Capitulo XIX Tienes una hermana

Punto de vista de Sergey

En la prensa salió reseñada la noticia de que Gabriel se casaría con la mujer que me había robado los pensamientos. Ahora estaba más interesado en ella y tenía que buscar la forma de acercarme. Puede parecer que me obsesionó con lo que es de Gabriel, pero esta vez es distinto, esa mujer tiene algo que la hace diferente a los demás, la he visto en varias presentaciones de la empresa Linares y la manera en la que habla y se expresa demuestra lo inteligente que es. Estoy seguro de que no es una más del montón y por eso Gabriel no quiere perder tiempo para hacerla su esposa.

He preparado algunos encuentros con ellos, todos de negocios, en esta semana nos hemos reunido al menos tres veces, Gabriel por su puesto nunca me ha dejado a solas con ella, sabe que estoy interesado, pero me conformo con verla y demostrarle que también soy inteligente. Sin embargo, algo ha cambiado en la forma en la que percibo la presencia de esta mujer. Ya no la veo como objeto de deseo, ahora más bien la veo como si fuera mi hermana. No sé en qué momento empecé a sentir fraternidad por Kristen y un deseo infinito de querer protegerla.

"Muy bien señor Montenegro, aquí están las correcciones que se le han hecho a su campaña, espero que esta vez todo haya quedado como a usted le gusta”, dijo Kristen con mucho profesionalismo.

“Lo revisaré y les daré mi punto de vista”, dije con sinceridad.

Me despido de ellos y fui a ver a mi madre, quien estaba insistiendo en que habláramos, mi madre es el recordatorio de que he hecho muchas cosas indebidas en mi vida, lo último que quise hacer fue abusar de la mujer de Gabriel y solo porque ella me gustó y no quería que se enganchará conmigo.

Llegue a casa de mi mamá, Catalina Fuenmayor De Montenegro, una mujer con un carácter dominante quien se hizo cargo de las empresas de mi padre después de que este muriera.

“Madre, ¿cómo has estado?”, pregunté dándole un beso en la mano.

“Eres un hijo despreocupado, si muero ni por enterado te darías”, recriminó sola Catalina mirándome fríamente.

“Sabes que no es así, estos días he estado muy ocupado con la empresa”, respondí buscando excusas.

“Deja de mentir, seguramente has estado entretenido con esa mujercita con la que te casaste”, respondió mi madre con desdén.

“Pronto me divorciaré de ella, ya me aburro de jugar al marido bueno”, dije sonriendo con malicia.

“No te he llamado para hablar de esa cualquiera. Hay algo importante que debo decirte y tienes que cumplir con lo que te voy a pedir”, dijo Catalina con seriedad.

“Cuando hablas así es porque es algo muy serio”, respondí interesado en lo que me fuera a decir.

“Presta atención a lo que te voy a decir. Como sabes yo nunca ame a tu padre, siendo aún muy joven me obligaron a casarme con él, ya que mi familia nunca permitiría que me casará con él amor de mi vida: un hombre bueno, amable y que me trataba como a una princesa, cuyo único defecto era ser pobre. Después de ese matrimonio quede embarazada de ti, la familia de tu papá que era mucho más poderosa que la mía te aparto de mi lado para hacer de ti según ellos un Montenegro con todas sus letras. En mi desesperación por la vida que estaba llevando, escape y me fui con ese hombre al que tanto amaba, tiempo después quedé embarazada y tuve una hermosa niña, a la cual me tocó renunciar por su bien y el bien de su papá, mi único amor. Tu padre me encontró y me trajo de vuelta a esta jaula de cristal, yo acepté con la única condición de que no les hiciera nada a ellos, pero ahora que tu padre no está, puedo revelar este secreto que me está matando lentamente, además de pedirte que por favor busques a tu hermana y la ayudes en lo que ella necesite”, está confesión de mi madre si no la esperaba, ahora tengo una hermana de la cual no se nada.

Mi madre sacó un sobre y me lo entrego. “Aquí tienes los datos del padre de mi hija y aquí tienes su nombre, búscala y tráela ante mí, no me quiero morir sin antes ver su rostro, aunque sea una vez en la vida”.

Agarre el sobre que mi mamá me entrego, leí lo que ahí estaba escrito, ahora tenía una misión y era encontrar a mi hermana.

Salí de la casa de Catalina y llamé a mi hombre de confianza, le envié el nombre de ese sujeto para que lo investigará, mientras yo me fui a mi oficina, tenía que revisar el contrato que iba a firmar con Linares. Ya no me interesaba Kristen como mujer, pensé que sería un buen elemento para mí empresa. Lástima que se casaría con ese idiota y afianzaria los lazos con esa empresa.

Al llegar a mi empresa, encontré a mi fastidiosa esposa esperándome en la oficina. Seguramente venía a pedir más dinero, pues era lo único que hacía.

“Hola cariño, tengo rato esperándote”, dijo con una voz chillona que me callo hasta el tímpano.

“Estoy ocupado, dime qué quieres y lárgate de mi oficina”, respondí de mala gana.

“No tienes que ser tan grosero, solo vine para que fuéramos a almorzar, hace rato no salimos juntos”, me dijo toda melosa y ofrecida.

“No puedo, tengo mucho trabajo, vete a la casa”, respondí de mal humor.

“Pero amor, solo quiero pasar un rato agradable contigo”.

Perdí la paciencia y le hable en un tono frío después de golpear con mi puño el escritorio. “Te dije que estoy ocupado, ¿o es que acaso ahora eres sorda”.

Patricia dio un brinco y salió corriendo de mi oficina sin decir nada más. Ya no la soportaba me tenia harto. No se en que momento se me ocurrió hacerla mi esposa.

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