CAPÍTULO 16: EL VIAJE ONÍRICO

Damián abrió los ojos lentamente, parpadeando en un intento desesperado por enfocar su visión. A su alrededor, todo era un borrón indistinto, una neblina impenetrable que lo envolvía. Se preguntó, con el corazón acelerado, dónde se encontraba. No veía, no escuchaba, no sentía absolutamente nada. Era como si estuviera suspendido en un vacío absoluto, una nada infinita.

Gritó, pero sus gritos se perdieron en el silencio, como si el sonido mismo hubiera sido devorado por la oscuridad. Se movió, pero no hubo respuesta alguna de su entorno; era como si su cuerpo no existiera. Intentó tocar algo, cualquier cosa, pero sus manos no encontraron resistencia, solo el vacío.

Desesperado, Damián cerró los ojos de nuevo, tratando de calmar su mente. ¿Estaba soñando? ¿Era esto una pesadilla? De repente, una sensación extraña comenzó a invadirlo, una especie de vibración sutil que parecía provenir de su interior. Abrió los ojos de nuevo, y esta vez, en la distancia, una luz tenue comenzó a brillar, apenas perceptible pero inconfundible.

Con renovada esperanza, Damián se dirigió hacia la luz, cada paso era un esfuerzo monumental. A medida que avanzaba, la luz se hacía más brillante, y con ella, una sensación de calor y familiaridad.

Al acercarse a la luz, Damián distinguió una figura que avanzaba lentamente hacia él. La luz reveló un rostro familiar: era su amigo Marcos. El corazón de Damián dio un vuelco al reconocerlo. Marcos, con una expresión serena pero triste, se detuvo frente a él.

— Marcos, ¿eres tú?, preguntó Damián, su voz temblaba de emoción y confusión.

—Sí, Damián, soy yo, respondió Marcos con una sonrisa melancólica. — He venido a despedirme.

—¿Despedirte? ¿Qué quieres decir?, Damián sintió un nudo en la garganta.

Marcos suspiró profundamente, sus ojos reflejaban una mezcla de tristeza y paz.

— Es hora de que siga mi camino, Damián. Mi tiempo aquí ha terminado. Pero quería verte una última vez, agradecerte por todo lo que has hecho por mí, por tu amistad y por los momentos que compartimos.

Damián sintió las lágrimas brotar de sus ojos. Intentó hablar, pero las palabras se le atragantaron. Finalmente, logró decir:

— Marcos, no puedo creer que te vayas. Te voy a extrañar tanto.

Marcos asintió, sus ojos también se llenaron de lágrimas.

— Yo también te voy a extrañar, amigo. Pero siempre estaré contigo, en tus recuerdos y en tu corazón. Nunca estarás solo.

Damián abrazó a Marcos con fuerza, sintiendo el calor y la familiaridad de su amigo por última vez. Cuando se separaron, Marcos comenzó a desvanecerse lentamente, su figura se disolvía en la luz.

— Adiós, Damián. Cuídate mucho, fueron las últimas palabras de Marcos antes de desaparecer por completo.

...🕰️🕰️🕰️...

Damián se encontraba atrapado en una espesa niebla que parecía no tener fin. Los días se sucedían, o al menos esa era la sensación que tenía, mientras caminaba sin rumbo, siempre terminando en el mismo lugar. El cansancio se apoderaba de él, pero no había avance alguno. Era como si el tiempo y el espacio se hubieran detenido, dejándolo en un limbo eterno.

De vez en cuando, escuchaba voces que lo llamaban. Eran voces familiares, pero no lograba reconocerlas del todo. Solo una palabra se destacaba entre el murmullo: “Regresa”. Esa palabra resonaba en su mente, llenándolo de una mezcla de esperanza y desesperación. Sin embargo, algo lo mantenía atado a ese lugar, una fuerza invisible que no le permitía avanzar ni retroceder.

Damián cerró los ojos, tratando de concentrarse en las voces. ¿Quiénes eran? ¿Por qué le pedían que regresara? La niebla parecía espesarse a su alrededor, envolviéndolo en un abrazo frío y opresivo. Pero en su interior, una chispa de determinación comenzó a encenderse. Sabía que debía encontrar la manera de liberarse, de romper las cadenas invisibles que lo mantenían prisionero.

