... Nathan.
Verónica me tenía fastidiado, ha sido una gran compañera de cama, pero no la amo, ¿acaso ninguna mujer va entender eso nunca? Yo no amo, no tengo razones para amar, lo considero una perdida de tiempo y desgaste emocional.
Le dejé las cosas claras desde el principio. Lo hago con todas las mujeres, no me gusta engañar, eso no me evita los reclamos cada vez que terminó una relación. La mujer me persigue a pasos veloces, en el proceso choca con una chica, haciéndola caer.
— Fíjate por dónde caminas inútil. — La chica permanece en silencio, confundida. — Nathan no puedes hacerme ésto. — Ignoró a mi aventura y poso mis ojos en la mujer del piso, es hermosa, tiene un rostro angelical, los ojos color miel, el cabello castaño rojizo, piel pálida, las cejas delgadas, nariz afilada, los labios mas apetecibles que he visto, y un cuerpo de modelo. Perfecto. Acabo de encontrar a mi nueva aventura. Le doy la mano para ayudarla a levantar.
— Gracias. — Me regala una sonrisa, y vaya sonrisa. La levanto por completo y abrazo, siento su mirada recorrer todo mi cuerpo, y luego a ella tratando de alejarme, cosa que evito fácilmente.
— Lo nuestro no puede seguir. Ya tengo alguien en mi vida. Y tú acabas de tratarla mal.
— ¿Disculpe...? — Aprieto su cintura para que se calle y me siga el juego.
— Ella es mi novia. Y tú eres pasado. — Intento besarla, pero ella se aleja bruscamente. Eso es nuevo para mi. Jamás me han negado un beso.
— No se que está pasando. Pero yo a usted no lo conozco. — Dice ella. Y me saca una sonrisa amarga que ocultó.
— Amor ya no tiene caso ocultarlo. Ella tiene derecho a saber de lo nuestro. — La jalo a mis brazos, estoy a sólo dos centímetros de saber cómo saben esos labios, antes de probarlos, su mano se estrecha en mi mejilla. La observó con rabia. ¿Cómo se atreve a golpearme?
— No se que carajos intenta hacer. Pero no me prestaré a su juego. — Me observa con disgusto. — Señorita yo no conozco al señor. Es la primera vez que lo veo, si tienen problemas arreglen eso sin meter a otros. Con permiso. — Se va sin remordimiento. Sin siquiera ofrecer una disculpa, todos en el lugar la observan con la boca abierta, esa niña no sabe cómo quién se metió.
Dejó a Verónica hablando sola, y me voy a mi oficina. Me interesa más saber quién es esa impertinente, que escuchar las estupideces de mi ex amante.
— ¿Qué rayos te paso en la mejilla? — Pregunta Marco al verme. Observo mi rostro en el espejo y está enrojecido. Tiene más fuerza de la que aparenta.
— Una tonta me golpeó. — Marco suelta una carcajada, es tan alta que probablemente ha llegado a la frontera con México.
— Cállate. No es gracioso.
— Si lo es. ¿Quién fue la protagonista de semejante azaña? Muero por conocerla.
— Eso tendrás que investigarlo tú. Quiero que la encuentres y me la traigas.
— ¿Para que?
— Para casarme con ella. — Digo sarcásticamente. — ¿Por qué otra razón la querría aquí?
— Ya va, no hace falta que seas irónico. La encontraremos y traeré, permiso amigo. Ya quiero conocerla.
... Esther.
Hogar dulce hogar. Entró y veo a mis padres compartiendo un beso apasionado, ¿es normal que una pareja se ame así después de veintidós años casados?
Carraspeó para llamar su atención. Ellos se separan con una sonrisa aún en sus labios.
— Bonjour mommy, hola papá. — Saludo a cada uno en su idioma natal.
— ¿Cómo te fue en tu entrevista? — Se acerca a preguntarme mamá. Me tiro el sofá, y le cuento.
— Bien.
— No tienes la cara de que te fue bien.
— La mujer de recursos humanos no dijo mucho. Supongo que otras candidatas eran mejores.
— No te desanimes. Pronto conseguirás trabajo, ya verás.
— Eso espero. — Tengo que ahorrar para mí boda. Todavía no me lo han propuesto, pero yo sé que me casaré con Dylan.
Hablando de el, escucho su moto llegar y me levanto corriendo. Abro la puerta y me encuentro con sus hermosos labios sonriendo, y un ramo de flores.
— ¿Cómo te fue?
— Bien.
— No suenas bien princesa.
— Eres igual a mi madre. Ahora entiendo por qué son amigos. — Se ríe.
— Toma. — Entrega las flores a mi mano. — No importa si no tienes trabajo. Siempre puedo mantenerte. — Me reí de su comentario.
— Sólo dejaré que me mantengas el día que nos casemos. — Le insinuó lo que quiero. El sonríe.
— Ese día no está muy lejos. Te lo aseguro. — Me llene de esperanza. Ya quiero que llegue el día en que pueda ser la señora Harrison. — ¿Puedo pasar o me quedo aquí mientras me comes con la mirada?
Rayos, ¿cuándo cambiaré esa mala costumbre que tengo? No puedo evitarlo, siempre lo veo cómo si fuera la primera vez. Cómo la tonta enamorada que soy.
— Pasa. — El entra y se sienta en el sofá. Habla un poco con mis padres. Ellos lo adoran. No fue así desde el principio, los primeros meses lo veían mal, cómo si no me mereciera, pero con el pasar de los años se encariñaron con el, lo tratan cómo a otro hijo.
— Amor, dejemos solos a los chicos. Deben tener cosas de que hablar. — Mi madre se lleva a mi celoso padre.
— Adoro a tu madre. — Se ríe Dylan y me besa. Un beso intenso, tierno, y lleno de amor. Cada vez que me besa me hace recordar nuestro primer beso, fue en nuestra fiesta de graduación, ahí me confeso sus sentimientos y me pidió ser su novia. No dude más de tres segundos antes de responder un si. — Te amo Esther.
— Yo también. — Volvemos a unirnos en un beso. Esté es interrumpido por una tos fingida de mi padre.
— Tu madre no nos consiguió mucho tiempo. — Se queja.
— Ya sabes las reglas. Mamá nos ayuda, papá interrumpe.
— ¿Te quedas a comer? — Pregunta mi madre mientras toma el brazo de mi padre.
— Claro que sí. — Responde el y nos vamos al comedor. Comemos, hablamos y nos miramos con complicidad. Cuatro años en una relación, pero no dejo de verlo como si fuera el monumento más hermoso de la tierra. No dejo de sentir cosquillas en la panza, cada vez que me besa. Y mi corazón no deja de latir desenfrenadamente al estar cerca del suyo. Mi amor por el es tan grande, que no puedo imaginar mi vida sin su presencia. Se que es el amor de mi vida, y que jamás amaría a nadie tanto cómo a él. Puedo asegurar que jamás me voy a enamorar de otro hombre. Todo mi ser tiene un dueño, y se llama Dylan Harrison.
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Updated 68 Episodes
Comments
Aletse Mendoza
no me va agradar que le rompan el corazón a Esther por culpa de Nathan me imagino que va hacer lo posible por qué termine con el novio solo para tenerla por lo que veo es un patán que cree que nadie lo merece
2025-05-29
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Jesus Castro Montero
Quiero saber que pasara aquí Esther le romperá el corazón de piedra a Nathan lo aceptara ho no por que ella esr super enamorada de su novio
2025-03-14
1
Nancy Parraga
Está buena la novela espero que no sea como todas que le salga traicionero y ella se enamore del jefe y la quiera de amante
2025-01-02
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