Confesiones en la oficina
Al día siguiente, el sol se filtraba a través de las ventanas de la imponente oficina de Keren. El lujo del espacio contrastaba con la mente enmarañada del hombre que estaba sentado detrás del escritorio, pensativo y con el ceño fruncido. Justo cuando estaba revisando unos papeles, la puerta se abrió y su mejor amigo, Adrián, entró sin tocar, como solía hacer.
—¡Hermano! —saludó Adrián, con una sonrisa despreocupada mientras se sentaba en la silla frente al escritorio—. ¿Cómo fue la gran noche de compromiso?
Keren se frotó el puente de la nariz, evidentemente agotado. Soltó los papeles y se reclinó en la silla, mirando fijamente a su amigo.
—Complicada, para variar —respondió con un suspiro.
Adrián lo observó con interés, notando el tono tenso en la voz de Keren.
—¿Qué pasó? ¿Problemas con Emma? Pensé que ya habías dejado todo claro con ella.
Keren se levantó, caminó hacia la ventana y cruzó los brazos mientras miraba la ciudad bajo sus pies.
—No fue Emma… —dijo lentamente—. Fue su madre. Ayer, después de la reunión con mi abuelo, fui a su casa. Quería saber cómo había sido todo, cómo lo habían tomado. Pero su madre...
Adrián arqueó una ceja, intrigado.
—¿Qué pasó con la madre de Emma?
Keren hizo una pausa, como si reviviera la escena en su mente antes de hablar.
—La mujer me interrumpió. Estaba alterada, casi gritándome que no tratara a su hija como un objeto, que Emma no se lo merecía. —Hizo una pausa, frunciendo el ceño—. No podía creer lo que estaba escuchando. ¡Yo estoy haciendo todo por ellas! Les di una casa, estoy sacando a Emma de esa vida, de ese trabajo. Y aún así, su madre me acusó de... no sé, de ser un monstruo.
Adrián soltó una risa incrédula.
—¿Estás diciendo que la madre de Emma te reprochó a ti, de todas las personas?
—Exacto —dijo Keren, girándose para enfrentar a su amigo—. Me enfurecí. No podía soportar el tono condescendiente de la mujer. Me largué antes de perder la paciencia completamente y terminé en el club. Necesitaba despejarme.
Adrián lo miró con atención, comprendiendo por qué su amigo había estado más tenso de lo usual.
—Entonces, fuiste al club... y, ¿qué pasó después?
Keren apartó la mirada, evidentemente incómodo. Sabía que Adrián lo conocía demasiado bien para mentirle, así que no vio sentido en ocultarlo.
—Me encontré con Vanesa —admitió, rascándose la mandíbula.
Adrián se recostó en la silla, soltando un suspiro exasperado.
—Ah, Vanesa... Esa chica ha estado detrás de ti desde siempre. Déjame adivinar, ¿terminaste con ella anoche?
Keren asintió lentamente, sin intentar justificarlo.
—Sí. Después de unas copas, decidí llevármela a mi apartamento. Necesitaba... desconectarme de todo.
Adrián soltó una carcajada, aunque su tono era más de advertencia que de diversión.
—¿En serio, Keren? Estás a punto de casarte con Emma, y te acuestas con Vanesa. ¿No crees que estás jugando con fuego?
Keren se tensó, volviendo a su escritorio y sentándose pesadamente.
—Lo sé. Pero no lo puedo evitar. Mi vida se ha vuelto un caos desde que Emma apareció. La presión del abuelo, el compromiso, las dudas... Me siento atrapado.
Adrián lo observó en silencio por unos segundos antes de hablar.
—Mira, entiendo que estés pasando por muchas cosas, pero si realmente vas a seguir adelante con esto, tienes que tomar una decisión. No puedes estar entre dos mundos, Keren. O eres fiel a tu plan con Emma, o sigues viviendo tu vida como hasta ahora. No puedes tener ambas.
Keren lo miró directamente a los ojos, sabiendo que su amigo tenía razón.
—No quiero perder el control. Pero con Emma, siento que estoy en un terreno completamente desconocido. Nada es sencillo con ella.
Adrián esbozó una media sonrisa.
—Eso es porque, por primera vez, te estás enfrentando a alguien que no puedes manejar a tu antojo. Emma no es como las demás chicas con las que has estado. Y lo sabes.
Keren apretó la mandíbula, sin poder negar la verdad en las palabras de Adrián. Emma lo desafiaba de maneras que no estaba acostumbrado, y eso lo hacía sentirse incómodo y vulnerable.
—No sé qué va a pasar —admitió finalmente—. Pero tengo que seguir con esto, por el abuelo... y porque ya me comprometí.
Adrián se levantó, dándole una palmada en el hombro.
—Haz lo que tengas que hacer, pero sé claro con Emma. Si vas a seguir con este matrimonio, más te vale dejar a Vanesa de lado, o las cosas se van a complicar mucho más de lo que ya están.
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Comments
Erika Suarez
rayos hay momentos en los q me pierdo y no entiendo. además q paso con la hija de emma ya ni la nombran y está emma no se no me refleja el ese amor por su hija. no la siento conectada como es el caso cuando se es madre soltera
2025-03-09
4
Mildred Álvarez
El dice que no entiende a Emma porque no se deja doblegar Pero no se da' de cuenta que con Vanesa ,el tampoco la doblega sino por él contrario es ella quien lleva la batuta envolviéndose con su astucia y termina haciendo lo que está quiere.
2025-03-10
0
Milena Johana Fuentes zamora
ojalá haya usado preservativo porque sino la Vanesa va a aprovechar la situación y decir que está embarazada de el idiota
2025-02-28
5