UN GRAN REGALO PARA TI

Para sorpresa de Amaranta, Izan Marsans la llevó a una gran casa de tres pisos a la orilla de un bello lago. Esa casa está rodeada de enormes árboles y era de estilo modernista al llegar a la entrada. Amaranta pregunta a Izan qué es lo que hacían en ese lugar.

—Esta casa mi hermana me la regaló cuando cumplí 18 años; ahora que has cumplido 18 años, es un regalo que yo te hago para ti. Respondió Izan.

—No es imposible que yo acepte esta casa; es un regalo que te hicieron a ti.

—Eso no importa, ya está todo preparado, ahora ya es tuya; no quiero que cuando yo no esté en la capital tú no tengas donde estar para quedarte en la ciudad con la abuela mientras asistes a la universidad.

—No sé qué decir, ya tengo la pequeña librería de la Madrina Johanna, no creo que sea necesario tener más.

—No aceptaré un no por respuesta, esta casa es tuya y no hay más que decir.

—Bueno, hagamos esto; cuando tenga que asistir a la escuela usaré la biblioteca que está más cerca del hospital y la universidad, y si estás en la ciudad vendremos a esta casa, ¿qué te parece?—preguntó Amaranta.

—Me parece perfecto. Entremos, tienes que verla ahora.

Pasaron un par de horas viendo la casa y sus alrededores; cuando se encontraban sentados en el salón, charlando, Izan comenzó a sentir un poco de dolor en el pecho, una opresión. Más cuando ve esa hermosa cara de Amaranta, cuando nota que ella había crecido, que sus facciones han madurado, que su mirada era de un brillo raro en ese preciso momento, como si fuera de un alma vieja, con sabiduría de eones, pero combinada con una dulce sonrisa. Todo era algo que le parecía extraño pero que lo seducía.

—Sabes, Amaranta, pienso que tenemos que ir al hospital a que me revisen; siento palpitaciones algo fuertes.

—Si te sientes mal, vamos ahora mismo.

Salieron de la casa y se encaminaron rumbo al hospital principal de la ciudad capital. Cuando se encontraba en el hospital, se encontraron con Philip Thompson y su tía, así como con la abuela de Amaranta.

—Hermana, creí que nunca nos volveríamos a encontrar en esta vida —dijo la abuela Mary, lágrimas corriendo por sus ojos.

Amaranta usó apresuradamente su pañuelo para enjugar las lágrimas de su abuela.

—Afortunadamente, tengo una buena nieta y tú tienes un buen nieto. Es gracias a ellos que podemos reunirnos incluso después de más de medio siglo.

—Eso demuestra que les hemos enseñado bien y también que estábamos destinados a reunirnos en esta vida de nuevo.

Tal como las dos ancianas esperaban, los resultados de ADN mostraron que en realidad eran hermanas.

*********

Esta noticia fue un gran shock para las élites de la capital.

—Gini Cota, que estaba acostado en una cama de hospital, también se enteró de esta noticia. —Ese Amaranta es realmente afortunado.

Había un yeso en la pierna de Gini Cota, y estaba suspendido en el aire. Sus ojos estaban llenos de ira.

Ana Santamarina se sentó a su lado y preguntó vacilante: —¿Es poderosa la familia Thompson?

—La familia Thompson está en el centro de la clase alta en la capital. ¿Crees que son poderosos? Decirlo es quedarse cortos a la realidad. Gini Cota se volvió para mirar a Ana Santamarina.

Si la abuela de Amaranta se reuniera y fuera reconocida por la vieja madame Thompson, entonces Amaranta podría aumentar su estatus debido a la familia Thompson.

Su pierna se había fracturado debido a Amaranta.

También quería que Amaranta se rompiera la pierna. No, ella quería que se rompieran ambas piernas.

Sin embargo, no pudo hacerlo ella misma. De lo contrario, si el joven Izan Marsans o el joven Philip Thompson se enteraran, su familia estaría en serios problemas.

Pero, ¿no había intentado Ana Santamarina hacer uso de ella?

Entonces, ¿no debería hacer algo al respecto?

—Ana, creo que deberías preguntarle a tu padre si tú y Amaranta están realmente relacionados por sangre.

—Ya le pregunté, pero mi papá no dijo nada.

Ana simplemente no entendió. Si Amaranta y Javier Santamarina no estaban relacionados en absoluto, ¿por qué Javier Santamarina trató tan bien a Amaranta?

—Ana, eres realmente lamentable. Tu padre no te ama y tu madre está muerta. Mira a tu hermana mayor, Amaranta, ¡está mejor! Y ahora ha hecho conexiones con la familia Thompson. ¡Es una cenicienta de la vida real!

Ella no podía aceptarlo.

Gini Cota no pudo aceptarlo.

Ana Santamarina tampoco pudo aceptarlo.

—Gini, ¿qué quieres decir?

—Ana, es posible que no hayas escuchado esto antes, pero hay algunas personas que pueden robar la suerte de otras personas. Es una relación inversamente proporcionada. Cuanto más desafortunado seas, más suerte tendrás porque te ha robado la suerte. Piénsalo. ¿Has tenido mala suerte desde que los dos se conocieron? —Gini Cota dijo con una sonrisa siniestra.

