capítulo 15 : Ecos de la Historia

El día amaneció con un cielo gris, presagiando una tormenta que parecía reflejar el ánimo de la mansión. Las nubes pesadas y oscuras colgaban bajas sobre los jardines, y el viento comenzaba a soplar con fuerza, haciendo crujir las viejas ventanas de la casa.

Emilia se despertó con una sensación de inquietud. La conversación con Dante la noche anterior había dejado una marca profunda en ella, pero también había despertado preguntas que no podía dejar de hacerse. Sabía que estaban en una encrucijada, y que cada decisión que tomaran podría tener consecuencias irreversibles.

Después de vestirse, decidió ir en busca de Dante, con la esperanza de continuar la conversación donde la habían dejado. Sin embargo, al salir de su habitación, se encontró con Isabella, quien la esperaba en el pasillo.

"Buenos días, Emilia," dijo Isabella con su tono habitual, aunque había algo en su expresión que Emilia no pudo descifrar. "Dante me ha pedido que te acompañe esta mañana. Hay algo que quiere mostrarte."

Emilia se sorprendió, pero asintió, sintiendo que no tenía otra opción más que seguir a Isabella. Caminó tras ella por los largos pasillos de la mansión, cada vez más consciente de las sombras que parecían envolverlos.

Isabella la condujo hasta una parte de la casa que Emilia no había explorado antes. El pasillo era más estrecho, las paredes más oscuras, y el ambiente tenía un aire de abandono, como si esa área no hubiera sido utilizada en mucho tiempo.

Finalmente, llegaron a una puerta de madera maciza, antigua y algo desgastada por el tiempo. Isabella se detuvo frente a ella y se volvió hacia Emilia con una expresión seria.

"Dante quiere que veas esto," dijo en un tono que no permitía preguntas.

Isabella abrió la puerta, revelando una habitación amplia y polvorienta, iluminada solo por la luz tenue que se filtraba a través de las cortinas. Al entrar, Emilia se dio cuenta de que se trataba de una especie de estudio o biblioteca, con estanterías repletas de libros antiguos y una gran mesa en el centro.

Pero lo que más llamó su atención fue el cuadro que colgaba en la pared del fondo. Era un retrato de una mujer, elegantemente vestida con ropas de época, su expresión serena pero con un aire de melancolía. Emilia sintió una extraña familiaridad al mirar la pintura, como si ya la hubiera visto antes, pero no podía recordar dónde.

"¿Quién es ella?" preguntó Emilia, su voz apenas un susurro.

Isabella se acercó al cuadro, observándolo con una mezcla de reverencia y tristeza. "Ella es Alessandra Moretti, la abuela de Dante."

Emilia sintió un escalofrío al escuchar ese nombre. Sabía que la familia Moretti tenía una historia larga y complicada, pero hasta ese momento, no había sabido mucho sobre los antepasados de Dante.

"Alessandra fue una mujer fuerte e inteligente," continuó Isabella, su voz casi nostálgica. "Pero también sufrió mucho. Su matrimonio fue arreglado, como es común en nuestra familia, y aunque aprendió a amar a su esposo, su vida nunca fue fácil."

Emilia sintió que había algo más detrás de las palabras de Isabella, algo que ella aún no comprendía del todo. "¿Por qué Dante quiere que vea esto?"

Isabella se volvió hacia Emilia, su mirada intensa. "Porque lo que estás viviendo ahora, Emilia, no es nuevo en esta familia. La historia de Alessandra es un reflejo de lo que tú y Dante están atravesando. Ella también tuvo que enfrentarse a desafíos, a traiciones dentro de su propia casa, y a decisiones difíciles que marcaron el destino de la familia."

Emilia miró nuevamente el retrato, sintiendo una conexión inexplicable con la mujer en la pintura. "¿Qué le pasó a ella?"

Isabella suspiró, sus ojos llenos de una tristeza profunda. "Alessandra fue traicionada por alguien cercano a ella, alguien en quien confiaba. Esa traición llevó a la muerte de su esposo, y aunque ella sobrevivió, su espíritu nunca se recuperó del todo. Vivió el resto de sus días en esta mansión, aislada y atormentada por lo que había perdido."

Emilia sintió un nudo en la garganta al escuchar la historia. No podía evitar pensar en las similitudes entre la situación de Alessandra y la suya propia. La traición, la desconfianza, la lucha por mantener la familia unida... todo parecía repetirse, como un ciclo que nunca terminaba.

"¿Dante cree que estamos destinados a repetir su historia?" preguntó Emilia, su voz temblorosa.

Isabella negó con la cabeza lentamente. "Dante no cree en el destino, pero sí en la importancia de aprender del pasado. Quiere que sepas que lo que enfrentan no es algo sin precedentes, y que hay lecciones que pueden ayudarles a evitar los errores de aquellos que vinieron antes."

Emilia se quedó en silencio, procesando lo que acababa de aprender. Sabía que Dante tenía razón, que el pasado podía ofrecerles valiosas lecciones, pero también sintió una pesada carga al pensar en las posibles consecuencias de cada paso que daban.

"Gracias por mostrarme esto, Isabella," dijo finalmente, con una nueva determinación en su voz. "Haré todo lo posible para no repetir los mismos errores."

Isabella sonrió, pero era una sonrisa triste, como si ella también hubiera vivido su propia versión de esa historia. "Eso espero, Emilia. Tienes más fuerza de la que crees, y eso es lo que necesitarás para lo que viene."

Emilia asintió, sintiendo que había alcanzado un nuevo nivel de comprensión de la realidad en la que se encontraba. Sabía que el camino que tenían por delante sería difícil, pero también estaba decidida a enfrentarlo con la misma fuerza y resiliencia que Alessandra Moretti había mostrado en su tiempo.

Mientras salían de la habitación, Emilia echó un último vistazo al retrato de Alessandra, sintiendo que de alguna manera, esa mujer del pasado le había pasado la antorcha, confiándole la misión de romper el ciclo de dolor y traición que había plagado a la familia durante generaciones.

Al cerrar la puerta detrás de ella, Emilia supo que no había vuelta atrás. Estaba comprometida con su nuevo papel en la familia, y haría lo que fuera necesario para proteger a aquellos que amaba, sin importar el costo.

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