Capitulo 17

Zara Miller

Dos días después, volví al hospital, ahora en mi nuevo rol como enfermera. El uniforme me daba una sensación de pertenencia, pero también de responsabilidad. Caminé por los pasillos con la cabeza en alto, tratando de ignorar las miradas y los susurros de algunas de las otras enfermeras y médicos.

— Ella solo está aquí por su esposo, el Dr. Alexander — escuché que alguien murmuraba al pasar.

Respiré hondo y seguí caminando, decidida a demostrar que mi lugar allí era merecido, independientemente de las circunstancias. Durante la mañana, me aseguré de dedicarme a cada tarea, mostrando competencia y compromiso.

Al final del turno, mientras llenaba los reportes en la sala de descanso, el Dr. Brian, jefe de pediatría, entró. Había escuchado los murmullos y se acercó con una sonrisa alentadora.

— No te preocupes por lo que digan los demás, Zara. Demuestra tu valor a través de tu trabajo. Haz lo mejor que puedas, y pronto verán que mereces estar aquí tanto como cualquier otra persona.

Sus palabras me brindaron consuelo, y le sonreí agradecida.

Más tarde, mientras terminaba de atender a una paciente mayor, ella sostuvo mi mano y dijo:

— Feliz cumpleaños, querida. Que tengas un día maravilloso.

Me sorprendí. No esperaba que alguien supiera, mucho menos una paciente. Le agradecí con una sonrisa genuina, pero antes de que pudiera salir, el Dr. Brian, que pasaba por el pasillo, escuchó la conversación.

— ¿Entonces hoy es tu cumpleaños, Zara? — preguntó, pareciendo genuinamente sorprendido. — ¿Qué te parece cenar conmigo en el restaurante del hospital para celebrarlo?

Dudé por un segundo, pero la amabilidad en sus ojos y su tono amistoso me hicieron aceptar la invitación. Al fin y al cabo, solo estaba siendo amable, como un compañero de trabajo.

El restaurante del hospital era un lugar tranquilo, con una vista agradable al jardín exterior. El Dr. Brian y yo nos sentamos en una mesa cerca de la ventana, y mientras comíamos, sentía su mirada sobre mí. Era una mirada curiosa, pero amable.

— Y dime, Zara, ¿qué te parece el hospital y el trabajo? — preguntó él.

Sonreí, sintiendo mi corazón latir más rápido de emoción.

— Me encanta, de verdad. Es desafiante, pero es exactamente lo que quería. Cada día es una nueva oportunidad para aprender y crecer — respondí, sintiendo un brillo en mis ojos.

Pareció satisfecho con mi respuesta, y después de un momento de silencio, se inclinó un poco hacia adelante, como si fuera a contarme un secreto.

— Quiero decirte algo — dijo con una expresión seria, pero con una leve sonrisa en los labios.

Lo miré, curiosa.

— ¿Qué es?

— Necesito una jefa de enfermería para pediatría — reveló, sorprendiéndome. — Y espero que, en un mes, puedas asumir el cargo. Eres más que capaz, Zara.

Me quedé sin palabras por un instante, sorprendida y halagada. Él realmente creía en mí.

— Wow... No sé ni qué decir. Gracias, Dr. Brian. Esto significa mucho para mí.

Hablamos por unos minutos más, y cada vez me sentía más a gusto en su compañía. Él era alguien que realmente se preocupaba por los demás y estaba dispuesto a ayudarme a crecer.

De repente, vi a Alexander entrando en el restaurante. Vino directamente a nuestra mesa y, sin decirle una palabra al Dr. Brian, se sentó a mi lado. Sentí un escalofrío cuando tocó mi cabello con suavidad.

— Y entonces, ¿cómo ha sido tu primer día? — preguntó, con una sonrisa que parecía ser solo para mí, ignorando por completo la presencia del Dr. Brian.

Antes de que pudiera responder, el Dr. Brian soltó una risa ligera.

— Por primera vez, Alexander, creo que te estoy envidiando. Tienes a una mujer increíble a tu lado, hermosa y talentosa.

Sentí mis mejillas sonrojarse con el cumplido, y Alexander solo sonrió, aún mirándome a los ojos, como si el Dr. Brian ni siquiera estuviera allí.