CAPÍTULO 13

El encargado estaba hipnotizado por su belleza y al escuchar su historia sintió algo de pena por ella, que termino tomándole los datos, le tomo la foto, para su credencial; lo mejor que ahí no tenía que esperar tanto tiempo para obtener su credencial, como estaba en la ciudad, solo espero tres horas y el mismo joven se la entrego.

Yaneli le dio las gracias y regresó al hotel con sus documentos; tuvo que gastar $100.00 pesos. Ese día se gastó la mayor parte del dinero que tenía ahorrado, solo le quedaban $250 pesos.

Ceno la fruta que le había quedado, pero ahora tenía que ver que iba a hacer, al día siguiente tenía que dejar el hotel y empezar a buscar donde vivir, pero lo mejor era que ya podía ir al cajero, a sacar algo de dinero; ella se agarró pensando y lo primero que se le ocurrió fue en rentar una casa y le gustaba esa colonia porque el mercado estaba cerca, pero lo mejor era la zona.

Esa parte de la ciudad era de las más baratas, pero lo mejor es que no había tanta delincuencia, era una colonia de gente que trabajaban en el mercado, en las fábricas, eran obreros; ese lugar quedaba muy cerca de las fábricas y de los lugares de trabajo, todas sus calles eran concurridas, buenas para negocios privados.

Esa noche solo durmió unas horas en la madrugada, había asegurado bien la puerta y en el suelo, a un lado de la puerta había tendido la sabana de la cama, tomó su almohada y se acostó ahí; era cierto que la noche anterior no había pasado nada, pero aún no confiaba en ese lugar y tenía razón.

En ese hotel no solo llegaban huéspedes decentes, había muchos depravados, pero para su suerte, en los dos días que había estado ahí, fueron noches tranquilas y no hubo casi huéspedes, eso le ayudó a no pasar el susto de su vida.

Eran las 7 a. m. cuando se despertó, levantó todo del suelo, tendió la cama, tomó sus cosas y salió del hotel para no volver ahí. Estaba decidida a encontrar un lugar donde vivir, donde poder empezar su nueva vida.

Empezó a caminar por las calles, buscando un sitio de renta y de venta. Tenía que ver cuánto costaba una casa, no era mucho el dinero, pero sí sabía que con eso podía comprar una casa decente donde estar tranquila.

Recorrió varias, calles y no encontraba nada. Ya eran las 5 pm, ella no había comido nada, no podía detenerse, solo tenía ese día para encontrar algo, porque ya no podía regresar a ese hotel, ni a ningún otro. Estaba desesperada por encontrar algo, oraba a su dios para que le ayudara.

Ya se sentía cansada, hambrienta y desesperada porque las horas pasaban y ella no podía encontrar nada; estaba caminando por una calle larga, los carros pasaban sin parar, la gente caminaba por la banqueta, le pasaban, por un lado, ignorándola. Cada persona vivía en su mundo, en sus problemas.

Sentía que su suerte se estaba yendo, que no iba a poder seguir y realmente si no encontraba nada en ese día no sabía lo que iba a hacer, ni siquiera planeo algo para pasar la noche; estuvo a punto de dar media vuelta de volver al hotel, pero entonces miro un letrero afuera de una de las casas, que estaba a dos de donde ella estaba.

Se acercó y leyó el letrero que decía: “Se renta casa o se vende, información en la tienda que está al final de la calle”, al ver eso ella sonríe emocionada; camina más aprisa, hasta el final de la calle.

Ella supo que estaba más adelante, porque de donde venía no había visto ninguna tienda; al llegar a la tienda mira a una señora de unos 40 años o más. La mujer sonreía, atendía a la gente con alegría, hablaba con los clientes de manera respetuosa.

La mujer le transmitía confianza, aunque también parecía que le gustaba el chisme, y eso le recordó a una mujer que vivía en el pueblo, que a todos les hablaba, pero se la pasaba llevando mitotes de un lado a otro, hablando de todos hasta de su propia familia.

Yaneli sonrió por el recuerdo y esperó a que terminara de atender a los clientes. Cuando quedó sola, se acercó a ella; le sonríe con amabilidad y con una seguridad le dice. – ¡Buenas tardes, señora! Mi nombre es Yaneli.

Mire, aquí está mi identificación. Vengo de un pueblo, me quedé sola en este mundo y me vine a la ciudad para buscar una mejor vida; estoy buscando una casa para rentar.

Acabo de ver delante de esta misma calle que se renta o vende una casa, me gustaría preguntarle: ¿en cuánto la renta? En el letrero decía que aquí podía pedir información.

La mujer toma su identificación y mira que era oficial, le sonríe, parecía creer lo que le había dicho; con una seguridad le dice. — ¡Hay jovencita! La verdad sería mejor que regreses a tu pueblo y busques un buen hombre con quien casarte para que tenga una vida, pero sí decides probar en la ciudad.

La renta está en $300.00 peso, no hay a negociar, lo toma o lo dejas y también tienes que darme un adelanto de la renta, si te retrasas 15 días con la renta te saco de una; tengo que decirte que no puedes hacer fiestas, no me gustaría que esa casa se convierta en burdel, así que si te gusta la mala vida te los llevas a otro lado, esta es una colonia de familias decentes y no quiero tener problemas con nadie.

Yaneli suspiró profundamente y con una seguridad le dijo. — Señora, me interesa la casa para rentarla, solo que en este momento solo tengo $250.00 pesos, me hace falta el resto.

Quería pedirle un favor, que le parece si se queda con este dinero me deja dormir en la casa y mañana sin falta le entrego los $600.00 pesos damos por perdido este dinero; también me gustaría preguntarle en cuanto vende su casa, una tía mía está vendiendo la casa de mis padres en el pueblo y en cuanto se venda tendré dinero disponible para comprar una aquí en la ciudad.

¿Qué le parece? Sí, mientras eso pasa, usted me renta y sí, vendiendo la casa a completo lo que pide, por esta yo sé que la compro

Aunque lo de dejarme dormir esta noche en la casa si se lo pido como un gran favor, no quiero ir a un hotel, este día he caminado mucho buscando una casa para rentar y no quiero regresar a la casa de mi tía; sabe tiene unos primos míos que no me gusta nada, siento que me miran raro y no quiero que algo malo pase, por eso me estoy apresurando a salir de ahí.

Por favor, señora, ayúdeme. Soy ya huérfana, sé que mi familia no me quiere en sus casas, me tratan mal, por eso estoy buscando dónde vivir, rentar, no tengo más que valerme por mí misma y lo único que me queda es mi inocencia, no voy a dejar que nadie me la quite, solo el hombre que se case conmigo.

Esto que le cuento es algo tan triste para mí, pero creo que si vivió aquí y con la educación que mis padres me dieron, usted, podría apoyarme para que nadie me falte el respeto. Realmente solo quiero vivir tranquila y con los valores muy en alto, así como mi madre me decía.

Yaneli hablaba con seguridad, pero a la vez lo hacía sonando triste, quería causarle lástima, conmoverla, para que la dejara quedarse en la casa. Aunque en su mente pidiera perdón a su Dios por las mentiras que estaba diciendo, realmente no quería eso, pero al ver cómo era la ciudad, tenía que hacerlo o si no regresar al pueblo a vivir en ese mismo infierno.

Rogaba a su dios porque la mujer la viera con lástima y la dejara quedarse ahí, porque si terminaba con una negativa no sabía lo que iba a hacer, iba a pasar una mala noche.

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Muchas gracias a todas espero que el capítulo les haya gustado ☺️

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