Capitulo VII Vivos o muertos

El cuerpo de Elena fue llevado al cementerio después de dos días, el dolor estaba a flor de piel, cada una de las personas que la amaban llevaban su sufrimiento de manera diferente. Ester y Augusto eran los que más podían verse afectados por la partida de su única hija. Ester seguía llorando con la esperanza de que todo eso fuera una pesadilla y que en cualquier momento podría despertar. Augusto se sentía culpable por no haberle dado a su hija la posición que ella se merecía en su corazón, él pensaba que siendo distante podría volverla una mujer dura que en su momento se haría cargo se sus empresas. Camila y sus hijas se les veía triste, pero no derramaron una sola lágrima por la muerte de su sobrina y prima. Leandro quien quería mucho a su sobrina estaba desconsolado y sus hijos también, en especial Iván quien no podía creer lo que había pasado con su querida prima por la que tenía sentimientos ocultos.

Diego mantenía una mirada fría, nadie más que sus padres se atrevían a acercarse a él, su sola presencia daba miedo y el vacío en sus ojos eran grandes agujeros negros sin sentimientos. Después de darle el último adiós a Elena cada quien regreso a su casa a seguir con sus vidas. Era triste para los que de verdad la amaban continuar sabiendo que ya no la verían más.

Diego fue al departamento que compartiría con Elena y estando ahí solo dejo salir nuevamente todo ese dolor que estaba sintiendo. Escuchaba las risas de ella por todos lados. La escuchaba cuando le hacía el amor, la escuchaba diciéndole lo mucho que lo amaba. Ese día se prometió encontrar al culpable de su muerte. Había muchos presuntos culpables, pero solamente uno de ellos lo había hecho. Al terminar de descargar su dolor, cerró el apartamento para que nunca nadie más volviera a abrirlo, este era su lugar sagrado y solo él podría volver ahí.

Mientras tanto en otro lugar desconocido para muchos, algo sin precedentes estaba ocurriendo.

“¿Qué está pasando?, ¿qué es este lugar?”. Pregunto una confundida Elena.

“Hola cariño, siento mucho que nos tengamos que volver a ver en esta situación?”. Una voz familiar salió desde la espalda de Elena.

“¡Abuela, eres tú!". Exclamó Elena, sorprendida.

“Si, mi niña, soy tu abuela, pensaron que sería una buena idea que fuera yo quien te recibiera”. Respondió la abuela sonriendo.

“Si tú estás aquí, eso quiere decir que morí”. La voz de Elena sonaba tranquila y sin miedos.

La abuela bajo la mirada dejando claro lo que había pasado. De la nada un horrible recuerdo llegó a los pensamientos de Elena, fue el recuerdo del día de su muerte. Aún podía sentir su cabeza golpeando la mesa, la sangre saliendo de ella, sus labios secos y el dolor que sentía al tratar de respirar para mantener su vida. Lágrimas salieron de sus ojos, cuando alguien llegó a sus memorias, era el rostro de Diego, los recuerdos de él llegaron como una fuerte ráfaga que la golpeó con dureza.

“Si mi niña, ya no estás con tus seres queridos. Por eso estoy aquí. Me mandaron a explicarte algunas cosas.

“No estoy entendiendo nada, pensé que al morir ya no había nada más”. Elena estaba muy confundida ante la situación que estaba experimentando.

“Siempre hay más, pero esta oportunidad que te voy a ofrecer nunca antes había pasado, solo ten la mente abierta para entender lo que está pasando”. Trato de explicar, la abuela sonriendo.

Elena la vio con incredulidad, ella pensó que estaba soñando y que despertaría en cualquier momento. Dejo que su abuela le explicará lo que supuestamente estaba pasando.

“Se suponía que no debiste haber muerto ese día, se suponía que tu mamá llegaría a tiempo y lograría salvarte, pero un descuido cambio todo tu destino y ahora tienes la oportunidad de regresar y hacer justicia”. Explico la abuela avergonzada.

“No estoy entendiendo nada, me quieres decir que volveré justo antes de morir y podré salvar mi vida”. Elena estaba emocionada ante su suposición.

“Que más me gustaría poder hacer eso, pero las cosas no son tan simples. Si te van a dar la oportunidad de regresar, pero ya no en tu antiguo cuerpo. Tú seguirás muerta para ellos”. Respondió la abuela desviando su mirada.

“Eso no es justo, yo no fui la que se equivocó”. Reprochó, Elena molesta.

“Hay cosas que no podemos cambiar y esta es una de esas. Lo que si podemos hacer es darte esta oportunidad, de todas maneras el tiempo en el mundo de los vivos es muy diferente y mientras nosotras hablamos en su mundo han pasado varios años”. Siguió explicando, la señora.

“Quieres decir que volveré cuando sea una anciana”.

“No cariño, volverás a la edad en la que moriste, solo que en otro cuerpo. Pero debes decidir si quieres volver y debe ser rápido antes de que pase más tiempo”.

“¿Será algo así como una reencarnación?”. Pregunto Elena sorprendida.

“Si hija, volverás en el cuerpo de una mujer desconocida y guardarás algunos recuerdos de tus dos vidas, solo deberás aprender a separar cada vida”.

“¿Qué pasará con la dueña de ese cuerpo?, ¿ella está de acuerdo con esto?”. Pregunto Elena sintiendo culpa por esa otra persona.

“Ella era una joven solitaria que siempre arriesgaba su vida debido a su trabajo, realmente le daba igual si vivía o moría. Lo único que puedo decirte es que ella estará bien”.

Elena suspiro y cerró los ojos, en ella había un sentimiento de venganza que no podía ocultar, ella quería que su asesino pagará por lo que hizo y si tenía que regresar siendo otra persona, entonces sería el precio a pagar para poder hacer justicia. Sin pensarlo más acepto volver al mundo de los vivos con la esperanza de ver nuevamente a Diego y de poder desenmascarar a más de uno.

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