CAPÍTULO 14

La mujer se le quedó mirando y al escuchar lo que le decía sintió lástima por ella hasta una lágrima se le salió; le dio tanta tristeza, pero lo que Yaneli nunca pensó que el esposo que estaba dentro de la tienda atrás de donde ella estaba despachando, saliera al escuchar su historia y fue el quién dijo. — María, no pierdes nada, déjala quedarse en la casa, pobre chica.

Ella tiene razón. Si esos primos son así de odiosos y la pueden lastimar, yo no podría vivir sabiendo que algo le pasó.

El esposo de María era un hombre sensible, que solo vivía para su esposa, y en esos tiempos un hombre como él era raro.

María también se sintió mal por ella y con tristeza empezó a decir. — Alfonso, no sigas, y también pienso lo mismo que tú, pero es inhumano que pase la noche en esa casa. Sabes que tiene años abandonada, está llena de polvo, no hay ningún mueble, no hay nada donde pueda dormir como la señorita que es.

Yaneli al escuchar lo que decía, pudo ver que iba a dar una negativa y algo alterada, dijo. —No se preocupe, prefiero dormir en el suelo que regresar a esa casa o ir a un hotel donde correría más peligro.

Aquí por lo menos están ustedes cerca y creo que si algo pasa, puedo pedirles ayuda. Las personas de aquí son decentes y eso es lo que yo busco: el respeto para lograr ser digna ante la sociedad.

Solo puedo pedirle un trapeador y una escoba, para poder limpiarla. Mañana que le traiga el dinero, también compraré una cama y lo indispensable para poder vivir.

María la miró tan desesperada y le inspiraba confianza, que termino aceptando. Yaneli salto de la alegría, tanto que tomo su mano para darle las gracias y después de unos minutos la mujer la llevo a la casa para que la viera.

A Yaneli le gustó ver su frente, tenía una jardinera pequeña de metro y medio. En medio de lo ancho de la barda que estaba en la calle estaba la primera puerta, un pasillo y otra puerta que era la entrada a la casa; ella empezó a imaginarse lo que iba a poder hacer ahí, las flores que iba a sembrar.

La hizo sonreír su imaginación al ver en su mente cómo iba a quedar. María abre la puerta de la casa y en el momento que Yaneli miro adentro se emocionó; la casa realmente no era muy grande al lado Izquierdo de la puerta estaba la cocina que era algo grandecita, con una barra un poco delante de la mitad del espacio y se podía ver que el espacio sobrante era para un comedor chico.

Al lado derecho de la puerta estaba la sala y ahí había un gran ventanal con rejas que daba al jardín de la calle, pero enfrente de la puerta había un pequeño pasillo con tres puertas.

En el pasillo al lado derecho estaban dos puertas: una era de un baño completo que era chico y la segunda puerta era de una habitación pequeña, donde podía caber una cama individual, un ropero chico y un tocador o mueble para poder hacer las cosas que tanto le gustaban.

Al lado izquierdo solo había una puerta en medio que era la de una habitación grande y esa le gustó para ella. Podía ver cómo la iba a acomodar, hasta una máquina de costura que se imaginó que pondría ahí.

Al final del pasillo, enfrente, había otra puerta. Realmente ella no se esperaba que hubiera algo más, pero más sorprendida quedó cuando miró un corral bastante grande, con una barda más alta que la misma casa. Estaba totalmente encerrado, no había más puerta, la única entrada fue por donde entró.

Al fondo del corral había dos árboles, uno era de limo y el otro de toronja, que estaban bastante altos, de la miasma altura de la pared; pensó que tenían que podarse, eso si la hizo dudar un poco, pero le gustó mucho ese corral, porque a pesar de que estaba en montando podía ver en su imaginación lo que iba a hacer ahí.

Al salir al enorme patio, a lado derecho, había una pila bastante grande con un lavadero grande, estaba vacía, llena de basura y tierra. Al verla, supo que le iba a costar limpiarla, pero aun así se emocionó, realmente se imaginó su vida en esa casa.

Yaneli no cabía de la felicidad en ese momento emocionada abraza a María y le dio las gracias por la confianza que le estaba dando; ella corresponde a su abrazo y después se despide de ella, la deja con una cubeta, un trapeador y una escoba, que le dijo que cuando le entregara lo de la renta tenía que pagárselos.