Con un último esfuerzo, Damián gritó con todas sus fuerzas, llamando a las voces, pidiendo ayuda. La niebla pareció responder, agitándose a su alrededor. Y entonces, en la distancia, una luz tenue comenzó a brillar, como una estrella solitaria en la oscuridad. Con renovada esperanza, Damián se dirigió hacia la luz, decidido a encontrar su camino de regreso.

A medida que Damián se acercaba a la luz, un nuevo sonido comenzó a emerger de la neblina: el tic tac insistente de un reloj. Ese sonido rítmico y constante lo incitaba a caminar con más energía, como si cada tic tac marcara un paso más hacia su destino. El tic tac se hacía más fuerte a medida que avanzaba, resonando en sus oídos y llenándolo de una determinación renovada.

Cada paso que daba parecía sincronizarse con el reloj, creando una cadencia que lo impulsaba hacia adelante. La luz se hacía más brillante, y el sonido del reloj más claro. Damián sentía que estaba a punto de descubrir algo importante, algo que podría liberarlo de la niebla y devolverlo a la realidad.

Finalmente, llegó a un punto donde la luz era cegadora y el tic tac del reloj era ensordecedor. Con un último esfuerzo, Damián extendió la mano hacia la luz, sintiendo una calidez reconfortante que lo envolvía. Cerró los ojos y, al abrirlos de nuevo, se encontró en un lugar completamente diferente.

...🕰️🕰️🕰️...

Damián se encontró en una habitación que parecía haberse detenido en el tiempo. En el centro, una cama solitaria dominaba el espacio, rodeada de un mobiliario que evocaba las décadas de los 70 y 80. Las paredes estaban cubiertas con papel tapiz de patrones antiguos, y el frío del suelo se sentía a través de sus pies. Las puertas y ventanas estaban selladas, atrapándolo en ese lugar. A su alrededor, había objetos que le resultaban completamente desconocidos, añadiendo un aire de misterio y desconcierto a la escena.

Damián, sintiéndose abrumado por la extraña atmósfera de la habitación, decidió no tocar absolutamente nada. Con cautela, se dirigió hacia la cama en el centro de la estancia y se dejó caer sobre ella, buscando un momento de descanso. El tic tac del reloj seguía resonando insistentemente en la habitación, marcando el paso del tiempo de manera implacable. Mientras cerraba los ojos, el sonido rítmico del reloj parecía envolverlo, llevándolo lentamente hacia un estado de somnolencia.

Al lado de la cama, una pequeña mesa de noche sostenía una lámpara y un artefacto con botones que comenzó a sonar insistentemente. El aparato se asemejaba a un teléfono, pero uno muy antiguo, de esos que parecían sacados de otra época. Intrigado por su diseño, Damián lo tomó en sus manos. Instintivamente, presionó un botón y lo llevó a su oído. Dijo “aló” y, para su sorpresa, escuchó claramente la voz de una niña que decía: “Hermano, por favor regresa, te extraño mucho.”

Damián sintió un escalofrío recorrer su espalda al escuchar la voz de la niña. La reconoció de inmediato: era su hermana menor, Emilia. La nostalgia y la tristeza lo invadieron al recordar los momentos felices que habían compartido.

— Emilia, ¿eres tú?, preguntó con voz temblorosa.

— Sí, hermano. Te extraño mucho. Por favor, regresa, respondió la voz de Emilia, cargada de emoción.

Damián sintió una mezcla de alivio y desesperación. Quería regresar, pero algo lo mantenía atado a ese lugar extraño. Miró a su alrededor, buscando alguna señal, alguna pista que le indicara cómo volver.

— Emilia, estoy tratando de regresar, pero no sé cómo. Estoy atrapado aquí, dijo, con su voz llena de angustia.

— Tienes que encontrar la clave, hermano. La clave para abrir la puerta y regresar a casa está en el reloj, respondió Emilia.

