CAPÍTULO 16

María empezó a comer a disfrutar de esa comida tan deliciosa que le habían preparado, estaba sin poder creer lo delicioso que esta; ella empezó a comer sin parar, a disfrutar de lo que le había preparado y Yaneli se dio cuenta de que no tenía respuesta verbal, pero verla comer fue su respuesta, ahí supo que sí le había gustado.

Yaneli empezó a comer, estaba hambrienta, ya dos días sin probar bocado la hizo comer sin educación, solo a disfrutar de ese momento con María, que después de comer empezó hablar de lo rico que comía.

Ella aprovechó que María estaba relajada, disfrutando de su compañía para pedirle que la esperara un año para pagarle la casa, mismos 12 meses que le estaría pagando la renta.

María por un momento hizo un silencio, se había quedado pensando hasta que le dijo. – Me parece bien, si me pagas la casa en un año o dos o tal vez más. Mientras me pagues la renta y no tenga algún problema de vida o muerte, te puedo esperar el tiempo que sea.

Yaneli sonrió al escucharla, pero le agrado estar con ella; sentía que María era una persona bastante agradable y pensaba que su vida en ese lugar iba a ser bastante buena.

Se quedó platicando un poco con ella, pero recordó que tenía que ir a lavar su ropa. Ella recogió la cocina, se la dejó limpia, sin ningún traste sucio, y le limpió hasta donde no había tocado. Después pasaron a la tienda.

María la abrió, porque la había cerrado cuando Yaneli llego con el dinero, en ese momento le entrego las únicas llaves que había.

Yaneli aprovecho que estaba ahí en la tienda para comprar lo que necesitaba, tomo jabón para lavar la ropa, barias bolsitas de shampoo para el cabello, eran cuadradas y pequeñas, eran para una puesta; tomo aromatizante para el piso, algo de fruta, pan, un garrafón de agua, unos lazos de plástico para hacer unos tendederos.

Fue todo lo que compré, en eso, gasté 150 pesos, le pago y tomé las cosas menos el garrafón de agua, que era de cristal y grande, era pesado; por un momento se le quedó mirando

Pensando en lo que iba a hacer para llevarlo a su casa, pero no tuvo que pensar mucho. Entre las dos lo llevaron y, una vez que María la dejó en la entrada de la casa, se regresó a abrir la tienda.

Yaneli se sintió feliz, por fin tenía su casa propia, su espacio. Dejó su compra en la barra de la cocina, fue a la habitación, se sentó en la colchoneta y sacó el dinero, empezó a contar lo que le quedó, en sus cuentas le salían 4200 y algo de feria.

Empezó a pensar en cómo le iba a ser, tenía que sacar 5 mil pesos por semana, hasta juntar los 150 mil pesos que le costaba la casa; 50 mil iba a usar para amueblar la casa con lo más indispensable y de los 500 mil que tenía le iban a quedar 300 mil pesos, con los que tenía que sobrevivir hasta que encontrara un trabajo, para mantenerse.

Esa parte era la que más miedo le daba, no sabía cómo iba a hacer para conseguir un trabajo digno de una señora, como se sentía ella. Esa parte sí le causaba problemas, pero no iba a desaprovechar que María era buena persona para pedirle ayuda.

Lo siguiente que tenía que hacer es que tenía 4200 y algo, para comprar unos muebles. Esperaba poder comprar una cama individual, una estufa, un cilindro de gas, una licuadora, un refrigerador; eso era lo que ocupaba con más urgencia

Tenía que organizar muy bien lo que tenía que comprar como prioridad, porque no podía quedarse sin dinero. Tenía que organizarse lo mejor que pudiera; empezó a ver en toda la habitación, ahora tenía que buscar un lugar donde esconder el dinero, porque la tarjeta la iba a traer siempre con ella.

Todo ahí estaba bien, pero ella tenía que ser muy cuidadosa, no podía dejar ver que tenía dinero, porque vivía sola y un ratero no iba a ser nada bueno; mira en toda la habitación y por fin mira un cuadro del piso suelto, se acerca, lo revisa bien.

Yaneli logra levantar el cuadro, le gusto ese lugar para guardar el dinero mientras compraba la cama; fue a la cocina, tomo la bolsa donde estaba todo lo que había comprado en la tienda, regreso a la habitación con la bolsa, tomo $100 pesos y el demás dinero lo envolvió en la bolsa lo metió debajo de ese cuadro que estaba cerca de la esquina del fondo debajo de la ventana que daba al corral.

Tendió la colchoneta sobre ese piso, dejo todo en orden, después tomo la ropa sucia y se puso a lavarla a mano, una vez que termino, amarro la soga que compro para hacer los tendederos, los puso de lado a lado de la pared en el corral, los dejo cerca de la pila; una vez que los acomodo, empezó a tender la ropa, pero ella sabía que su ropa no iba a estar seca hasta el siguiente día, otro día que estaría con esa ropa sucia.

Eran las 6 pm cuando termino de lavar su ropa, aún había sol y aprovecho para empezar a limpiar el jardín de enfrente de la casa; le emocionaba poder dejar el jardín perfecto, solo pensaba en las flores que iba a sembrar ahí.

Empezó arrancando la hierba pequeña, hasta llegar a las más grandes y para las 8:30 pm había dejado limpio el jardín del lado izquierdo de la casa; estaba juntando toda la basura, la dejo en la entrada, como era orgánica pensó en meterla al corral dejar que se secara y quemarla, como se acostumbraba en los pueblos.

Empezó a tomar lo que pudo con sus manos y a meterla al corral, estuvo dando varias vueltas; estaba recogiendo el último montón cuando la voz de una mujer le habló. — ¡Buenas noches! ¿Usted es Yaneli? Disculpe molestarla, pero María nos dijo que había rentado la casa y también nos dijo tu nombre.

Yaneli deja la basura en el suelo y voltea a ver a quién le hablaba. Miraba en la puerta de reja que daba a la calle parada a una mujer de unos 40 años, sujetaba con su mano a un pequeño niño, y a lado derecho estaba parada una joven de unos 15 años; ella sonríe y responde al saludo. — ¡Buenas noches!

Se le hizo extraño, no se esperaba que alguien llegara en ese momento, ya era de noche, pero pensó que si María la había enviado, no podía ser mala.