Cuando quedo sola empezó primero sacudiendo pareces y ventanas, de toda la casa, después barrio el piso, siguió llenado la cubeta con agua y tirándola en el suelo; lavo el baño con el agua y lo tallo con la escoba, aunque sentía que le faltaba jabón, pero aun así solo con el agua y la escoba dejo limpio, al final con el trapeador seco el piso de toda la casa.

Para las 11 pm ella ya había terminado de limpiar toda la casa de dejarla limpia, pero sentía que no podía dormir en ese piso húmedo, pensó que iba a tener que esperar a que se secara; pero ella no podía quedarse quieta y más porque estaba emocionada, aprovecho que hasta el corral tenía luz eléctrica.

Yaneli se puso a limpiar la enorme pila, a sacarle la basura y la tierra, le estaba costando trabajo limpiarla, pero era lista, no dejo que eso le ganara; a las 11:30 pm, escucho que la puerta la estaban tocando, sale de la pila y fue a ver, era María que le había llevado una colchoneta, una almohada y una cobija, porque la casa era fresca, sabia que ese lugar era frío.

María al entrar a la casa se quedó sorprendida, todo estaba limpio y lo había hecho ella sola, la felicito, se quedó hacerle compañía mientras limpia a la enorme pila, aunque solo estuvo hablando, porque no era una mujer acomedida o que le gustara apoyar a los demás.

A las 2 am termino de limpiar la pila, y le abrió a la llave, pero en una presión baja, para que se llenara mientras ella dormía un poco; acompaño a María a la puerta y antes de retirarse le pidió que la esperara un poco.

María fue a su casa que estaba atrás de su tienda. Tardó 15 minutos en regresar, le entregó jabón de baño y shampoo, aunque claro, no era nada gratis; le dijo que le estaba haciendo la cuenta que tenía que pagarle.

Yaneli sonríe al escuchar lo de la cuenta, pero la verdad era que estaba agradecida con ella por el apoyo que le estaba dando, aunque todo lo iba a pagar, con el simple hecho de que le estuviera dando esa confianza ya era para agradecerle.

Una vez que se quedó sola, se metió a bañar; el agua estaba fría, pero no le importó. Estaba feliz por su nueva casa, lo que sí le causó problemas fue que no tenía ropa limpia y que no tenía cómo secarse. Sin nada de ganas tuvo que tomar una de la ropa sucia, solo pensaba que tenía que lavar su ropa, ir a sacar dinero para pagar la renta, para poder comer y pensar en cómo iba a sacar más dinero para poder pagar su casa.

Porque solo podía sacar el dinero de los cajeros y eso iba a tener que ser poco a poco, para no levantar sospechas de nada; la señora Amelia, le dijo que tenía que sacar 3 mil de un cajero, 2 mil de otro y eso tenía que ser cada 5 días, para que no sonora la alerta, ya que la cuenta estaba a su nombre y no hubo tiempo de cambiarla al suyo.

Eso tenía que hacer para que no levantara sospechas de nada, ahora tenía que ver dónde estaban dos cajeros, qué camiones iba a tener que tomar una vez por semana, nunca el mismo día y qué tenía que hacer para no levantar sospechas, porque eso significaría un asalto, perder su dinero.

Estaba inquieta primero por tener ropa sucia puesta, por tener que ir a sacar su primer dinero y lo que era peor se había quedado sin dinero para moverse, ni siquiera había comido y estaba que moría de hambre.

Apenas pudo dormir unas horas, a las 7 se despertó. La pila ya estaba llena, cerró la llave y fue a la tienda, aún no le entregó las llaves; María le dijo que se las daría cuando le pagara la renta completa.

Tuvo que esperar casi una hora a que se quedara sola, aunque no estuvo quieta mientras esperaba. Le ayudó a acomodar lo que se iba quedando vacío y que estaba en cajas.

Cuando estuvieron a solas, Yaneli se acercó a María y con vergüenza le dijo. — Necesito ir por el dinero, pero ayer le entregué todo lo que traía.

No tengo nada para poder moverme y tomar un taxi no es opción para mí, no quiero gastar más de lo que se debe.

Yaneli no sabía cómo pedirle algo de dinero, se sentía avergonzada y no la conocía, no sabía cómo tomaría sus palabras, tampoco deseaba perder esa oportunidad. Era una colina hermosa, tranquila, le gustaba para empezar su nueva vida ahí.

Ver a María sonriendo, viéndola con tanta atención, la hizo dudar, sentía que ella la juzgaba, era como si supiera lo que le iba a pedir y se preparara para darle un no.

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Muchas gracias a todas espero que el capítulo les haya gustado ☺️

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