Una lección...

-Pero… ¿y esa mujer?, ¿el sigue con ella después de lo que hizo? – preguntó Emily algo nerviosa

-No Emily, el siempre estuvo enamorado de ella, además jamás pudimos descubrir quien delato a tus padres, yo se que fue esa mujer, pero jamás pude encontrar pruebas – respondió su tía preocupada.

-Bueno, pero no es necesario que vaya, puede venir él solo para acá – manifestó Em tratando de buscar una solución.

-Me temo que no mi niña, somos reyes, eso quedaría como que no confiamos en el reino vecino o que planeamos algo en su contra, recuerda que quién esconde las manos es porque están sucias. No podemos permitirnos otra guerra por desconfianzas, además es tu tío y tu rey, tiene derecho a decirte que vayas y tu obedecer.

-Dios, que voy a hacer, aún no estoy preparada para la lucha, necesito prepararme más, además acabo de llegar…

- ¡Eso es mi niña!, podemos decirle eso, que acabas de llegar, que nos acabamos de conocer y que queremos pasar un tiempo juntas, además vamos a decirles que te inscribiste a la escuela de magia, ellos no deben saber que yo personalmente te voy a enseñar los hechizos.

- ¿Por qué no tía?, ¿no se supone que esa era la tradición?

-Si mi niña, y lo es, pero ellos no lo saben, porque no son brujos, son vampiros. Además, yo no te enseñaré los hechizos normales, yo te enseñaré los poderosos, los que eran de mi madre – luego pensó un momento – Mi niña, debemos empezar cuanto antes con el entrenamiento y con los deberes para poder nombrarte princesa bruja

-De acuerdo tía, iré a prepararme y a ponerlos al tanto a los chicos. Por cierto, tía, avísale a mi tío que iré con dos vampiros amigos.

- ¿Los llevaras contigo? – preguntó sorprendida su tía.

-Por supuesto, nosotros estamos juntos en esto, además – dijo esto riéndose – no me dejarían ir sola ni aún tratándose de mi tío el rey vampiro.

-Tienes razón mi niña, de verdad que eres afortunada, ahora corre a avisarles mientras yo le envió una carta a tu tío para avisarle de que la visita a su reino se retrasara un poco.

Emily salió corriendo para avisarles a sus amigos todas las nuevas noticias cuando se topo con unas brujas nobles, se notaba por como estaban vestidas y las joyas que traían. Estas chicas estaban molestando a Sara, una la jalaba del brazo muy fuerte hasta tirarla al suelo, Sara a todo esto solo tenia la cabeza gacha, sin atreverse a mirarlas a los ojos, parecía bastante acostumbrada… luego otra con un hechizo hizo que los cubos de basura de alrededor se cayeran sobre Sara, ensuciándola. Ahí Emily ya no aguantó más, quería mantener la paz por su tía, pero se ve que es imposible.

Corrió hasta ponerme delante de Sara, justo en frente de aquellas tres brujas.

- ¿Y esta quién es? – preguntó una bruja de ojos amarillos.

-No lo sé, pero se ve que también quiere comer basura – dijo la otra bruja de ojos naranja

-Pues si eso quiere, deberíamos dárselo ¿no? – dijo la tercera bruja de ojos marrón.

Sabía Emily que eran unas brujas débiles, lo podía sentir, además eran unas niñas mimadas y caprichosas. Decidió asustarlas un poco. Asi que sacó sus colmillos y puso sus ojos rojos, saltó sobre una y puso sus colmillos literalmente a un centímetro de su cara. Las tres gritaban horrorizadas.

- ¡Ayuda!, una asquerosa vampiro se metió al palacio – gritó la de ojos naranja mientras tenía a la de ojos marrón debajo de mi

-Ah, no se preocupen – respondió Emily poniéndose de pie – también soy bruja – luego de esta afirmación hizo tronar sus dedos (era solo para el espectáculo) y las tres comenzaron a levitar, sus ojos ahora estaban azules igual que la bruja madre.

-Eres un fenómeno – dijo la de ojos amarillo.

- ¿Eso crees? – exclamó Emily mientras con un dedo apuntó a Sara haciendo que toda la mugre que le habían lanzado a ella, se fuera hacía las tres brujas idiotas, estás lloraban del horror.

Emily se giró lentamente hacia Sara, temía que se hubiera asustado también, pero increíblemente estaba sonriéndome, tenia los ojos llorosos y unas abrasiones en sus brazos donde antes había sido tironeada con brusquedad. La tomó de la mano, recitó un hechizo que le había llamado la atención la noche anterior, sus lastimaduras rápidamente comenzaron a sanar.

-Gracias Emily – dijo Sara casi como un susurro.

-Ya verás cuando le digamos a nuestros padres lo que acabas de hacernos maldita abominación, estás mal si crees que te lo dejaremos pasar – amenazó la de ojos marrón.

- ¿Ah sí?, no me interesa un cuerno quiénes sean tus padres, seguro unos lamebotas de mi tía – río Emily diciendo lentamente la última parte.

- ¿De tu tía?, otra abominación seguramente – dijo la de ojos naranja

-Yo no soy brujo, pero me parece a mí que llamar abominación a tu propia reina se le podría llamar traición, ¿no Jack? – escuché de pronto la voz de Nick, junto a Jack

-Me parece que, si es traición Nick, al igual que llamar así a su amada sobrina la princesa Emily – dijo Jack con tono irónico y media sonrisa.

No se habían dado cuenta de cuando habían llegado, pero se alegraba de que estuvieran con ella, aunque la verdad ambos parecían muy divertidos con el espectáculo que estaba dando.

-Oh, hola, chicos, me parece que llegaron justo para la cena, nunca probe sangre de bruja… me pregunto… ¿sería canibalismo comérmelas? – hizo una expresión pensativa Emily con media sonrisa, sintiendo a través de sus poderes como estaban por orinarse encima del miedo.

-Es imposible, tu no eres la princesa bruja porque la madre bruja no tiene ninguna sobrina. – replicó la de ojos naranja.

- ¿Eso crees? – pregunto la híbrida retóricamente con media sonrisa, cada vez cree parecerse más a su padre, más por lo que su tía le ha contado.

De pronto sintieron unos gritos a su lado.

- ¡Guardias, guardias, llévense a estos monstros que atacan a nuestras hijas! – gritó una señora regordeta de ojos naranja, estaba junto a dos mujeres más y un par de hombres.

Los hombres se acercaron a Emily amenazadoramente, pero se frenaron en seco cuando sus amigos les hicieron frente sacando sus colmillos.

Cuando llegaron los guardias todo era un caos, pero Emily seguía sin bajar a las malcriadas que no dejaban de llorar, ni sus madres que no paraban de gritarles cosas bastante insultantes.

De improvisto se escuchó otra voz en el pasillo, haciendo que todo mundo se callara, hasta las malcriadas dejaron de llorar.

Todos hicieron una reverencia, incluso los vampiros y la híbrida.

- ¿Por qué hay tanto escandalo acá, que esta sucediendo? – preguntó de pronto su majestad la bruja madre.

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