Capítulo 18

...Aspen....

Luego de aquél incidente con mí hermano; he tenido muchas pesadillas.

Pesadillas dónde sigo estando atrapada en la mansión Voinescu.

Pesadillas dónde mí padre me encierra en el cuarto oscuro.

Pesadillas dónde Luke intenta asesinarme.

Pero, en todas esas horribles pesadillas, siempre llega alguien a salvarme; Xénorix D'Agostino.

Anoche en particular, tuve un sueño interesante.

Me encontraba en el restaurante, ordenando las mesas, cuando la puerta se abrió.

Miré hacia la entrada y, ahí estaba él, mí héroe.

Tenía uno de sus habituales trajes caros, su cabello negro como la noche oscura sin luna; bien peinado hacia atrás. Dejando a la vista su rostro estoico.

Aquéllos ojos verdes grisáceos se posaron en los míos y, por alguna razón, sentí un escalofrío recorrer mí cuerpo; obligándome a soltar un suave y silencioso suspiro.

Él se acercó, tomando asiento frente a mí.

Comenzó a leer el menú, luego habló.

—Me gustaría un poco de sopa. –Ordenó, en apenas un murmullo–.

Asentí, dirigiéndome a la cocina.

Comencé a preparar su órden, cuándo sentí una presencia imponente detrás de mí.

Al principio, me asusté.

Creí que era Luke o Aziel.

Pero, al voltear, vi a Xénorix.

Con su enorme pecho pegado a mí espalda, y sus brazos en cada lado de mí cuerpo.

Debería haberme asustado al verlo pero, en su lugar, sentí nerviosismo mezclado con curiosidad.

—¿Qué haces aquí, Xénorix...? –Mi voz salió más baja de lo que había planeado–.

Él no respondió, soltó un suave gruñido y, pude sentir como enterraba su nariz en mí cabello; sintiendo mí aroma.

Esa acción me tomó por sorpresa, ni si quiera me había dado cuenta que dejé de respirar por unos segundos.

Él llevó su rostro a la curva de mí cuello, acariciándome con su nariz.

No podía moverme y, siendo honesta, tampoco quería hacerlo.

Llámenme loca, pero quería ver hasta dónde era capaz de llegar.

Acercó su cuerpo al mío, presionándome contra la encimera.

Llevó su boca a mí oreja y habló.

—Debés respirar, Aspen. –Soltó en un murmullo ronco, mientras su aliento acariciaba mí piel; haciéndome estremecer–.

No respondí, cerré los ojos.

Sus manos se posaron en mí cadera, mientras su enorme cuerpo me cubría por completo.

Comencé a sentir como sus manos comenzaron a explorar cada curva de mí ser; me puse muy nerviosa.

Y por reflejo; me aparté rápidamente. Creando una distancia entre nuestros cuerpos.

—Xénorix, si te dí alguna idea equivocada, entonces...

No pude terminar de hablar, ya que aquél hombre; me acorraló contra la pared. Obligándome a soltar un jadeo.

—Te he estado observando désde hace un tiempo. –Gruñó en mí oído, tomando mis manos, llevándolas por encima de mí cabeza–. Una madre soltera, divorciada. –Una de sus piernas se metió entre mis muslos, sometiendome–.

Intenté soltarme, de verdad. Pero, no pude hacer nada.

Él era más grande; más fuerte y tenía el control.

—Aspen D'Oggioni... –Su rostro encontró camino a mí cuello, dónde comenzó a rozar sus labios por mí piel–. Seguida por muchos, tocada por nadie... –Gruñó de forma posesiva, mordiendo mí piel; haciéndome jadear de dolor con un dejo de placer–.

Mis ojos se cerraron y, como si no tuviera control; mí cuello se arqueó para darle el acceso deseado.

Él sonrió ante aquélla vista, y no dudó en comenzar a besar; morder y marcar la piel expuesta.

Era como un animal salvaje marcando a su presa.

Cada lamida y mordida, causaban un ataque eléctrico por mí cuerpo, en especial entre mis piernas. No dolía, era delicioso. Pero nunca lo admitiría en voz alta.

Mientras me marcaba como una bestia, una de sus manos comenzó a descender por mí cuerpo, encontrando el dobladillo de mí vestido.

Sus uñas se clavaron en mis muslos, obligándome a soltar un leve grito de dolor. Su mano libre fue a mí cabello, sujatandolo con fuerza; obligándome a mirarlo.

Estampó sus labios sobre los míos en un beso agresivo y hambriento, no fue amable. De hecho, fue tan rudo que en su crueldad me obligó a abrir la boca; demorándome por completo.

Intenté apartarlo, seguirle el ritmo, pero no podía.

Su mano que antes estaba en mis muslos, comenzó a subir debajo de mí vestido; llegando a mis bragas.

Se metió bajo el elástico de ellas, sintiendo mí humedad.

Me avergoncé.

Quise apartarlo, pero sus dedos comenzaron a trazar círculos sobre mí clítoris, obligándome a gemir, suspirar y jadear contra su boca.

Como si fuera domidana por él, mis piernas se abrieron aún más para su propio gusto. Tomó mis muslos, sentándome en la encimera.

Sus besos comenzaron a descender por mí abdomen, mordió mis caderas y finalmente llegó a mí centro.

Sus ojos verde grisáceos se posaron en los míos, bajó mis bragas deslizandolas por mis piernas; expiniendome ante él.

Besó y mordió mis muslos internos y, cuando llegó a mí punto deseado, inhaló profundamente mí olor.

Soltando un suspiro tembloroso, que me hizo estremecer.

—Hueles a cielo... –Murmuró con voz ronca–. Déjame probar éste paraíso húmedo y goteante. –Fue lo último que dijo cuándo vi su lengua salir para encontrase con mis pliegues–.

Pero antes de que el contacto se concrete, una voz me llamó.

—¡Mami! ¡Mami, despierta!

Abrí los ojos para encontrarme cubierta de sudor, con mí pequeño hijo a mí lado.

Fue un maldito sueño, tuve un sueño húmedo con mí salvador.

Mis muslos se apretaron inconscientemente sintiendo la humedad y resultado de las cosas prohibidas que inundaron mí mente.

Solté una maldición en voz baja.

—Mami, ¿Quién es Xénorix? –Calen preguntó–. Llamabas su nombre mientras dormías. –Sus ojos inocentes se posaron en los míos–. ¿Es un monstruo? –Se asustó–.

Suspiré y lo abracé.

—Sí, es un monstruo que apareció en el sueño de mami.

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...Matemos a Calen en 3, 2, 1......

...¿Qué les pareció el capítulo de hoy? Déjenmelo saber en los comentarios. ;D...

...No sé escribir éstas escenas morbosas, ok?...

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