La gente común no creía plenamente en tales supersticiones.

—¿Quieres que un maestro eche un vistazo?

"¿Maestro?" preguntó Ana Santamarina. —Pero no conozco a ningún maestro".

—Pero yo sí lo conozco, pero el maestro que conozco no ayuda a cualquiera. También depende de tu suerte.

Ana Santamarina se emocionó. Supuso más adelante que Gini Cota. Se preguntó que, si Amaranta le hubiera robado toda su suerte, entonces habría significado que el legendario joven Izan Marsans era suyo.

El joven Izan Marsans era como un príncipe noble. Si un hombre tan maravilloso se convirtiera en suyo…

¡No! Primero tuvo que hacer que Amaranta desapareciera de este mundo para siempre. Estaba dispuesta a pagar cualquier precio si podía tener todo lo que Amaranta tenía en este momento.

—Gini Supongo que la fe puede mover montañas. Te lo suplico. Por favor, preséntame a este maestro.

En cuanto a Amaranta, bueno, ¡podría ir al infierno!

Los ojos de Ana Santamarina estaban llenos de odio. Gini Cota sonrió contenta cuando vio eso.

El estado de ánimo de Gini Cota cambió cuando pensó en cómo las cosas terminarían mal para Amaranta.

—¿Por qué me agradeces, Ana? Si no me hubieras hablado de Amaranta, no lo habría sabido. Me alegro de que me hayas hablado de ella. De lo contrario, el joven Izan Marsans habría sido engañado por ella.

Ana Santamarina sintió como si le hubiera hecho un gran favor al mundo cuando escuchó a Gini Cota decir eso.

Generalmente inteligente e intrigante, Ana Santamarina no sabía que Gini Cota quería vengarse no solo de Amaranta, sino también de Ana Santamarina por usarla.

—Gini, conocerte es lo mejor que me ha pasado, —comentó Ana Santamarina. Justo en ese momento, sonó su teléfono.

Miró la pantalla y vio "Óscar Rong".

"Óscar Rong".

Hubo un destello de luz en los ojos de Gini Cota. Escuchó en silencio mientras Ana Santamarina y Óscar Rong hablaban.

—Gini, Óscar Rong está aquí para recogerme. Tengo que irme, —anunció Ana Santamarina.

Ana Santamarina empacó sus cosas. "Vendré a visitarte de nuevo otro día".

"Este Óscar Rong, ¿es tu novio?" preguntó Gini.

Ana Santamarina respondió: —No.  Óscar Rong es un vecino mío. Es como el hermano mayor que no tuve. Me gusta otra persona.

Cuando pensó en el hombre que le gustaba, la cara de Ana Santamarina se sonrojó. Creía que todo lo que Amaranta tenía sería suyo una vez que se deshiciera de Amaranta. Por supuesto, eso lo incluyó.

El hombre en el que ella seguía suponiendo día y noche… Todo eso sería suyo.

Gini Cota dijo con una sonrisa: —Eres realmente afortunada.

Sin esperar más, Ana salió al encuentro de Oscar.

Ana Santamarina trotó hacia Óscar. Se encontró con el abrazo de Óscar. "¿Esperaste mucho?"

—Acabo de llegar aquí no hace mucho.

Óscar Rong tomó la bolsa de Ana Santamarina y la tomó de la mano. Los dos caminaron hacia el auto.

Ana Santamarina permitió que Óscar Rong sostuviera su mano obedientemente. No habían caminado tan lejos cuando vio a Izan y Amaranta tomados de la mano. Deslizó su mano de Óscar al instante.

Óscar no tenía idea de las tramas tortuosas de Ana Santamarina. Sin embargo, él era el prometido de Ana Santamarina.

Rápidamente, se acercó a Amaranta e Izan.—Amaranta, el Sr. Santamarina ha estado bebiendo hasta la muerte por tu culpa. ¿No deberías ir a visitarlo?

Philip había dejado intencionalmente que Amaranta acompañara a Izan hasta la puerta y lo despidiera. Amaranta estaba agradecida de que pudiera pasar unos minutos con Izan antes de que él se fuera.

¿Quién hubiera sabido que se encontrarían con Óscar Rong y Ana Santamarina incluso antes de llegar al estacionamiento?

—Óscar Rong, ¿quién eres tú para decirme tal cosa? ¿Estás diciendo esto como el futuro yerno de la familia Santamaría? ¿O como amigo de la familia? Respondió Amaranta.

Óscar respondió de inmediato: —Estoy preguntando esto como prometido de Ana Santamarina, por supuesto. Y también por preocupación por la salud del padre de mi prometida y futuro suegro.

—Entonces déjame preguntarte. ¿Ana Santamarina te reconoce como su prometido? Los ojos de Amaranta estaban llenos de burla.

Todos podían ver que Ana Santamarina estaba interesada en Izan Marsans. Solo ese idiota, de Óscar Rong, no lo sabía y confiaba en Ana Santamarina.

—Por lo que sé, Ana Santamarina está interesada en otra persona —admitió Óscar Rong.

Un cornudo por afición, qué valor tenía este pedazo de alcornoque…

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