Tensión

A la mañana siguiente, el sol apenas se asomaba entre las cortinas cuando April comenzó a moverse lentamente, despertando. Estaba desorientada al principio, su cabeza descansaba sobre las piernas de Alex, quien había pasado la noche sin dormir, atento a cualquier señal de peligro. Jota, a pocos metros, estaba en una silla, sumido en un sueño ligero, con el ceño fruncido, claramente agotado.

April abrió los ojos, y al notar dónde estaba, levantó la cabeza rápidamente, sorprendida por la incomodidad que sentía en el ambiente.

—¿Qué hora es? —preguntó en un susurro, frotándose los ojos.

—Es temprano aún, no te preocupes —respondió Alex suavemente, intentando no alarmarla de inmediato.

Ella parpadeó, claramente confundida por haberse quedado dormida en el sofá. Una ola de ansiedad la golpeó de nuevo, recordando los eventos del día anterior, pero no estaba preparada para lo que vendría.

Alex, consciente de que no podía seguir guardando lo que había visto la noche anterior, suspiró y, con cautela, comenzó a hablar.

—April, anoche recibí otro mensaje —dijo, bajando la voz para que Jota no se despertara de inmediato—. Es sobre Lucas… nos están vigilando.

April lo miró directamente a los ojos, la expresión en su rostro pasó de sorpresa a puro miedo. Sabía que algo más había sucedido mientras ella dormía. Trató de hablar, pero su garganta se secó.

—¿Qué… qué viste? —logró decir, su voz temblorosa.

Alex le entregó su teléfono, mostrando el mensaje con la foto de Lucas en ese cuarto oscuro, su mirada apagada y sin esperanza. April llevó una mano a su boca, conteniendo un grito ahogado mientras el pánico se apoderaba de ella.

—Oh Dios… —murmuró, sus ojos llenándose de lágrimas—. Lucas…

Antes de que pudiera procesar completamente lo que veía, Jota se despertó por los murmullos, levantándose rápidamente de la silla al notar la expresión de April y la seriedad en el rostro de Alex.

—¿Qué pasa? —preguntó, acercándose.

Alex, sabiendo que no había tiempo para explicaciones suaves, le mostró a Jota el mensaje y la foto. La reacción de Jota fue inmediata: su mandíbula se apretó y su rostro se ensombreció con una mezcla de ira y frustración.

—¡Esto no puede seguir así! —exclamó en un tono más alto de lo necesario, agitando las manos—. Estamos en el centro de algo mucho más grande de lo que pensábamos.

April, completamente abrumada, comenzó a temblar mientras las lágrimas caían por su rostro. La situación con Lucas, los mensajes, la presión, todo se acumulaba como una montaña que no podía escalar. Sintió que el aire en la habitación se volvía más denso y que su pecho se cerraba. Intentó respirar, pero le faltaba el aire.

—April, tranquila… —dijo Alex, tomando su mano con cuidado, pero su voz no parecía alcanzarla.

Jota se dio cuenta del estado en que estaba April y corrió hacia la cocina para buscar un vaso de agua, mientras Alex trataba de calmarla.

—Respira, por favor… —murmuraba Alex, apretando suavemente su mano—. Estoy aquí. Todo va a estar bien.

Pero la mirada de April era distante, como si estuviera atrapada en su propio pánico. El miedo por Lucas, la culpa de no haber hablado antes sobre los mensajes, todo la envolvía en una espiral que no podía detener. Su cuerpo comenzó a colapsar, y antes de que Alex pudiera reaccionar, April se desmayó en sus brazos.

—¡April! —gritó Alex, sosteniéndola con cuidado mientras el pánico ahora lo consumía a él.

Jota volvió corriendo con el vaso de agua, y al ver a April desmayada en el sofá, dejó el vaso en la mesa y se arrodilló rápidamente junto a ella.

—¿Qué hacemos? —preguntó Jota, su voz tensa.

—Está respirando —dijo Alex, con alivio al sentir el leve aliento de April—. Creo que solo fue demasiado para ella… pero tenemos que llevarla a un hospital. Esto está yendo demasiado lejos.

Ambos hombres compartieron una mirada llena de preocupación. Sabían que tenían que mantener a April a salvo, pero también que el reloj seguía corriendo para Lucas. Cada minuto que pasaba se sentía como una eternidad en esta pesadilla.

Jota, con la mandíbula apretada, asintió.

—La llevamos al hospital, pero en cuanto se recupere, debemos encontrar la manera de localizar a Lucas. No podemos seguir esperando a que los secuestradores hagan el siguiente movimiento.

***

Más tarde, en el hospital, después de asegurarse de que April estaba estable y fuera de peligro, Alex y Jota se encontraron en la sala de espera, sentados en silencio. Ambos sabían que la conversación que habían pospuesto por tanto tiempo ya no podía evitarse.

—¿Crees que el mensaje anónimo viene de alguien cercano a Lucas o… de alguien más? —preguntó Alex finalmente, rompiendo el silencio.

Jota se frotó la sien, claramente agotado.

—No lo sé, pero lo que está claro es que no es casualidad. Alguien ha estado orquestando todo esto desde el principio, y siento que estamos cayendo en su trampa.

Alex asintió. Cada pieza del rompecabezas comenzaba a tomar forma, pero aún había demasiados vacíos. Richmond, las deudas, Andrew… todo se entrelazaba de alguna manera que aún no podían comprender completamente. Pero lo que estaba claro era que había más en juego de lo que originalmente pensaban.

—Cuando April se despierte, debemos hablar con ella. Esta vez, todo —dijo Alex con determinación—. No más secretos, no más silencios. Necesitamos todas las piezas si vamos a encontrar a Lucas y detener esto.

Jota lo miró con una mezcla de gratitud y determinación en sus ojos.

—Estamos en esto juntos —respondió Jota, asintiendo.

Ambos sabían que el camino por delante sería difícil, pero no había vuelta atrás. Lo que había comenzado como una búsqueda desesperada por Lucas ahora se estaba convirtiendo en algo mucho más oscuro y peligroso. Cada pista que seguían parecía llevarlos más lejos de la verdad, adentrándolos en un laberinto de mentiras y traiciones que amenazaban con consumirlos.

Las calles se tornaban más sombrías a medida que avanzaban, y una sensación de inquietud se apoderaba de ellos. El eco de sus pasos resonaba en el silencio de la noche, como si el propio ambiente intentara advertirles sobre el peligro inminente. April sentía el peso de la incertidumbre en su pecho, cada vez más angustiante; Jota, a su lado, mantenía una expresión seria, sus ojos escaneando cada rincón en busca de una señal.

El miedo a lo desconocido se mezclaba con la determinación de encontrar a Lucas, impulsándolos a seguir adelante. Sabían que la situación podía escalar en cualquier momento, pero no podían permitirse rendirse. El futuro de Lucas dependía de ellos.

Sin embargo, a medida que se acercaban a la verdad, el peligro se hacía más palpable. Las amenazas se manifestaban no solo en forma de desconocidos acechando en las sombras, sino también en la desconfianza que comenzaba a crecer entre ellos. Se preguntaban si podrían soportar la presión y los secretos que se entrelazaban en su búsqueda, y si realmente estaban listos para enfrentar lo que descubrirían.

La búsqueda de Lucas se había transformado en una carrera contra el tiempo, un viaje que los llevaría a las profundidades de un mundo que preferirían ignorar. Con cada paso, la oscuridad se acercaba más, y lo que habían considerado una misión para salvar a un ser querido se tornaba en una lucha por sobrevivir.

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