4. ¿Témpano de hielo?

El rey de Pallango está en la puerta de su palacio, esperando la llegada del rey de Belgeun, más atrás está Lady Viena, ya convertida en la reina, después de su matrimonio, tiene una mirada melancólica, la inocencia de hace unos días ha desaparecido y parece alguien que se ha resignado a su suerte, aún así, valora la vida y se dice a sí misma que deberá acostumbrarse a su nueva realidad.

Para la reina Viena todos estos días han sido una experiencia muy difícil, si bien es una mujer fuerte, su juventud no la había preparado para lo que significó ese matrimonio y esa noche de bodas.

No hubo marca matrimonial en las manos, algo que primero le molestó, pero luego agradeció, ya que hubiese sido más terrible para ella ver en su piel algo que la conecta con el hombre que ahora es su esposo, pero que sigue siendo un completo desconocido.

...***...

En la noche de bodas, todos los hombres de la familia real estuvieron en la habitación real, para observar un espectáculo que en sus propias palabras Lady Viena calificó como denigrante. En medio de la habitación había una cama con dosel, a ella le habían vestido con un camisón transparente, y encima una bata de terciopelo, avanzó con las damas de la corte a un costado de la cama.

Mientras que en el otro lado estaba el rey, con una bata similar, la dama principal le indicó que debía ingresar a la cama, ella no entendía por qué tenía que hacerlo delante de todos, esa no era una costumbre de Susumira; resignada a tener que hacerlo estaba por avanzar con la bata puesta, cuando la dama principal le indicó que tenía que sacarse la bata, ella se quedó mirando sorprendida como si no lo pudiera creer, luego miró al rey como quien busca ayuda desesperadamente, y solo terminó encontrando un gesto de que se apurara; si fuera madre de un rey le rogaría que rompiera con esa tradición y que no hiciera pasar a su esposa por algo como eso.

Se negó a llorar, aunque tenía ganas de hacerlo, Viena se sacó la bata y se imaginó sola en esa inmensa habitación, para no notar las miradas de aquellos hombres que andaban ese pequeño momento para satisfacer en parte sus deseos, se cubrió rápidamente con la sábana, para que luego su desconocido esposo se sacara la bata y también ingresara a la cama; el dosel fue cerrado y todos los demás abandonaron la habitación.

Si bien esa noche, el rey no fue violento con ella, no pudo disfrutar de ninguna manera verse en los brazos de ese hombre como le decía en su mente, además del dolor de la primera vez, sentía que el hombre que la estaba tomando como mujer era un completo extraño, que no había hecho el menor esfuerzo por intentar conocerla; tenía claro que era su deber de esposa, pero le hubiese gustado que las circunstancias fueran muy distintas. La noche siguiente no fue diferente, dolió menos, pero igual tampoco lo pudo disfrutar; se preguntaba si tenía que vivir con esa horrible sensación, el resto de su vida.

El rey estaba molesto, su esposa era una mujer muy hermosa, pero en la cama parecía un témpano de hielo. Lo que no podía comprender el rey es que en Pallango a las mujeres les enseñaban que debían de fingir que la pasaban bien, así no fuera cierto; en cambio, en Susumira las mujeres transmiten como se sienten con total transparencia, sea positivo o negativo lo que provoquen en ella; y Viena no estaba dispuesto a hacerle creer que la estaba pasando bien cuando eso no era cierto.

...***...

Las trompetas suenan anunciando la presencia del rey de Belgeun, el conde de Gao se acerca al monarca y se para a su costado. Ese día es bastante frío en particular, pero claro, deslumbrante, un cielo que anunciaba que algo importante estaba a punto de ocurrir; pese a no congeniar con ese lugar, Lord Sinloe debía estar ahí, para que lo que estaba preparado como parte de su destino llegara ahí, para hacerlo sentir nuevas emociones.

Los oficiales de ambos reinos hacen lo que determina el protocolo, cruzando espadas y saludos, luego del primer carruaje baja el rey de Belgeun, quien baja imponente de su carruaje, siempre fue un cobarde y detestaba hacer largos viajes a caballo, confiaba en sus poderes mágicos, y no se preocupaba por dominar el arte de las armas de guerra. En el segundo carruaje baja la princesa Cira, con esa mirada inexpresiva, con absoluta solemnidad, su gracia era innegable y su pose de princesa era algo que resaltaba naturalmente.

Cuando todos se acercan, y se hacen los saludos protocolares. Cira y Sinloe se quedaron mirando fijamente inevitablemente, como si de todos los lugares del mundo y de todos los tiempos del universo, ese preciso instante debía ocurrir, para que esas dos almas se encontraran y sintieran la necesidad absoluta de sentirse cerca uno del otro.

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Comments

Miss Dreamy

Miss Dreamy

Pobre Viena le tocó un cavernícola de esposo, un hombre supuestamente con experiencia, que no ha podido llegar al corazón de su joven esposa, solo habla de que es un inútil.

2024-12-10

3

Beatriz Narváez campo

Beatriz Narváez campo

a el rey de pallango esos dos matrimonios anteriores no le sirvieron de nada!! debería saber que el sexo es un disfrute de ambos y generalmente cuando es fingido también se nota!!

2024-11-30

5

Dulce Cira

Dulce Cira

Con razón son tan soberbios esos hombres dándose de machos y las mujeres solo fingen 🤣🤣🤣😑 espero que se enamore hasta los huesos de está chica Rey Cavernícola

2024-12-01

5

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