CAPITULO TRES

David Montés

DOS SEMANAS DESPUÉS

Debo admitir que Leah es muy aplicada, presta atención a todos los detalles, aunque me he dado cuenta que es muy obstinada cuando no la dejo revisar el motor del avión, siempre me ha resultado relajante la parte de la mecánica, me concentro tanto que por un momento olvidó toda la mierda que pasa a mi alrededor, tenemos el personal técnico para hacer ese trabajo, pero me gusta hacerlo por mi propia cuenta, y al parecer ella piensa lo mismo que yo, la he tratado de persuadir ya que algunas piezas son muy pesadas y las herramientas son muy tediosas para manipular pero se enoja si le digo que no, parece una niña chiquita.

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- Mira David, no me retes, te puedo armar y desarmar el motor hasta con los ojos cerrados - dijo enojada porque está vez no le voy a permitir practicar con mi avión.

- se acabó, no dudo de que seas capaz de hacerlo, Pero en dos semanas que llevamos en las lecciones me has desarmado el motor tres veces y eso no se puede, será tu responsabilidad si tengo un accidente, ¿y te digo algo?..... Desde allá arriba -- dije señalando el cielo -- no tengo forma de sobrevivir, no es como caerme de la cama- dije.

-puedes oprimir el botón de emergencia para que te expulse del avión y cuentas con paracaídas por si no lo sabes- dijo la muy necia.

- supongamos que si, ¿Pero tú estás dispuesta a cubrir los gastos por los daños?.... Hagamos algo, cuando termine tu lección y te pongan de copiloto de alguno de mis compañeros, te prometo que daré muy buenas referencias de ti, te aseguro que vas a ser la piloto principal en poco tiempo y tendrás tu propio avión, Pero no pongas en riesgo la vida de otras personas por un capricho tuyo-- dije.

- ¿Yo no voy a ser tu copiloto?- preguntó.

- no, yo solo te estoy dando las lecciones, mi copiloto desde hace 4 años en Ford, por cierto en pocos días tenemos que pausar nuestro itinerario, me asignaron una misión- dije

- oh..... Está bien.... Te pido una disculpa por lo de hace un momento, es que tengo un problema, soy muy obsesiva con algunas cosas y una de ellas es el conocimiento, tu sabes tanto que quiero aprovechar cada instante a tu lado y.......--- un carraspeó nos interrumpió.

-¡¡ hum hum!!.... Que está pasando acá-- cuestionó Brittany Williams quien acababa de llegar.

- que quieres- pregunté con desden, observé a Leah y se notaba la confusión en su rostro.

- hace rato no te veo y pensé que estabas acá y decidí pasar - dijo.

- ya me viste, ya te puedes ir- respondí de inmediato.

Es extraño, está vez mi corazón no se aceleró como solía hacerlo, incluso sentí un poco de molestia por la forma en que me habló, no mostró sus respetos, a pesar de todo soy su superior.

- David, ¿por qué estás actuando así?-

- Teniente Montés, que no se te olvide dónde estamos- le recalque.

- Teniente Montés, pido permiso para retirarme-- dijo Leah mientras daba dos pasos hasta quedar a mi lado-- estaré cerca para cuando esté desocupado terminar con la lección -- alcanzó a dar dos pasos más y yo la tomé de la mano.

- tu no vas para ningún lado, yo ya dije lo que tenía que decir y la Copiloto Williams ya se va- dije viendola a los ojos.

- después no me estés buscando- dijo en un intento por hacerme sentir mal.

- no te preocupes, no lo haré - di media vuelta aún sin soltar la mano de Leah, acción que no pasó desapercibida para Brittany.

Cuando ella se fue no me había fijado que aún sostenía la mano de Leah, fue cuando tiró de ella para zafarse de mi agarre que reaccione.

- lo siento, espero no me malinterpretes- dije en un acto desesperado para que no se enojara conmigo.

