Capítulo 5: Lazos en la Oscuridad

El puerto parecía más silencioso tras la retirada de los franceses, pero Luca sabía que ese silencio era solo temporal. Mientras observaba cómo sus hombres aseguraban la zona, se dio cuenta de que algo había cambiado en su percepción de Anya. Lo que antes veía como un capricho infantil ahora comenzaba a mostrar una astucia peligrosa. Ella no solo había intervenido en el momento justo, sino que había desestabilizado la confianza del traidor ruso con unas simples palabras en su idioma natal.

Dimitri se acercó, con una sonrisa orgullosa en el rostro. "¿Ves lo que te decía? Anya no es solo una niña más. Ella entiende el juego."

Luca asintió lentamente, sus ojos todavía fijos en ella mientras hablaba con algunos de los guardias. "Quizás he sido demasiado rápido en juzgarla."

Dimitri se cruzó de brazos, observando a su hermana con la misma mirada de aprobación. "Ella siempre fue lista, pero ahora es fuerte también. Tienes suerte de que esté de tu lado."

Luca no respondió, pero las palabras de Dimitri resonaban en su mente. Sabía que el juego de poder no solo se jugaba en los negocios, sino también en la intimidad. Y aunque no lo admitiría fácilmente, la idea de tener a alguien tan astuto como Anya a su lado empezaba a parecerle menos molesta.

Cuando terminaron de asegurar el puerto, Luca y Anya regresaron a la villa en un silencio tenso. Mientras el coche avanzaba por las calles empedradas de Nápoles, la luz de la luna bañaba el paisaje con un brillo plateado, pero dentro del vehículo, la atmósfera era espesa.

Anya rompió el silencio primero. "¿Sigues pensando que soy una niña malcriada, Luca?"

Él la miró de reojo, evaluando la pregunta. "No lo sé. Has demostrado ser más útil de lo que pensaba, pero eso no cambia el hecho de que este matrimonio es una alianza, no una historia de amor."

Anya sonrió levemente, pero esta vez no había amargura en su gesto. "No espero amor de ti, Luca. No soy tan ingenua. Pero espero respeto. Y quiero ser parte de todo esto. No voy a quedarme al margen mientras tú tomas todas las decisiones."

Luca frunció el ceño. "¿Y qué esperas? ¿Que te deje involucrarte en cada movimiento? Este mundo es peligroso, Anya. No es un juego."

"Lo sé," respondió ella con firmeza, sus ojos fijos en los de él. "Pero soy una Ivanova, y ahora también soy una De Santis. He crecido en este mundo tanto como tú. No me subestimes."

Luca no respondió inmediatamente. La miró por un largo momento, como si intentara ver más allá de las palabras que decía. Finalmente, asintió. "Veremos hasta dónde llegas, entonces. Pero si te metes en problemas, no esperes que te rescate."

Anya soltó una pequeña risa, una mezcla de desafío y aceptación. "No lo necesito."

Al día siguiente, mientras Luca preparaba los planes para asegurarse de que los franceses no volvieran a acercarse al puerto, una llamada inesperada interrumpió su concentración. Era uno de sus informantes en París, y la noticia era inquietante: los franceses no solo estaban reagrupándose, sino que habían formado una alianza secreta con una facción holandesa que había estado causando problemas en los últimos meses. La situación estaba a punto de complicarse aún más.

"Esto no puede ser una coincidencia," murmuró Luca, mirando el mapa en su escritorio. "Están planeando algo más grande."

Anya, que había estado revisando algunos documentos en silencio en la esquina del despacho, alzó la vista. "¿Qué ocurre?"

"Los franceses no están actuando solos," explicó Luca. "Han conseguido aliados entre los holandeses. Esto es peor de lo que pensaba."

Anya se acercó al escritorio, observando el mapa junto a él. "¿Qué vas a hacer?"

"Lo primero es reforzar nuestras defensas. No podemos permitir que se acerquen más. Y necesito hablar con Dimitri. Si los franceses están buscando aliados, entonces nosotros también necesitamos asegurarnos de que nuestras alianzas estén sólidas."

"¿Y qué pasa con los rusos?" preguntó Anya. "Mi hermano tiene más contactos de los que tú crees. Quizás pueda ayudarte a negociar con otros grupos."

Luca se detuvo por un momento. Nunca había considerado a Dimitri como alguien a quien pedirle favores, aunque mantenían una relación cordial. Sin embargo, sabía que en este mundo, las alianzas lo eran todo. Y si Anya tenía razón, Dimitri podría ser una carta importante.

"Hablaré con él," respondió Luca, sin mirarla. "Pero no te emociones. Esto sigue siendo mi territorio."

Anya lo miró de reojo, una pequeña sonrisa asomándose en sus labios. "Por supuesto, capo. Solo asegúrate de no olvidar a tus aliados en el proceso."

Más tarde ese día, Luca se reunió con Dimitri en una de las propiedades de los Ivanov en la ciudad. La conversación fue directa y sin rodeos. Dimitri, como siempre, estaba dispuesto a ayudar, pero no sin asegurarse de que sus propios intereses también se beneficiaran.

"Si los franceses están formando una alianza con los holandeses, entonces ambos tenemos un problema," dijo Dimitri mientras encendía un cigarro. "Pero tengo contactos en Europa del Este que podrían equilibrar las cosas."

"¿Qué estás sugiriendo?" preguntó Luca, sabiendo que Dimitri siempre tenía un plan en mente.

"Podríamos unirnos con los Balcanes. Hay una facción allí que siempre ha estado interesada en entrar en los negocios de Nápoles, pero nunca han tenido la oportunidad. Si les ofreces una parte del puerto, podríamos crear una barrera lo suficientemente fuerte para mantener a los franceses y holandeses fuera."

Luca se quedó en silencio, considerando la propuesta. Sabía que aliarse con los Balcanes traería sus propios desafíos, pero en este momento, necesitaba toda la ayuda posible. "Lo pensaré."

Dimitri soltó una carcajada, exhalando el humo. "No tardes demasiado, Luca. El tiempo no está de nuestro lado."

Esa noche, Luca volvió a la villa, agotado mentalmente por las decisiones que tenía que tomar. El poder era una carga, y en este mundo, no había espacio para la debilidad. Encontró a Anya en la biblioteca, leyendo un libro antiguo. Cuando ella levantó la vista y vio su expresión, supo que algo andaba mal.

"¿Qué ha pasado?"

Luca se dejó caer en una silla frente a ella. "Dimitri quiere que formemos una alianza con los Balcanes. Ofrecerles parte del puerto a cambio de su protección."

Anya cerró el libro lentamente, asimilando la información. "¿Y vas a hacerlo?"

"No lo sé," admitió Luca. "Es un riesgo. Pero si no lo hacemos, los franceses podrían superarnos."

Anya se inclinó hacia adelante, sus ojos fijos en los de él. "En este mundo, todos los movimientos son riesgos, Luca. Pero si tomamos la decisión correcta, seremos imparables."

Luca la observó en silencio, sintiendo una creciente admiración por su determinación. Por primera vez, se dio cuenta de que Anya no solo era su esposa en nombre. Ella estaba preparada para ser su compañera en todo, incluso en la oscuridad del mundo que ambos habitaban.

"Quizás tengas razón," murmuró Luca, más para sí mismo que para ella. "Quizás juntos podamos ser imparables."

Anya sonrió, un gesto suave y decidido al mismo tiempo. "Juntos, Luca. Solo si me dejas ayudarte."

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