Capitulo VII Omitiendo su verdadera situación.

Gabriela se despierta en la modesta habitación del hotel, habiendo dormido plácidamente. Se siente agradecida por haber podido pagar la noche gracias a las propinas del día anterior en la cafetería. Se estira y se levanta con buen ánimo, decidida a aprovechar el día.

Gabriela: (pensando) No tengo tiempo para afligirme. Hoy es un nuevo día y tengo que seguir adelante.

Gabriela se dirige al baño y se da una relajante ducha. El agua caliente la ayuda a despejar su mente y a prepararse para el día que tiene por delante. Después de vestirse, se sienta en la pequeña mesa de la habitación con su teléfono.

Gabriela: (pensando) Es hora de buscar un lugar donde quedarme de forma más permanente.

Comienza a buscar alquileres de habitación en internet, navegando por diferentes sitios web y contactando a varios propietarios. A pesar de sus esfuerzos, aún no ha encontrado algo que pueda pagar.

Gabriela: (suspirando) No puedo rendirme. Tiene que haber algo que se ajuste a mi presupuesto.

Finalmente, es hora de salir del hotel. Recoge sus pertenencias y se dirige a la recepción.

Recepcionista: (sonriendo) ¿Tuvo una buena estancia?

Gabriela: (asintiendo) Sí, gracias. Fue justo lo que necesitaba.

Gabriela sale del hotel, con la esperanza de encontrar pronto un lugar donde quedarse. Aunque su situación es incierta, se siente un poco más fuerte y decidida a seguir adelante.

~~

Gabriela ha pasado todo el día buscando un lugar donde quedarse. Está hambrienta y cansada, y sabe que tiene que encontrar algo económico para comer. Cuando trabaja en la cafetería, le dan comida, pero hoy es su día libre y debe comprar algo.

Gabriela: (pensando) Tengo que aguantar un poco más el hambre. Haré una sola comida para no gastar tanto dinero.

Mientras camina por la calle, su teléfono vibra con un mensaje. Es de su madre. Gabriela se detiene y lee el mensaje.

Mensaje de su madre: “Hola hija, te extraño. ¿Cómo estás? Tu ausencia me está afectando mucho. Todas las tardes tengo la ilusión de que vas a entrar por la puerta luego del trabajo, y vivo de desilusión en desilusión. No lo puedo evitar. Entro a tu habitación para recordarte, pero es peor. Ese lugar me recuerda aún más que ya no estás. Qué sensación tan desgarradora. Pero me conforta que estás luchando por un futuro mejor.”

Gabriela siente que las lágrimas comienzan a brotar de sus ojos. Mira a su alrededor, sintiendo la ironía de la situación.

Gabriela: (pensando) ¿Un futuro mejor? Aquí estoy, sin tener donde quedarme y con hambre. Pero no puedo preocupar a mamá.

Gabriela se seca las lágrimas y responde al mensaje de su madre, omitiendo su verdadera situación.

Mensaje de Gabriela: “Hola mamá, estoy bien. En cuanto me estabilice, te enviaré dinero.”

Guarda su teléfono y sigue caminando, tratando de encontrar un lugar donde pueda comprar algo económico para comer. A pesar de las dificultades, sabe que tiene que seguir adelante, por ella y por su madre.

~~

Gabriela, agotada después de un largo día de búsqueda, decide volver al hotel donde pasó la noche anterior. Aunque no quiere gastar más dinero, se siente demasiado cansada para seguir buscando. Compra unos panecillos en una tienda cercana y se dirige al hotel.

Una vez en la habitación, coloca su teléfono para cargar la batería y se da una refrescante ducha. El agua caliente la ayuda a relajarse y a despejar su mente. Al salir de la ducha, se sienta en la pequeña mesa de la habitación y come dos de los panecillos, dejando los otros dos para la mañana siguiente. También toma un café que había comprado.

Gabriela: (pensando) Necesito ahorrar todo lo que pueda.

No puede resistir a la cama y, sintiéndose un poco más tranquila después de la comida y la ducha, se rinde al sueño. Se acuesta y cierra los ojos, esperando que el día siguiente traiga mejores oportunidades.

~~

Gabriela está profundamente dormida cuando suena su teléfono. Se sobresalta y, desorientada, tarda unos segundos en ubicarse. Finalmente, toma el teléfono como puede y ve que es su amiga Beatriz. Al responder, nota la angustia en la voz de Beatriz.

Beatriz: (con voz temblorosa) Gabriela, gracias a Dios. La angustia me estaba matando. Pensé que te había pasado algo.

Gabriela: (disculpándose) Lo siento, Beatriz. No te avisé porque estaba muy cansada. Estoy en un hotel modesto.

Beatriz: (más tranquila) Me alegra saber que estás bien. Hablamos mañana, ¿vale? Y si no consigues dónde quedarte, puedes venir acá. La señora Julia me dijo que podías quedarte. Ella viajará mañana fuera del país y siempre tarda como tres meses. El señor Edward, cuando ella no está, se queda en su apartamento.

Gabriela: (agradecida) Gracias, Beatriz. Aprecio mucho tu preocupación y todo lo que haces por mí. No quiero traerte problemas, pero si no encuentro dónde quedarme, iré contigo. No tengo más opciones.

Beatriz: (con una sonrisa en la voz) No te preocupes, Gabriela. Estamos aquí para ayudarte. Descansa y hablamos mañana.

Gabriela cuelga la llamada. sintiéndose un poco más tranquila. Aunque no quiere ser una carga para Beatriz, sabe que tiene una opción si no encuentra otro lugar. Se acuesta de nuevo, tratando de relajarse y dejar que el sueño la envuelva.

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