Capitulo XIX Celos

"Mañana no puedes llegar a trabajar llena de ojeras y despistada", comento Sergio fríamente.

"Eso no pasará, yo soy muy profesional", respondió Alexa con seguridad.

Sergio arrancó el auto de mala gana y condujo sin voltear a ver a Alexa, estaba molesto, estaba celoso, sus emociones estaban desbordadas, sentía la necesidad de hacerle saber al mundo entero de que Alexa era de él. Pero como hacía eso. Ella seguramente estaba pensando lo peor de él, dándole la razón a todos aquellos que le dijeron que él era un mujeriego que no tomaba en cuenta a nadie. Condujo a la empresa reflexionando en cómo arreglar la situación en la que el mismo se metió.

"¿Podemos hablar?", pregunto Sergio inseguro.

"¿De qué?", respondió Alexa indiferente.

"De lo que viste en la casa con Irene", contesto Sergio.

"Tu vida privada es tuya, no me interesa lo que hagas o dejes de hacer?", expreso, Alexa.

"¿En verdad no te importa?", pregunto Sergio desconcertado.

"No, no me interesa, es decir, los dos son adultos y bueno si se gustan entonces no le veo nada de malo a que lo intenten", explico Alexa con tranquilidad.

"Ok, entonces apruebas mi relación con tu amiga", aseguro Sergio.

"No, no me importa. Solo espero que sean felices", respondió Alexa con ironía.

"Está bien, le pediré que sea mi novia", dijo Sergio de mala gana

A lo largo del resto del camino, no intercambiaron una sola palabra. Ambos eran demasiado orgullosos como para aceptar que se consumían de celos. Al llegar a la empresa entraron sin dirigirse la palabra; cada uno se sumergió en sus tareas. Aunque a Alexa le dolía tener que arreglar los diseños que se presentarían y ver que los de ella no estaban en las carpetas, pero su profesionalismo era mucho mayor haciéndola soportar la frustración en silencio.

Alexa se encontraba en un mar de celos y desilusión. La persona que le gustaba había revelado que tenía planes con otra, y esa noticia la golpeó como un balde de agua fría. Cada vez que pensaba en esa situación, su corazón se encogía de dolor. Pero lo que más la hería era que, en el ámbito laboral, sus diseños no fueron elegidos por Sergio, no le estaba dando la oportunidad de que fuera el mismo Miguel que los rechazara . Esto intensificaba su frustración; sentía que no solo su esfuerzo había sido ignorado, sino también los sueños de ayudar a su familia estaban cada vez más lejos.

La mezcla de celos y tristeza la consumía, pero su orgullo la mantenía firme. Sabía que debía concentrarse en su trabajo, a pesar de la angustia que le causaba ver cómo otros brillaban gracias a sus consejos. En el fondo, había una lucha constante entre su deseo de ser vista y su determinación por no dejarse vencer por esos sentimientos negativos.

Hundida en sus pensamientos y su lucha interna no escucho cuando Sergio la llamo en varias ocasiones. No fue hasta que él se acercó y le puso la mano en el hombre que ella reaccionó.

"¿Estás bien?", pregunto Sergio confundido.

"Si, solo me concentre en mi trabajo", respondió Alexa con naturalidad.

"¿Terminaste lo que estabas haciendo?", pregunto Sergio moderando su yo o de voz.

"Si", Alexa quería tener la menor interacción posible con Sergio.

"Vámonos entonces", dijo Sergio indiferente.

Alexa recogió sus cosas y salió de la oficina detrás de Sergio.

"Me gustaría que me acompañaras a cenar", dijo Sergio de la nada.

"Lo siento, pero tengo planes", respondió Alexa sin titubear.

"Lo olvidaba, hoy te verás con ese amigo tuyo", comento Sergio volviendo a su actitud fría.

"Así es, me veré con mi amigo", respondió Alexa.

Sergio estaba lleno de ira, por su mente pasaron mil escenas donde Alexa y ese fulano tenían una cena íntima, los celos lo estaban consumiendo, pero el único culpable de esa situación era él mismo; por idiota, por no poner en su sitio a la resbalosa de Irene. Le había dicho a Alexa que empezaría a andar con su amiga, pero la verdad era que no la soportaba, le parecía necia e intrigosa, además ella no era una verdadera amiga y eso nadie se lo dijo, él solo se dio cuenta desde la primera vez que la vio. Debía tomar una decisión, no podía seguir actuando de manera tan infantil, debía tomar definitivamente una decisión.

Sergio dejo a Alexa en la mansión y luego se fue a su apartamento, después de pensar y meditar bien las cosas había tomado una decisión, así que esa misma noche regreso a la empresa e hizo algunas modificaciones a las carpetas que habían arreglado durante el día. Era tarde en la noche cuando volvió a su apartamento. Estaba cansado así que no pensó más y se fue a dormir. Paso la noche soñando con Alexa y con el amigo con el que había salido. No eran sueños placenteros así que al amanecer su descanso era casi nulo. Al verse al espejo vio las grandes ojeras que tenía debajo de sus ojos.

"¿Qué pasa contigo Sergio?, reacciona nunca te habías puesto así por ninguna mujer", se regañaba a el mismo viéndose al espejo.

Se dio otro baño con agua fría, se alisto y salió a la mansión a buscar a Alexa, al llegar entro a la casa: saludo a Ágata y Federico que estaban en la sala, al ver hacia las escaleras vio a Alexa mientras bajaba, está muy hermosa en ese conjunto que llevaba puesto, se veía muy profesional.

"Buenos días", saludo ella con amabilidad.

"Buenos días, Alexa, ¿estás lista para el gran día?", pregunto Sergio acercándose a ella y dándole un beso en la mejilla.

"Por supuesto, jefe. Hoy ganaremos el agrado de empresas López", respondió Alexa más animada que el día anterior.

Y es que ella había hablado con Diego y este le había hecho entender que una batalla perdida no significaba la guerra y que con su talento iba a llegar muy lejos. Así que ese día estaba muy optimista e independiente de lo que pasará con su primer sueldo podría llevarse a sus padres de aquella casa. Diego siempre le levantaba el ánimo, por algo era su mejor amigo.

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