—Y así pasaron los días en aquellas vacaciones. Gabriele era el centro de atención en todos los lugares donde íbamos. Él se hacía querer con gran facilidad. Un hombre muy alegre y entusiasta. Si debía sentarse en suelo, no le importaba.
—Poco a poco yo me iba sintiendo orgullosa de tenerlo al lado, pues para todos él era una maravilla hecha hombre. Me felicitaban por el novio tan guapo que tenía, también porque se veía que era rico e instruido.
—Dejaba a todos con la boca abierta cuando contaba sus inicios en la aviación. Todos querían ver sus fotos. Y el muy contento se las mostraba. Explicaba su labor en la cabina y su relación con la tripulación. Decía que volar era la forma más segura de viajar y que no tenía miedo de caer.
—Contaba muchas anécdotas sucedidas durante los vuelos, como por ejemplo un parto que tuvo que atender porque no había en ese viaje un médico. No hubo problema pues él tenía preparación para atender esos y otros percances.
—A su corta edad ya tenía muchas horas de vuelo, lo cual le daba mucha seguridad al aterrizar, que es la parte de más atención. Conocía mucha gente, paises, hoteles y comidas. Era muy bien atendido donde llegaban. Su línea aérea preferida y para la cual ha trabajado siempre es ALITALIA.
—Mientras hablaba no dejaba de mirarme para asegurarse que yo le estaba prestando atención y siempre me pedía que estuviera cerca de él. Aprovechaba para agarrarme las manos, o pasarme su brazo encima de mis hombros. Le demostraba a todos que estaba enamorado de mi.
—A su vez todos me decian: “Qué suerte tienes al haber encontrado un novio asi”. “No tendrá un hermano para mi?”, me decía mi prima. “No lo dejes escapar”, me decían mis tías. “Yo quiero ir a Italia y encontrar un papasote como ese”, me decían mis vecinas.
—Lentamente, sutilmente empezaba a sentirme cada vez más atraída hacia él. Ya no le peleaba, ni discutía. Su compañía ya no me desagradaba tanto. Sin embargo tenía muy presente que el único objetivo de toda su galantería era tenerme en su cama como ya lo había hecho con tantas otras mujeres.
-Y entonces llegó el día de partir. La noche anterior casi todo el pueblo vino a casa de mis padres. Todos aportaron algo de comer, agua, bebidas y mucha música. Vinieron algunos grupos musicales tocando sus instrumentos y señoras vestidas con sus trajes típicos bailaron para Gabriele.
—Se hicieron fogatas para calmar el frío y asar carne. Gabriele se veía muy feliz. Tomó mucho licor y él también bailó. Aunque no conocía muy bien el ritmo se veía hermoso intentándolo. Me pidió bailar con él y todos nos aplaudían.
—Como siempre, aprovechó para apretarme y robarme uno que otro beso. Todos gritaban: “beso, beso, beso” y entonces le permití que me diera mi primer beso. Luego de unos segundos, yo me quería zafar por vergüenza con mi familia, pero quedé atrapada en su boca. Jamás me habían besado y menos de esa manera.
—¡Dios! Qué magnifica sensación tan excitante. Quería que ese beso no terminara nunca. Quería que estuviéramos solos y ese beso fuera eterno. No sentía mis piernas, era como si me hubiera elevado del piso. La cabeza me giraba.
—Mi cuerpo se comportaba extrañamente. Mis senos, mi vientre, mis brazos querían ser tocados, quería que Gabriele me apretara muy fuerte contra su pecho y no me soltara. Su boca sabía a licor dulce, me sentía embriagada con su aroma, con su perfume.
—Lo miré a los ojos fijamente como preguntándole: ¿Qué me has hecho? Parece que él lo entendió porque tomó con sus manos mi cabeza y la apretó cariñosamente contra su pecho y seguimos bailando suavemente.