Damián frunció el ceño, tratando de entender. ¿Un reloj? Miró a su alrededor nuevamente, esta vez con más atención. La habitación estaba llena de objetos antiguos y desconocidos, pero no veía ningún reloj, solo lo escuchaba.

— ¿Dónde está el reloj, Emilia? No veo ninguno, preguntó, desesperado por una respuesta.

— Busca bien, hermano. El reloj está ahí, solo tienes que encontrarlo, dijo Emilia antes de que la línea se cortara abruptamente.

Damián se quedó mirando el aparato en su mano, el sonido del tic tac del reloj seguía llenando la habitación. Se levantó de la cama y comenzó a examinar cada rincón de la habitación, buscando el reloj que Emilia mencionaba. Pero no había ningún reloj a la vista.

Desesperado, Damián se detuvo en el centro de la habitación, tratando de pensar. Cerró los ojos y se concentró en el sonido del tic tac. El sonido parecía provenir de todas partes y de ninguna a la vez. Entonces, una idea cruzó su mente. ¿Y si el reloj no era un objeto físico, sino algo más?

De repente, la puerta de la habitación se abrió de golpe, dejando entrar una luz cegadora que inundó el espacio. Damián levantó una mano para protegerse los ojos, tratando de ver a través del resplandor. En medio de la luz, escuchó una voz que reconoció de inmediato.

— Damián, ¿qué haces aquí?, era Horacio, el amor de su vida.

Damián parpadeó, tratando de enfocar la vista. La figura de Horacio se hizo más clara, y la familiaridad de su voz trajo consigo una oleada de alivio y confusión.

— Horacio, no sé cómo llegué aquí. Estaba atrapado en la niebla y luego en esta habitación, respondió Damián, con su voz llena de incertidumbre.

Horacio se acercó, su expresión era una mezcla de preocupación y determinación.

— No tienes mucho tiempo, Damián. Debes regresar. Este lugar no es para ti, dijo Horacio con urgencia.

Damián asintió, sintiendo la presión del momento. La luz detrás de Horacio parecía pulsar, como si estuviera llamándolo.

— ¿Cómo puedo regresar?, preguntó Damián, desesperado por una respuesta.

Horacio extendió una mano hacia él.

— Toma mi mano. Te guiaré de vuelta, dijo Horacio con firmeza.

Damián tomó la mano de Horacio, sintiendo una conexión reconfortante. Juntos, se dirigieron hacia la luz, dejando atrás la habitación y la niebla. Para su sorpresa, se encontraron en el taller de relojería de Irvin. Horacio miró a Damián con una mezcla de confusión y preocupación.

...🕰️🕰️🕰️...

— Damián, ¿por qué seguimos aquí? Pensé que habíamos encontrado el camino de regreso, dijo Horacio, con su voz llena de incertidumbre.

Damián miró a su alrededor, tratando de entender por qué habían llegado a ese taller. Recordó las palabras de Emilia sobre el reloj y la clave para regresar.

— No lo sé, Horacio. Pero creo que hay algo más que debemos descubrir aquí, respondió Damián, con su mirada fija en los relojes que llenaban el taller.

Horacio asintió, aunque la preocupación no desaparecía de su rostro.

— ¿Qué hacemos ahora?, preguntó, con su voz llena de incertidumbre.

Damián bajó la mirada, sintiéndose perdido por un momento. Pero entonces, sus ojos se posaron en las manos de Horacio y vio en ellas un reloj de bolsillo antiguo.

— No tengo idea, respondió Damián, señalando el reloj. — Pero creo que la clave está ahí.

Horacio observó el reloj con atención y notó que las manecillas se habían detenido. Una expresión de preocupación cruzó su rostro.

— ¿Qué le pasó?, murmuró, más para sí mismo que para Damián. — Este reloj funcionaba perfectamente. Yo lo reparé.

Horacio se acercó a la mesa del taller, sus manos temblaban mientras tomaba las herramientas. Con una determinación férrea, comenzó a trabajar en el reloj de bolsillo, dando movimientos precisos y meticulosos. Sin embargo, a pesar de todos sus esfuerzos, el reloj seguía sin vida, sus manecillas permanecían inmóviles como si el tiempo mismo se hubiera detenido.