- no te preocupes, puedes usarme si necesitas zafarte de esa chica o darle celos -- dijo y yo abrí mis ojos sorprendido-- no me expresé bien ¿Verdad?, quise decir que si necesitas ayuda para que tú ex novia no te vuelva a molestar puedes inventarle algo no tan extremo - dijo.

- no es mi ex novia, y no planeo usar a nadie- respondí.

- pues hoy lo hiciste, me usaste-- levantó su mano para mostrar la marca que había quedado cuando tomé su mano.

- no te use, solo tomé tu mano para que no te fueras, en ningún momento planee usarte para darle celos a ella-

- y la obstinada soy yo ¿No teniente?- habló en tono de burla.

- me vas a envejecer rápido, dejemos la lección por hoy, mañana reponemos el tiempo de hoy- dije.

- está bien, se por lo que estás pasando, una decepción amorosa a veces es difícil de sanar, ve a tomarte tu tiempo - agregó Leah.

Está niña me está frustrando, pase las manos por mi cabeza para tratar de aclarar mis pensamientos mientras Leah seguía parloteando, así que sin pensarlo me acerqué a ella la tomé de la cintura y atrapé sus labios con los míos.

Al principio se resistió un poco dando pequeños golpes en mi pecho, pero poco a poco comenzó a mover sus labios a mi ritmo, estaba tan pegada a mi cuerpo que sentí como su pecho subía y bajaba a un ritmo acelerado, cuando noté que comenzaba a disfrutar del beso deslicé mi mano hacia la parte trasera de su cabeza y agarré delicadamente su cabello dando un suave tirón que hizo salir un gemido de su garganta, entonces fue la señal que necesitaba para detenerme.

Puse mi frente sobre la suya, cerré mis ojos para concentrarme y pensar en lo que iba a decir a continuación.

- Leah yo....- me interrumpió.

- shhh, no digas nada, no lo arruines-- la mire confundida -- ¿Puedes hacerlo de nuevo?- preguntó y yo me quedé estupefacto.

No pude responder por qué esta vez ella fue la que me besó, suavemente acaricio mi cabello, yo solo me deje llevar, Pero pronto escuchamos que alguien se acercaba, Leah miró hacia los lados y me tomó de la mano, yo la seguí, nos escondimos dentro del cuarto de herramientas, allí estaba un poco oscuro pero se alcanzaba a filtrar un poco la luz por las ranuras del techo.

- ¿Que estás haciendo?- hablé en un susurro.

- ¿No lo ves? Nos estamos escondiendo - respondió suavemente.

- Pero porque, no había necesidad de eso-

- pregúntale a tu amiguito-- dijo señalando mi entrepierna -- quizás el le habría dicho que estaba sucediendo a la persona que venía hacia donde estábamos-- dijo y me sentí avergonzado, no me había fijado en los estragos que había ocasionado con un simple beso.

- discúlpame, de verdad no quiero que pienses mal de mi- dije.

- shhh, silencio, nos pueden descubrir- dijo y puso sus manos sobre mis hombros dejando su rostro a solo centímetros de mi boca, yo intenté girar mi rostro para no verla a los ojos.

- por qué no me miras, ¿Me tienes miedo?- preguntó.

- si, eres muy peligrosa- dije viendo hacia otro lado.

Ella puso su frente sobre mi pecho, regresé mi mirada a ella y ví que hacía pequeños movimientos en sus hombros y espalda, se estaba riendo en silencio, esto me causo mucha gracia, parecía una niña chiquita.

Levantó nuevamente su cabeza y afirmó su agarré en mi cuello, se paró en la punta de sus pies y me dió un beso en la comisura de los labios pero antes de alejarse me miró fijamente a los ojos.

- me gustas Teniente Montés- dijo.

- eres una loquilla, no juegues con fuego que te puedes quemar- dije.

- no me importa quemarme si tú eres el fuego que me va a quemar - agregó

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