—Al terminar la pieza musical, ya no quise volver a bailar ni con él ni con nadie. Me senté, bebí agua y esperé que lo que había sentido pasara rápidamente. Estaba tan confundida, nunca imaginé que un beso fuera algo tan explosivo. ¡Mi primer beso!
—Entrada la madrugada todos ya se habían ido. Gabriele y yo ayudamos a mamá a recoger el desorden y dejar todo limpio y en su puesto. Cuando iba hacia mi habitación Gabriele me tomó de un brazo y me volvió a besar, pero esta vez no fue tan pasional.
—Me preguntó: “¿Me quieres aunque sea un poquito?”, le dije NO. Y él me respondió: “Yo sé que sí jajajajaja”. Le pregunté a qué hora salía su vuelo y me dijo que viajaríamos juntos porque él ya lo había arreglado.
—Fue muy triste volver a despedirme de los míos. Volver a dejar mi país para volver a la incierta Italia. De alguna manera salir del rancho de la mano de Gabriele me dio fortaleza y confianza, no me sentía tan sola.
—Mis padres le suplicaron cuidarme, estar pendiente de mi y él lo prometió. También les prometió que algún día él los llevaría a Italia para que vivieran conmigo. A Andrés, mi hermanito, le dijo que estudiara italiano, así cuando culminara el bachillerato él lo pondría a estudiar en una universidad en Milán.
—Ya dentro del avión, algunas azafatas reconocieron a Gabriele y lo saludaron como a un capitán, pero no dejaban de lado la coquetería. Lo miré feo y él se sonreía. Y dijo otra frase que debí tomar muy en serio, pues en el futuro eso me afectaría: “NO TE PONGAS CELOSA, TU ERES LA CAPITAL Y ELLAS LAS SUCURSALES”, “TU ERES EL HOGAR Y ELLAS SON LA CALLE”.
—Sin imaginar, él me estaba vaticinando que en un futuro, si llegáramos a estar juntos, él siempre estaría con otras mujeres. No iba a ser fiel porque considera que la esposa debe estar en la casa esperándolo, mientras que él en la calle fácilmente puede obtener a las mujeres que quiera y sin ningún problema.
—¡ Qué lástima que en la vida no percibamos estas señales a tiempo! Cuando nos damos cuenta ya hemos metido las patas hasta el fondo. Es como si la vida nos gritara: “Te lo dije y no me hiciste caso”.
—A mi me pasó. Yo vi cómo era Gabriele pero me dejé atrapar en su juego. Caí en sus redes como tantas otras estúpidas. Eso lo vi durante aquel vuelo, no había azafata que no le dedicara una sonrisa pícara y él haciéndose el imbécil les respondía con picardía. Creía que yo no me daba cuenta, pero el jueguito era muy evidente.
—Nos despedimos en Firenze y él siguió para Milán. Trató de volver a besarme pero yo no se lo permití. Al entrar en el apartamento me decidí no volver a salir con Gabriele. Muy lindas las vacaciones, muy agradecida con él por sus amabilidades con los míos, pero yo realmente no quiero caer en su jueguito. Que se vaya a divertir con las tantas mujeres hermosas que lo asedian.
—Tenía muchos mensajes de Manuel, el médico nicaragüense que vivía cerca de Milán. Lo llamé y me dijo que en Torino estaban buscando arquitectos para un proyecto muy grande. Me dio la dirección y de inmediato hablé con Omairita y empecé a hacer mis maletas para ir a presentarme en esa empresa.
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Comments
Grecia Rosales
dió a entender que siempre serías la primera ma no el plato de segunda mesa. pero aún así con el engaño siempre uno como mujer se sentirá la segunda x mucho q demuestre q es la primera en todo.
2025-03-24
2
Lucia Feliciano Falcao
El peor ciego 🦮🦯, es el que no que ver, el ❤️❤️ amor es una tapadera para los defectos del ser humano.😏😏😏
2024-12-08
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