MAGDA UVAROVA, PAGARAS TODO LO QUE HAS HECHO...

—En lo que respecta a Magda, Nikita siempre debería disculparse con ella. Tratarla como la gran señorita de la casa, ya que a ella la habían llevado ahí, porque sus padres habían fallecido en un enfrentamiento militar en la frontera oriental hacía mucho tiempo, cuando ella era una bebé, además de que su madre la odiaba, porque en su momento fue la mujer más bella del pueblo, por lo que sospechaba y chismes que quizás su madre estaba enamorada del padre de Nikita, que era el hermano mayor del padre de Magda; eso sin contar que la madre de Nikita también era la hermana de la madre de Magda. Fueron matrimonios entre dos hermanos y dos hermanas.

Nikita no había hecho la tarea de Magda y esta estaba dispuesta a pasar el fin de semana de paseo e incluso viajar a la ciudad a ver a su padre, que tenía un puesto en el cabildo y no se detendría por tener que hacer tareas.

—"Pobre de ti, que tengo que hacer esas cosas tan sencillas por ti, pero necesitas hacer esas cosas por ti mismo, lo sabes, verdad". Lástima que ahora no puedo replicarte", dijo Nikita resignadamente con una sonrisa amable.

Ignorando a Magda, cuyo rostro estaba distorsionado debido a la ira, levantó la mano para frotarse la cabeza y le pidió a Magda que se fuera: —Sal de la habitación, necesito cambiarme de ropa —le dijo Nikita con voz calmada.

—¿¡Nikita, me estás corriendo! ¡Grito! Magda se puso de pie y sus ojos llorosos se llenaron de lágrimas a la vez.

—Por frágil que parezcas, tus comportamientos son absolutamente salvajes —dijo Nikita a Magda.

¡Estallido!

¡Estallido!

Cerró la puerta y salió furiosa.

¿Salvaje? Como me ha dicho, "¡Solo espera, Magda!"

Mientras se tomaba su tiempo para vestirse, escuchó los gritos de Magda desde el patio. Le estaba contando sus quejas a su madre.

Una. Dos. Tres. Mientras Nikita contaba mentalmente hasta tres, Irina Valikaya irrumpió con un palo en la mano y gritó con rabia: "¡Niña malvada! Te dejo vivir en mi casa gratis, ¿pero intimidas a tu hermana menor? Mal nacida, eres un alma ingrata, ¿no?

Corrió frente a Nikita. El palo estaba a punto de azotar la cara de Nikita Uvarova en lugar de su cuerpo.

¿Hasta qué punto odiaba a Nikita?

¡Incluso podría cegar a Nikita azotándole la cara!

¡Matarla sin piedad, si no fuera porque tenía que dar cuentas de la vida de Nikita!

—Antes de que el palo pudiera golpear su rostro, Nikita lo esquivó. Volviendo a los catorce años, no se permitiría que la golpearan de nuevo.

¡Nadie podía vencerla!

¡Nadie!

"Magda quiere que yo, su hermana mayor, haga sus tareas. Solo estaba tratando de hacerla entrar en razón para que los hiciera ella misma. ¡¿Y sin decir gracias, me vas a pegar, tía?!"

Irina Valikaya no solamente era la hermana mayor de la madre de Nikita Uvarova, sino también la esposa del hermano menor de su padre.

Las dos hermanas se casaron en la misma familia, convirtiéndose así en cuñadas.

-"¡Eh! ¡Cómo te atreves a esquivarlo! ¡No te caíste a la muerte ayer, y ahora sabes cómo hacerme enojar! Mirando a Nikita, Irina Valikaya se arremangó y agitó la vara. ¡Chica malvada! Aunque tu madre se ha ido, todavía necesito disciplinarte".

"Qué criatura tan vergonzosa, seduciendo a tu maestro a una edad tan temprana". ¡Debería haberte echado cuando te llevaron a casa anoche para que no desvíes a mi Maggi!

—Irina siempre había sido brutal con la hija de su hermana.

Cuando estaban en la casa de sus padres, Irina Valikaya se había mostrado orgullosa y arrogante, tratando de eclipsar a su hermana a toda costa.

Y ahora, todo lo que su hermana había dejado atrás era su única hija. ¿No debería disciplinar a esta chica?

Pero sus palabras habían dejado una escalofriante marca en el rostro pequeño y delicado de Nikita, así como en sus ojos profundos y dominantes.

