El viento soplaba fuerte esa mañana, cargado de una calma extraña tras la tormenta que acababa de azotar sus vidas. Anya estaba sola en su habitación, sentada frente a la ventana que daba al jardín. El aire fresco le acariciaba la piel, pero no podía disfrutarlo. Sus pensamientos estaban lejos, atrapados entre el pasado y el presente, enredados en la figura de su hermano Dimitri y en Luca.
Flashback - Desayuno con Luca
Aquella mañana, antes de la tragedia, Anya había compartido el desayuno con Luca. Ambos se sentaron en silencio, con una tensión palpable que flotaba en el aire. Luca, siempre tan reservado, parecía aún más distante que de costumbre. Cada palabra entre ellos había sido cuidadosamente medida, como si el silencio fuera más seguro que cualquier confesión.
"Anya," dijo él finalmente, rompiendo el incómodo silencio mientras ella jugueteaba con su taza de café. "No me malinterpretes, pero… esta situación no puede continuar así."
Ella lo miró, sus ojos interrogando los suyos. "¿Qué quieres decir, Luca?"
"Este matrimonio. No es… lo que ninguno de los dos imaginaba. No es lo que queríamos."
Anya había sentido un nudo formarse en su garganta en ese momento. Sabía que lo que Luca decía era verdad, pero no por las razones que él creía. A pesar de todo lo que había sucedido, ella ya no veía el matrimonio como una simple alianza. Para ella, era mucho más. Lo que sentía por Luca ya no podía ser ignorado, aunque él aún no lo supiera.
"Yo no elegí enamorarme de ti," murmuró ella suavemente, sin mirarlo directamente.
Luca no respondió, pero su mirada había cambiado. Un brillo diferente, uno que la hacía sentir vulnerable pero, al mismo tiempo, más cerca de él. Sin embargo, antes de que pudieran continuar, las responsabilidades de la mafia habían interrumpido la conversación, llevándose a Luca lejos de la mesa.
Presente - Anya recordando
Ahora, mirando por la ventana, Anya se daba cuenta de cuánto había cambiado desde aquel desayuno. Las palabras no dichas, los sentimientos reprimidos, y el vacío que Dimitri había dejado con su muerte la golpeaban como una tormenta implacable. Se había enamorado de Luca, sí, pero ¿a qué costo? Su hermano ya no estaba para protegerla, y la carga de la familia Ivanov ahora recaía completamente sobre sus hombros.
Con Dimitri fuera del camino, alguien tenía que tomar las riendas de la mafia rusa. Esa responsabilidad ahora era suya. Anya sabía que si no actuaba pronto, los enemigos internos y externos aprovecharían su debilidad. Tenía que ser fuerte, tenía que liderar.
—Mne nuzhno eto sdelat', brat— murmuró en ruso, pensando en Dimitri. ("Tengo que hacerlo, hermano.")
Sus pensamientos se mezclaban entre el dolor por su hermano y la confusión por Luca. ¿Cómo había llegado a enamorarse de alguien que apenas la veía como una molestia al principio? Una niña malcriada, eso es lo que él solía llamarla. Sin embargo, con el tiempo, había visto más allá de su fachada. Había sentido el calor de su protección, aunque fuera en sus momentos más fríos. Y ahora, aunque Luca no lo admitiera, Anya sabía que él también sentía algo.
Pero ¿cómo manejaría ella ambos mundos? ¿Cómo podría tomar el control de la mafia rusa y, al mismo tiempo, enfrentarse a sus propios sentimientos por Luca? La respuesta no era fácil, pero Anya sabía que debía enfrentarse a ambos desafíos con la misma determinación que su hermano siempre había mostrado.
Luca - Reflexiones de Conflicto
En otra parte de la villa, Luca estaba solo, mirando su reflejo en el cristal de la ventana de su despacho. Afuera, los guardias patrullaban los terrenos, una constante recordatorio de la vida peligrosa que ambos llevaban. Pero ahora, sus pensamientos no estaban en la mafia, ni en la seguridad, sino en Anya. Esa joven, esa "niña molesta" que de alguna manera había logrado meterse bajo su piel.
—Come può piacermi?— pensaba Luca en italiano, luchando consigo mismo. ("¿Cómo es posible que me guste?") Anya no era el tipo de mujer que él había imaginado a su lado. Era temperamental, terca y, sobre todo, demasiado joven. Pero ahora, cada vez que pensaba en ella, algo dentro de él se retorcía.
Questa ragazza irritante— murmuró en voz baja, recordando cómo solía pensar en ella solo como un estorbo. ("Esta chica irritante.")
Pero ahora, cuando cerraba los ojos, todo lo que podía ver era su rostro. La forma en que lo miraba, con esos ojos llenos de desafío y al mismo tiempo de vulnerabilidad. No podía ignorarlo más. Los recuerdos de la noche anterior, la intensidad del beso que compartieron, y la forma en que ella lo enfrentaba con una franqueza brutal le impedían pensar con claridad.
—Tse ne pravda— se dijo a sí mismo en ruso, usando las palabras que había aprendido por vivir tanto tiempo entre las dos familias. ("Esto no es correcto.") No debía sentirse así por Anya. No debía verla como algo más que una aliada, una esposa por obligación. Y, sin embargo, su corazón no dejaba de traicionarlo.
Cada pensamiento de Anya lo consumía. Cada recuerdo, cada conversación. Sabía que sus sentimientos lo estaban debilitando, haciéndolo vulnerable en un momento en el que no podía permitirse flaquear. La muerte de Dimitri había sido un golpe devastador para ambos, pero Luca sabía que ahora, más que nunca, debía ser fuerte.
Anya era la clave para mantener unida la alianza entre las dos mafias. Pero lo que no esperaba era que ella también se hubiera convertido en la clave para algo más: su propio corazón.
Conclusión
Mientras la tarde avanzaba, ambos estaban inmersos en sus propios pensamientos, en sus propias batallas internas. Anya, decidida a tomar el control de la mafia rusa, y Luca, tratando de contener los sentimientos que lo estaban consumiendo. Ambos sabían que el futuro que los esperaba era incierto y peligroso, pero también sabían que no podrían enfrentarlo separados.
Las piezas estaban en movimiento, y el fuego bajo la superficie seguía ardiendo, listo para estallar en cualquier momento.
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