Pesadillas .

La imagen desconcertante, de una mirada de desprecio lanzada por un adolescente de corta edad, azotado en reiteradas ocasiones constantemente, con la piel magullada de cabeza a los pies, mantiene los ojos secos y una posición firme a pesar del maltrato.

Un hombre en voz alta grita exaltado, empuñando el látigo en sus manos, salpicado de sangre.

"Te dije que cambies esa apariencia repulsiva, ¡eres un inútil!, hasta que tu cabello vuelva a la normalidad, no te levantaras del piso".

Desde el fondo corre una mujer interviniendo, abrazando al infante, recibe los golpes en su lugar, súplica con voz temblorosa por clemencia.

Sus ojos parecen los de alguien que ha vivido un suceso traumático, con el cabello enredado y la ropa sucia, afirma sus pies ampollados sobre la arena caliente. Con poca lucidez, clama por él que al parecer es su hijo.

A causa del cansancio de sus brazos el hombre se detiene, reposando en un trono resplandeciente, señala a la mujer joven, que se acerque a él caminando en cuatro patas, tira de su cabello, arrojando los desperdicios de comida para que lo ingiera, así lo hace, hambrienta como un animal que no se ha alimentado en mucho tiempo.

El niño observa cada acto con los puños cerrados y chasqueando sus dientes... Algunos guardias tapan sus bocas por la peste y otros con lástima

Todo gira, como si la imagen anterior se nublara dando pase a otra escena. Esta vez su protagonista es un hombre albino, rápidamente lo reconoce en su subconsciente. El ambiente es diferente, más la angustia persiste por la imposibilidad de intromisión. Una pareja se esconde detrás de los pasillos en el horario nocturno, con sus mejillas sonrojadas, a punto de darse un beso apasionado ...

El hombre de cabellera lacia y blanca, como la nieve, mira de reojo hacia otro lugar en vez de su compañera, como si fuera consciente de que alguien los observa.

Sus labios se abren lentamente pronunciando "Hades, ¿qué estás mirando?"

El rubio sobresalta, algo asfixiado, grita aturdido,  luego de unos segundos se tranquiliza al escuchar su voz, que se había perdido en aquella pesadilla. Fue tan impresionante e impredecible, que por un momento imaginó que era real, y él, solo un espectador que mira desde lejos.

El día ha empezado, los locales, damas y sirvientes, trabajan con esmero, sobre todo ahora que la noticia del regreso del joven príncipe en 2 lunas se ha esparcido, los reinos vecinos se alistan comprando vestuarios llamativos, los comerciantes preparan de antemano sus productos, para ofrecerlos en el festival,a los habitantes del común que estén interesados en ver la ceremonia desde afuera.

Al príncipe le queda poco para prepararse, nunca ha sido el centro de atención o la apertura en un evento, es por eso que se esconde como un ratón asustadizo, cuando devisa al rey paseando cerca, gracias a su característico aroma a menta.

"Disculpa" expresa un joven de ojos azules con cabellera ondulada, su aspecto se vuelve aún más gentil con la amigable sonrisa.

Hace una reverencia presentándose ante Hades, el rubio, que al no estar acostumbrado a recibir esta clase de cordialidad , reacciona pausadamente.

"¿Le ..conozco?"

—No señorito Hades , mi nombre es Kaiser maestro del Príncipe Leo, estamos próximos a ir a las prácticas de baile, nos enteramos de que usted será quien abra la apertura.

—Entiendo, también soy nuevo en esto, así que espero aprender de ustedes

—Será un placer

Caminaron por el pasillo conversando sobre los intereses principales en la festividad. El maestro Conrad y Rey Arom, charlaban en la entrada de la puerta, sonriente los recibe el maestro, invitando a que pasen con confianza

—¿Príncipe Hades, cómo sigue?

—Bien Maestro

Responde mirando de reojo al Rey, que cruza los brazos curioso por su conversación.

—Los dolores articulares son inevitables en las primeras etapas del compromiso—

alude el Rey haciendo un gesto para que el omega  se aproxime a su costado. "Hoy quiero ver la presentación, espero que no me decepcione"

—No seas tan duro Primo —cuestionó el joven acompañante—. Hoy será mi primera práctica, ¿puedes felicitarme?

Algo esquivó , tocó su cabello revolviendo los rizos." Haz un excelente trabajo Leo."

Con completo interés, Hades parpadeó viendo fijamente al Rey, casi esperando el mismo trato.

"Tú también" tocó un mechón de su cabello, susurrando en su oído" muévete todo lo que puedas, quiero verlo".

—¡Hades vamos! — grita emocionado el joven, atrayéndolo con descaro y sin permiso del rey, el cuerpo del Omega se había congelado con la piel del rostro roja.

Conrad examinó la actitud de ambos, con una punzada en su corazón:" ¿qué pasa conmigo?"

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