ella no lo permitiría, eso jamás, la mataría su padre si ella permitía que Efraín terminara con su relación.

Como una perfecta actriz le habló a su amante femenina la cual estaba enamorada hasta el tuétano sin saber que solo era una ficha más en el juego de la malvada Begoña.

_ Mi amor, necesito hablar con tu hermana acerca de ya tú sabes qué y si la cito yo, no va a querer ir, pero si lo haces tú será diferente, confía en mí, beba y ayúdame por favor.

Con esas palabras convenció a Gia de enviar a su hermana mayor a una muerte segura.

_ Ok, te aviso cuando todo esté listo, te amo.

_ Yo también...

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