Alexander Muller
Después de la cena, el ambiente en la casa parecía estar más tranquilo. Mis padres se retiraron al cuarto de visitas, comentando animadamente sobre el reencuentro. Emma y Jack siempre habían sido personas cariñosas y acogedoras, lo que hacía que cada momento en familia fuera más ligero, a pesar de las circunstancias inusuales. Tan pronto como cerraron la puerta, sentí el peso de las revelaciones aún flotando en el aire.
Miré a Zara a mi lado. Sus ojos estaban perdidos, tal vez aún procesando todo lo que había descubierto. Sabía que la verdad saldría a la luz eventualmente, pero no esperaba que fuera de esa manera, ni que causara tanto impacto. Siempre había sido una mujer fuerte, pero lo que vi en esa sala de comedor era más que sorpresa; era una mezcla de choque y algo que no lograba descifrar completamente. Era hora de que habláramos a solas.
—¿Vamos a la habitación? —sugerí con una sonrisa suave, tratando de aliviar la tensión. Ella asintió, aún en silencio, y me siguió escaleras arriba.
Al entrar en mi habitación, Zara miró alrededor como si estuviera viendo el lugar por primera vez. Cerré la puerta detrás de nosotros, sintiendo la urgencia de la conversación que necesitábamos tener. Se sentó al borde de la cama, con la mirada distante, y me acerqué, sentándome a su lado.
—Zara —comencé, eligiendo las palabras con cuidado—. Quiero entender más sobre ti. Sobre lo que pasó para que dejaras la universidad; desde aquella noche que pasaste a mi lado hace años, nunca te volví a ver hasta ahora.
Ella suspiró profundamente, como si estuviera a punto de liberar una parte de sí misma que había guardado por mucho tiempo. Sus ojos encontraron los míos, y había una vulnerabilidad allí que nunca había visto antes.
—Mi padre falleció cuando estaba en el primer año de Medicina —comenzó ella, con una voz suave, pero cargada de emociones—. Después de eso, todo se vino abajo. No pude seguir costeando la carrera, y con el dolor de la pérdida, todo parecía derrumbarse. Tuve que dejar la universidad, y durante un tiempo, no lograba encontrar mi camino de regreso.
Guardé silencio, absorbiendo cada palabra. Sabía que había pasado por momentos difíciles, pero no imaginaba que la pérdida de su padre había sido el comienzo de todo.
—Y después de eso, me comprometí —dijo, esbozando una sonrisa amarga—. Pensé que podría reconstruir mi vida. Conocí a alguien, y todo parecía perfecto. Realmente creí que podría tener el matrimonio ideal, como el de mis padres. Amar y ser amada, ¿sabes? —Hizo una pausa, y sus recuerdos pasaron por sus ojos—. Pero el día de nuestra boda, descubrí que me había estado engañando durante meses. Todo en lo que creía, todo el futuro que había imaginado, simplemente se desmoronó.
Mi mano se movió instintivamente para sujetar la suya. Sentía su dolor, la frustración de ver sus sueños hacerse pedazos.
—Desde entonces, decidí que el amor no era para mí —continuó Zara, con la voz firme, pero con un toque de tristeza—. Cuando me mudé a Alemania, opté por ser esposa de alquiler. Era una forma de mantener las cosas bajo control, sin el dolor de involucrarme emocionalmente. Logré graduarme en enfermería con el dinero que gané, siguiendo los pasos de mi madre, que falleció poco después de mi padre, pero nunca ejercí realmente la profesión. Me aferré al papel de esposa de alquiler.
—¿Pero no tienes ganas de trabajar como enfermera? —pregunté, tratando de entender su situación.
Ella me miró, con los ojos brillando con una mezcla de esperanza y resignación.
—Sí, sí que tengo. Pero me acomodé en este papel, ¿sabes? Es seguro, predecible. No hay decepciones, y siempre puedo mantener la distancia que necesito.
Guardé silencio por un momento, pensando en lo que había dicho. Veía tanto potencial en ella, una fuerza que muchas veces ella misma no veía, aún recordaba lo serena y dulce que era conmigo en aquella época en que nos conocimos.
—En el hospital donde trabajo estamos contratando —dije, midiendo mis palabras—. Tienes el talento y la formación. Y sobre nuestro acuerdo… No quiero divorciarme de ti, Zara. Sé que nuestro matrimonio comenzó como un contrato, pero nada impide que tengas ambas cosas: tu profesión y la seguridad que buscas.
Ella me miró sorprendida, con una mezcla de incredulidad y curiosidad en el rostro.
—¿Hablas en serio? —preguntó, en un susurro.
Asentí, sujetando su mano con más firmeza.
—Sí. Quiero que tengas todo lo que deseas. Y si eso significa estar a tu lado como tu esposo, aunque sea de alquiler, y verte florecer en la carrera para la que te preparaste, entonces eso haré. No tienes que elegir. Puedes ser mi esposa y, al mismo tiempo, una enfermera increíble. Estoy aquí para apoyarte, sin importar el camino que elijas; aunque el tiempo y las circunstancias nos hayan distanciado, sigues siendo una buena amiga para mí.
Zara guardó silencio, absorbiendo lo que había dicho. Había un brillo en sus ojos, algo que me decía que, tal vez, por primera vez, estaba empezando a creer que podía tener lo que tanto deseaba.
Era solo el comienzo, pero estaba decidido a mostrarle que, independientemente de las circunstancias que nos unieron, el futuro podía ser muy diferente de lo que imaginábamos. Haría lo posible por ser para ella el amigo que merecía tener.
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Updated 116 Episodes
Comments
Luzbe Chourio
Dios mío, lastima que hombres así, con esos sentimientos tan nobles solo existen en novelas, quiero uno así, 🤔
2025-03-14
3
MONICA MARIA OSORNO SANCHEZ
🥰🥰🥰🥰🥰este hombre ya me enamoró 🥰🥰🥰🥰
2024-12-31
1
Maria Ariza
ojalá ella decida darse un oportunidad que felicidad
2024-12-07
1