La cabra siempre tira al monte

La enfermedad de Violeta iba en aumento. Aunque, cuando tomaba sus medicamentos se sentía de lo más bien.

Sentía que ya no podía vivir sin ellos.

Por fin había decidido abandonar a Pablo y vivir su vida de amor con José Luis.

Pablo la perdonó porque sabía que tarde o temprano ella y José Luis se juntarían para vivir su vida. Así que él decidió desaparecer de su vida para que ella fuera feliz con su amor.

José Luis decidió llevarla al pueblo donde vivía su familia, porque la quería presentar como su novia oficial o mejor dicho su mujer. Aunque pensaban casarse en un tiempo no muy lejano.

La familia de José Luis la aceptó con mucho agrado. Violeta era una chica muy hermosa, todo el tiempo que se estuvo paseando con hombres no había hecho mella en ella, al contrario, ella se veía más bella que nunca.

Todo parecía marchar bien, solo que como la mamá de José Luis era chapada a la antigua no la dejó dormir en la misma habitación que él.

Mamá, somos personas adultas, además, ella ya vive conmigo.

Pues malamente, si piensas casarte con ella será mejor que ella duerma en otro cuarto y ya, no quiero más quejas.

José Luis y Violeta se miraron divertidos.

Está bien, mamá, como tú digas.

Vamos a preparar todo para la boda y en una semana se casarán, ¿está bien?, dijo Aurora, la madre de José Luis.

De acuerdo, madre.

Más tarde, todos se encontraban comiendo.

José Luis y Violeta llevaban un mes juntos y todo era felicidad para ella.

Hasta se iba a casar, cosa que ella pensó que nunca haría.

Ese día, antes de irse a sus respectivos cuartos, salieron un momento al aire libre.

Violeta, me has hecho muy feliz. Espero que esto dure para siempre, quiero tenerte conmigo toda la vida.

Y yo también, mi amor, nunca pensé que pudiera sentir algo por un hombre.

Un beso selló ese gran amor que se tenían los dos.

Los preparativos de la boda empezaron con el pie derecho, entre todos estaban arreglando todo para que fuera una hermosa boda.

Cuatro días después de que Violeta estuviera en la casa de la madre de José Luis, pasó algo que vino a cambiar su vida repentinamente.

José Luis tuvo que salir un momento porque necesitaba arreglar los papeles para su boda con Violeta.

Ese día, Violeta se encontraba peinándose en su cuarto, cuando de repente alguien tocó a la puerta.

Adelante, dijo ella.

Cuando el hombre entró al cuarto de Violeta y se vieron ambos sintieron como si una cubeta helada los hubiera bañado.

Carlos, ¿tú?, ¿qué haces aquí?

Esta es mi casa. Y tú, ¿qué estás haciendo aquí? No me digas que viniste a buscarme, primor, Carlos trató de abrazarla, pero ella se paró inmediatamente, alejándose de él.

Te pregunté, ¿qué haces aquí en mi casa?

Violeta, ya está lista la comida puedes pasar al comedor, la hermana pequeña de José Luis, Carmela, entró de súbito sin tocar la puerta.

Gracias, Carmela, dijo Violeta.

Sigues sin contestar a mi pregunta.

Carlos, por favor, déjame ser feliz con José Luis, lo amo tanto, él me ha hecho olvidar todo mi pasado.

Qué cómoda, ¿verdad?, lástima que a mí no se me olvida tu pasado no voy a permitir que seas la novia de mi hermano.

Soy algo más que eso, soy la prometida nos vamos a casar en dos días.

¿Qué?, ¿acaso no tienes vergüenza?, ¿cómo piensas casarte con mi hermano?, no eres más que una p...

No lo digas, lo interrumpió Violeta. No sabes cómo ha sido mi vida en todo este tiempo.

Una mujer como tú es difícil de ocultar su pasado me imagino que ya te conocen bastantes hombres, hasta yo.

Por favor he sufrido mucho solo quiero ser feliz al lado de José Luis.

Pues no te lo voy a permitir, o te vas inmediatamente de esta casa o mi hermano sabrá toda la verdad acerca de ti y te lo juro que no estoy bromeando. ¿Qué crees que pensará mi hermano si sabe que tú fuiste mi amante y de quién sabe cuántos más? Así que ya estás advertida, mañana si te veo aquí, no me tentaré el corazón para decirle a mi hermano toda la verdad.

Carlos salió de la habitación de Violeta y se fue directo al comedor.

Violeta también fue al comedor, tenía mucha hambre.

Violeta, qué bueno que has venido a comer, pensaba que no vendrías te tardaste mucho, dijo la mamá de José Luis.

Perdón, señora, estaba ocupada.

No te preocupes, lo bueno es que ya estás aquí José Luis no tarda en llegar.

Pero José Luis no llegó, más tarde llamó diciendo que se regresaría hasta el día siguiente, porque el trabajo se le había amontonado.

Y como la cabra siempre tira al monte, Violeta juntó la poquita ropa que había llevado y se marchó esa misma noche sin que nadie se diera cuenta.

Carlos, disimuladamente se asomó por la ventana y la vio marcharse. Una sonrisa de triunfo iluminó su rostro.

"Creías que te ibas a burlar de mi hermano", pensó.

Violeta regresó a la casa de Pablo, quien la recibió con los brazos abiertos porque él la quería mucho.

No te preocupes, Violeta, aquí tienes tu casa, pero, por favor, te pido que si piensas regresar a tu antigua vida, me avisas antes de irte, ¿ok?

Sí, perdón por no haberte avisado, pero creí que mi vida cambiaría, lástima, solo fue una ilusión.

¿Qué pasó?

Prefiero no repetir la historia, me duele mucho.

Está bien, mi amor, cuando estés preparada para hablar me lo cuentas, ¿ok?, le dijo Pablo con toda la paciencia del mundo.

Sí, te lo prometo.

Nuestro cuarto está intacto puedes volver a él.

Preferiría dormir en otro cuarto, ¿puedo?

Mira, Violeta, puedes irte al cuarto que quieras, pero a la hora que yo quiera me tienes que complacer. No importa que te vayas a cualquier lado, pero en eso habíamos quedado.

Violeta bajó la vista apenada, Claro que sí, en eso habíamos quedado, repitió como un autómata.

Y como cosa curiosa Pablo quiso esa misma noche.

A Violeta no le quedó más remedio que cumplirle a ese hombre que ahora ya no soportaba tenerlo en sus brazos.

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