En ese momento Nikita comenzó a recordar hechos que marcaron su vida pasada.

¡Seduciendo a su maestro!

¡No fue hasta que se despertó anoche y vio el calendario en la pared que se dio cuenta de que había regresado a la secundaria cuando tenía catorce años! Último grado cierto.

Las flores de durazno de la escuela florecieron un mes después de que comenzara el nuevo período.

Ese año, cuando tenía catorce años, le pidió a Magda que la acompañara a su casa después de la escuela. Cuando salió de la escuela, se encontró con Magda, que corría hacia ella. Sin palabras, Nikita la agarró y corrieron juntos.

Después de correr decenas de metros, Magda la hizo tropezar. Al caer, su frente golpeó contra las rocas, en las que crecían líquenes. Y ella se desmayó de inmediato.

En ese momento, ya era domingo por la mañana, cuando se despertó y se vio envuelta en un escándalo donde se rumoreaba que había seducido a su maestra.

¡Pero ahora, se había despertado el viernes por la noche!

El día y las dos noches intermedias fueron cruciales para toda su vida.

Nikita metió la mano en la almohada y tocó las tijeras que encontró anoche. Dirigiendo las tijeras a Irina, dijo violentamente: "Ni siquiera he tenido mi primer período, ¿qué sé yo sobre seducir a mi maestra? ¡Cualquiera que esté por ahí manchando mi reputación no se saldrá con la suya! Sentencia Nikita.

Bajo el brillo frío de ese par de tijeras afiladas, Irina Valikaya la detuvo abruptamente.

Vio la crueldad en el rostro de Nikita, así como el frío en sus ojos acerados.

De alguna manera, el corazón de Irina Valikaya se aceleró y su brazo que levantaba el palo cayó repentinamente.

Tía Irina, esto no ha sido investigado a fondo; y si te atreves a decir algo al respecto y me haces pasar un mal rato, entonces no tengo miedo de arrastrar a toda tu familia conmigo. Los haré sufrir tanto como sufra yo de los chismes que surjan sobre lo que estás diciendo.

—Nikita dijo con frialdad. Sus pupilas eran muy oscuras, incluso más oscuras que el color de la noche; pero la expresión de sus ojos era tan brillante que resplandecían como estrellas.

—Mientras miraba, las expresiones en sus ojos eran como auroras y experimentaron innumerables cambios.

Hermosos, como eran, también eran intimidantes.

"Chica malévola…"

-¡Veamos cuánto durará tu presunción! Explícalo tú mismo cuando tus maestros estén aquí. Frente al provocado Nikita, el corazón de Irina Valikaya latió con fuerza y se le ocurrió un pensamiento: ¿qué pasaría si su hija Maggi había mentido?

—Irina eliminó este pensamiento de su mente de inmediato.

—¡De ninguna manera! Maggi siempre se ha portado bien. Es imposible para ella mentir. No, tengo que preguntarle sobre esto.

Al pensar en la importancia de este problema, Irina Valikaya salió rápidamente de la casa a averiguar la verdad de lo que había pasado la tarde del día anterior.

No era Nikita la que le preocupaba. Nikita no era su hija de todos modos, y su suegra odiaba mucho a esta nieta.

Sin embargo, por razones desconocidas, Irina estaba muy ansiosa y sentía que algo malo estaba por suceder.

Nikita la vio irse con indiferencia y sonrió sutilmente. En el espejo, examinó atentamente su rostro de catorce años.

Aunque sus rasgos faciales eran delicados con un tinte de inocencia, su sonrisa indicaba que había sufrido grandes cambios.

Mientras concentraba su visión, las expresiones extremadamente sombrías y frías se condensaron profundamente en sus pupilas. Levantó la cabeza y vio a Irina corriendo para salir de casa. En poco tiempo, desapareció de su vista.

—Con frialdad, Nikita dejó de mirar en esa dirección. Encontró su cepillo de pelo y lo utilizó en su cabello negro azabache una y otra vez.

¡Magda Uvarova! Esta vez, ¡solo espera y verás!

En el pasado, cometí un error al darte una oportunidad de destrozarme, una vez; pero ahora, ¡te juro que haré de tu vida un infierno! … Pero ahora pagarás hasta la última lágrima que derrame por tu culpa, así como la vida que hiciste que perdiera, a manos de ese andrajoso hombre, que enviaste para que me quitara la vida.

Lo juro…

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