El viaje hacia el escondite de Samuel fue tenso. Valeria miraba por la ventana, las luces de la ciudad desvaneciéndose en la distancia. Cada kilómetro que recorrían la acercaba a la verdad, pero también aumentaba su ansiedad. La dirección que habían recibido los llevó a un viejo almacén en una zona industrial olvidada, donde el aire parecía pesado con la historia y los secretos ocultos.
Al llegar, Jihoon detuvo el coche frente al almacén, las sombras alargadas y el silencio envolviendo el lugar. —No sé si estoy listo para esto —murmuró Jihoon, mirando el edificio deteriorado.
—Nos hemos arriesgado tanto. No podemos dar marcha atrás ahora —respondió Valeria, sintiendo la urgencia en su voz.
Ambos se bajaron del coche y se acercaron al almacén, cada paso resonando en el silencio. La puerta de metal estaba entreabierta, y Valeria sintió un escalofrío recorrer su espalda. Se miraron, y luego Jihoon empujó la puerta, que chirrió ominosamente al abrirse. El interior del almacén estaba en penumbras, con solo algunas luces parpadeantes que iluminaban los rincones llenos de polvo y escombros. El olor a humedad y moho era penetrante, y la atmósfera parecía cargada de secretos que aguardaban ser revelados.
—Ten cuidado —susurró Jihoon, manteniéndose cerca de Valeria mientras se adentraban en el espacio. Los ecos de sus pasos resonaban en la vastedad del lugar, aumentando la tensión que les envolvía.
Valeria tomó una respiración profunda y trató de calmarse. Sabía que necesitaba ser fuerte, que esta era su oportunidad de descubrir la verdad sobre su madre y el misterioso Samuel Lark. Avanzaron con cautela, explorando los espacios vacíos entre las viejas estanterías de metal y las cajas cubiertas de polvo.
—¿Samuel? —llamó Valeria, su voz resonando en el silencio. No había respuesta. Se sintió un poco más valiente al escuchar su propia voz, y el ambiente tenso comenzó a disiparse levemente.
Jihoon, mirando a su alrededor, encontró un pequeño despacho al fondo del almacén. La puerta estaba entreabierta, y una luz tenue brillaba desde dentro. —Tal vez esté allí —sugirió, dirigiéndose hacia la habitación.
Valeria lo siguió, el corazón latiéndole con fuerza en el pecho. Al llegar a la puerta, Jihoon se detuvo y miró a Valeria, buscando su aprobación. Ella asintió, y él empujó la puerta lentamente.
Dentro, el despacho estaba lleno de documentos desordenados y archivos, como si alguien hubiera estado investigando o buscando algo. En el centro de la habitación, un hombre de mediana edad estaba sentado detrás de un escritorio, mirando con curiosidad a los recién llegados. Su cabello despeinado y su mirada intensa le daban un aire de misterio.
—¿Qué tenemos aquí? —dijo Samuel Lark, sonriendo de manera enigmática—. No esperaba visitas.
Valeria sintió un nudo en el estómago. Estaba frente a él, el hombre cuya existencia había evocado tanto temor en su madre. —Soy Valeria, la hija de Sofía —dijo, esforzándose por mantener la calma.
Samuel arqueó una ceja, claramente interesado. —Ah, la pequeña Valeria. He oído mucho sobre ti. Tu madre ha hecho un gran esfuerzo por protegerte de este mundo. Pero ya ves, a veces la verdad encuentra la manera de salir a la luz.
—Necesito saber qué tipo de trato hizo mi madre contigo —demandó Valeria, desafiando la calma en su voz.
Samuel se reclinó en su silla, su sonrisa ampliándose. —¿Y qué te hace pensar que estoy dispuesto a hablar?
—Porque si no lo haces, te aseguro que haré todo lo posible para descubrir la verdad por mi cuenta. Este juego no es solo sobre mi madre. Es sobre mí también —respondió Valeria, sintiendo que la determinación se apoderaba de ella.
Samuel la miró por un momento, evaluando sus palabras. Finalmente, su expresión se tornó seria. —Tu madre y yo teníamos un acuerdo. Yo la ayudé en un momento de necesidad, y ella me prometió lealtad. A veces, la lealtad viene con un precio, y hay cosas que preferiría no revelar.
Valeria sintió un escalofrío recorrer su espalda. —¿Qué tipo de precio? ¿Qué es lo que ella tuvo que hacer?
Samuel se puso de pie, acercándose a Valeria con un aire de predador. —El precio fue su silencio y su protección. Hay cosas en este mundo que son más oscuras de lo que imaginas, y tu madre ha hecho sacrificios para mantenerte a salvo. Pero ahora, con tu curiosidad, te estás metiendo en un lugar peligroso.
—Soy parte de esto. No puedo seguir ignorando lo que está en juego —replicó Valeria, sintiendo que cada palabra la acercaba más a la verdad.