Frustrado, Horacio dejó las herramientas a un lado y miró a Damián con una expresión de profunda preocupación.

— Damián, creo que estamos atrapados en el tiempo, dijo Horacio, su voz estaba cargada de inquietud.

Damián sintió un nudo en el estómago al escuchar esas palabras. Observó el reloj de bolsillo, buscando desesperadamente una solución.

— No puede ser, Horacio. Debe haber algo que se nos está escapando, exclamó Damián, esforzándose por mantener la calma.

Horacio suspiró, pasándose una mano por el cabello en un gesto de frustración.

Capítulos
1 PREFACIO
2 CAPÍTULO 1: EL RELOJ ANTIGUO
3 CAPÍTULO 2: EL TIEMPO DE ISABELLA
4 CAPÍTULO 3: SUEÑOS COMPARTIDOS
5 CAPÍTULO 4: MÁSCARA DE REALIDAD
6 CAPÍTULO 5: ENTRE SUEÑOS Y REALIDADES
7 CAPÍTULO 6: UNA POSIBILIDAD ILÓGICA
8 CAPÍTULO 7: COINCIDENCIAS INEXPLICABLES
9 CAPÍTULO 8: MEMORIAS ENTRELAZADAS
10 CAPÍTULO 9: EL PRIMER BESO
11 CAPÍTULO 10: EL SECRETO DEL RELOJ
12 CAPÍTULO 11: NOCHES INQUIETAS
13 CAPÍTULO 12: EL VIAJE
14 CAPÍTULO 13: EL ENCUENTRO EN LA TIENDA
15 CAPÍTULO 14: LA CAÍDA DE HORACIO
16 CAPÍTULO 15: UN DESAFORTUNADO ACCIDENTE
17 CAPÍTULO 16: EL VIAJE ONÍRICO
18 CAPÍTULO 17: ENTRE SUEÑOS Y REALIDAD
19 CAPÍTULO 18: EL ABRAZO EN LA NIEBLA
20 CAPÍTULO 19: EL ÚLTIMO SALTO DE HORACIO
21 CAPÍTULO 20: EL PASADO DESVELADO
22 CAPÍTULO 21: EL ALQUIMISTA DEL TIEMPO
23 CAPÍTULO 22: EL LABERINTO DE SUS SUEÑOS
24 CAPÍTULO 23: EL DIARIO DE HORACIO
25 CAPÍTULO 24: LA ADVERTENCIA
26 CAPÍTULO 25: LOS CUSTODIOS DE LA ETERNIDAD
27 CAPÍTULO 26: EL CUSTODIO DE LAS FUERZAS OSCURAS
28 CAPÍTULO 27: EL PURGATORIO DE HORACIO
29 CAPÍTULO 28: EL PODER DE LA LUJURIA
30 CAPÍTULO 29: EL DIARIO DE SUEÑOS.
31 CAPÍTULO 30: LA FECHA
32 CAPÍTULO 31: ENTRE SUEÑOS Y OLAS
33 CAPÍTULO 32: LOS DESCUBRIMIENTOS DEL DÍA
34 CAPÍTULO 33: EL RELOJERO DESAPARECIDO
35 CAPÍTULO 34: EL PLAN
36 CAPÍTULO 35: LA CENA
37 CAPÍTULO 36: EL PLAN: FASE 2
38 CAPÍTULO 37: ANTES DEL ECLIPSE DE LUNA
39 CAPÍTULO 38: EL PORTAL DEL TIEMPO
40 CAPÍTULO 39: TRAVESÍA HACIA EL FARO DE LA MUERTE
41 CAPÍTULO 40: LA PRIMERA VEZ
42 CAPÍTULO 41: LAS MAZMORRAS ATEMPORALES
43 CAPÍTULO 42: UN PORTAL HACIA NUESTRO NUEVO PRESENTE
44 CAPÍTULO 43: SORPRESAS DEL AHORA
45 CAPÍTULO 44: EL FUTURO ERRÁTICO
46 CAPÍTULO 45: UN ABRAZO DE ESPERANZA
47 CAPÍTULO 46: EN LA INTERNET PROFUNDA
48 CAPÍTULO 47: LOS OJOS DEL PASADO
49 CAPÍTULO 48: LA TRAGEDIA DE GUSTAVO
50 CAPÍTULO 49: ADVERTENCIAS
51 CAPÍTULO 50: EL OCASO DE HORACIO
52 CAPÍTULO 51: EN LA BOCA DEL LOBO
53 CAPÍTULO 52: NUESTRA INTACTA CONEXIÓN
54 CAPÍTULO 53: UN EXTRAÑO METEORITO
55 CAPÍTULO 54: LA BÚSQUEDA
56 CAPÍTULO 55: LOS CRONOMANTES
57 CAPÍTULO 56: EL ÚLTIMO RELOJ DE THALMAR
58 CAPÍTULO 57: EL RETORNO DEL CRONOMANTE
59 CAPÍTULO 58: LA BIBLIOTECA SUBTERRÁNEA
60 CAPÍTULO 59: EL INMINENTE PELIGRO DE THALMAR
61 CAPÍTULO 60: LA LUCHA FINAL
62 EPÍLOGO
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1
PREFACIO
2
CAPÍTULO 1: EL RELOJ ANTIGUO
3
CAPÍTULO 2: EL TIEMPO DE ISABELLA
4
CAPÍTULO 3: SUEÑOS COMPARTIDOS
5
CAPÍTULO 4: MÁSCARA DE REALIDAD
6
CAPÍTULO 5: ENTRE SUEÑOS Y REALIDADES
7
CAPÍTULO 6: UNA POSIBILIDAD ILÓGICA
8
CAPÍTULO 7: COINCIDENCIAS INEXPLICABLES
9
CAPÍTULO 8: MEMORIAS ENTRELAZADAS
10
CAPÍTULO 9: EL PRIMER BESO
11
CAPÍTULO 10: EL SECRETO DEL RELOJ
12
CAPÍTULO 11: NOCHES INQUIETAS
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CAPÍTULO 12: EL VIAJE
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CAPÍTULO 13: EL ENCUENTRO EN LA TIENDA
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CAPÍTULO 14: LA CAÍDA DE HORACIO
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CAPÍTULO 15: UN DESAFORTUNADO ACCIDENTE
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CAPÍTULO 16: EL VIAJE ONÍRICO
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CAPÍTULO 17: ENTRE SUEÑOS Y REALIDAD
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CAPÍTULO 18: EL ABRAZO EN LA NIEBLA
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CAPÍTULO 20: EL PASADO DESVELADO
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CAPÍTULO 21: EL ALQUIMISTA DEL TIEMPO
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CAPÍTULO 23: EL DIARIO DE HORACIO
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CAPÍTULO 25: LOS CUSTODIOS DE LA ETERNIDAD
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CAPÍTULO 26: EL CUSTODIO DE LAS FUERZAS OSCURAS
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CAPÍTULO 28: EL PODER DE LA LUJURIA
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CAPÍTULO 29: EL DIARIO DE SUEÑOS.
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CAPÍTULO 30: LA FECHA
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CAPÍTULO 31: ENTRE SUEÑOS Y OLAS
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CAPÍTULO 33: EL RELOJERO DESAPARECIDO
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CAPÍTULO 35: LA CENA
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CAPÍTULO 36: EL PLAN: FASE 2
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CAPÍTULO 38: EL PORTAL DEL TIEMPO
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CAPÍTULO 39: TRAVESÍA HACIA EL FARO DE LA MUERTE
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CAPÍTULO 40: LA PRIMERA VEZ
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CAPÍTULO 53: UN EXTRAÑO METEORITO
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CAPÍTULO 55: LOS CRONOMANTES
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CAPÍTULO 57: EL RETORNO DEL CRONOMANTE
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CAPÍTULO 58: LA BIBLIOTECA SUBTERRÁNEA
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CAPÍTULO 59: EL INMINENTE PELIGRO DE THALMAR
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