—Quizás, pero las verdades que buscas pueden destruirte. Hay enemigos que no dudarán en eliminar cualquier amenaza a su secreto —advirtió Samuel, su tono volviéndose sombrío.
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De repente, la tensión en la habitación se tornó palpable. Jihoon se interpuso entre Valeria y Samuel, su instinto protector al frente. —Lo que estás haciendo es manipulador. Valeria solo busca respuestas —dijo Jihoon, su voz llena de desafío.
Samuel levantó las manos, como si intentara calmar la situación. —No estoy aquí para pelear, pero deben entender que el mundo en el que están entrando es peligroso. Tu madre, Valeria, ha estado a salvo por mucho tiempo. No te puedo garantizar que eso continúe si sigues este camino.
—Necesitamos saber más —dijo Valeria, mirando a Samuel con determinación—. Si hay algo que puedes decirnos que nos ayude a entender por qué mi madre ha estado huyendo, deberías hacerlo.
Samuel pareció pensarlo un momento. —Está bien, te diré lo que puedo. Tu madre se involucró con personas que están conectadas a redes más grandes de lo que tú o ella pueden comprender. Trafican no solo con bienes, sino también con información y secretos. La traición está siempre a la vuelta de la esquina, y ella ha hecho lo que ha podido para mantenerte fuera de esto.
Valeria sintió que su mundo se desmoronaba a su alrededor. —¿Entonces todo lo que ha hecho fue para protegerme?
—Sí, pero la protección tiene un costo. Y ahora que has empezado a investigar, el costo podría ser más alto de lo que imaginas —respondió Samuel, con un tono que le hizo sentir un escalofrío.
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Valeria sintió una mezcla de rabia y miedo. —¿Qué quieres decir con eso? ¿Qué pasará si continúo buscando la verdad?
—Tu madre ha hecho enemigos poderosos. Si te encuentran, no dudarán en hacerte daño. Debes decidir si realmente estás lista para conocer todo lo que esto implica —dijo Samuel, su mirada fiera.
Jihoon tomó la mano de Valeria, ofreciéndole un poco de consuelo en medio del caos. —No podemos permitir que el miedo nos paralice. Si sabemos que hay algo más en juego, debemos actuar, no huir.
Samuel asintió, apreciando la determinación en Jihoon. —Quizás haya algo de verdad en lo que dices. Sin embargo, recuerda, el conocimiento puede ser una carga. Una vez que conozcas la verdad, no habrá vuelta atrás.
Valeria tragó saliva, sintiendo que su corazón se aceleraba. —Estoy lista para enfrentar cualquier cosa. No puedo seguir viviendo con las dudas.
Samuel la miró fijamente, y en sus ojos había una chispa de reconocimiento. —Muy bien. Hay una reunión que se llevará a cabo pronto, un intercambio de información que puede revelarte mucho sobre el pasado de tu madre. Si quieres la verdad, es allí donde debes ir.
—¿Dónde será? —preguntó Valeria, sintiendo que la adrenalina aumentaba en su interior.
—En un viejo club nocturno al sur de la ciudad. Un lugar que no tiene la mejor reputación. Pero si estás decidida, puedo ayudarte a entrar. Sin embargo, debo advertirte que no solo verás a las personas que están involucradas en el pasado de tu madre. También podrías cruzarte con aquellos que están dispuestos a proteger esos secretos a toda costa.
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Valeria se miró en los ojos de Jihoon, quien parecía estar de acuerdo con la decisión. Sabía que era un riesgo enorme, pero la verdad estaba al alcance de su mano. No podía dejar pasar esta oportunidad.
—Haremos lo que sea necesario para conocer la verdad —dijo Valeria, su voz firme.
Samuel sonrió, un destello de aprobación en sus ojos. —Entonces prepárense. Lo que están a punto de descubrir cambiará todo lo que creían saber sobre su familia. Pero recuerden, en este juego, no todos sobreviven.
Con esa advertencia resonando en sus mentes, Valeria y Jihoon salieron del almacén, sintiendo que el peso de sus decisiones caía sobre ellos. La noche estaba oscura, y un aire de peligro parecía flotar a su alrededor. Se dirigieron a casa, pero sabían que el verdadero desafío apenas comenzaba.
Mientras se preparaban para la reunión en el club nocturno, Valeria no podía sacudir la sensación de que se estaban adentrando en un abismo del que tal vez no pudieran escapar. Pero era una elección que había hecho, una que la llevaría a enfrentarse no solo a su madre y a su legado, sino también a la oscuridad que había estado acechando desde el principio.
Y así, a medida que se acercaba la hora de la verdad, Valeria se sentía atrapada entre el miedo y la resolución. Cada paso que daban los acercaba más a los secretos que su madre había estado guardando, y la única certeza era que el viaje hacia la verdad sería peligroso y transformador.
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