Alejandro había estado planeando su escape durante meses. Sabía que era su única oportunidad para estar con Sofía de nuevo y alejarla de las garras de Leonardo.
Una noche, mientras los guardias estaban distraídos, Alejandro vio su oportunidad. Se deslizó por un pasillo oscuro y encontró una ventana sin barrotes. Con un esfuerzo supremo, se impulsó hacia arriba y se encontró en el tejado de la prisión.
Desde allí, saltó a un edificio cercano y luego a la calle. Corrió lo más rápido que pudo, sin mirar atrás, hasta que estuvo seguro de que había dejado atrás a los guardias.
Finalmente, llegó a la casa de Sofía, donde sabía que se estaba preparando para su boda con Leonardo. La encontró en su habitación, vestida de novia, y se acercó a ella con urgencia.
"Sofía, no te cases con él", le dijo. "Ven conmigo. Nos iremos lejos, empezaremos una nueva vida".
Sofía se sintió sorprendida y tentada por la propuesta de Alejandro.
Sofía se sintió confundida y emocionada al mismo tiempo. Alejandro, el hombre que amaba, estaba frente a ella, pidiéndole que se fuera con él. Pero también sabía que su familia la necesitaba, y que Leonardo no la dejaría ir sin luchar.
"Alejandro, no puedo irme contigo", dijo Sofía, tratando de mantener la calma. "Mi familia me necesita, y además, ya es demasiado tarde. La boda va a empezar en cualquier momento".
Alejandro se acercó más a ella, con una mirada intensa en sus ojos. "No te importa tu familia, Sofía", dijo. "Te importa tu felicidad. Y sabes que no serás feliz con Leonardo. Ven conmigo, y te prometo que te haré feliz".
Sofía se sintió tentada por la promesa de Alejandro. Sabía que él la amaba de verdad, y que haría cualquier cosa por ella. Pero también sabía que no podía dejar a su familia pues no sabía de qué era capaz Leonardo si se enteraba que ella se había escapado el día de la boda.
Justo en ese momento, se escuchó un ruido en la puerta. Era la madre de Sofía, Elena, que venía a buscar a su hija para llevarla a la iglesia.
"Sofía, es hora de irnos", dijo Elena, sin notar a Alejandro. "El coche nos está esperando"
Elena vio a Alejandro de pie frente a Sofía. Su rostro se llenó de ira y sorpresa.
"¿Qué estás haciendo aquí?", le gritó a Alejandro. "¡Fuera! ¡Vete antes de que te haga sacar por la fuerza!"
Alejandro se negó a moverse. "No me iré sin Sofía", dijo con firmeza. "Vine a buscarla y no me iré sin ella".
Elena se acercó a él, con los puños apretados. "¡Te dije que te fueras!", le gritó. "¡No te quiero ver aquí! ¡Sofía se va a casar con Leonardo y no hay nada que tú puedas hacer para evitarlo!"
Sofía se interpuso entre ellos, con las manos levantadas. "Por favor, mamá, no grite", dijo. "Alejandro, por favor, vete. Ya he tomado mi decisión y me voy a casar con Leonardo".
Alejandro la miró con desesperación. "Sofía, no puedes hacer esto", dijo. "No puedes casarte con él. Te amo y no te dejaré ir".
Sofía se sintió conmovida por sus palabras, pero se mantuvo firme. "Lo siento, Alejandro", dijo. "Pero mi decisión está tomada. Por favor, déjame en paz".
Alejandro la miró durante un momento, luego se dio la vuelta y salió de la habitación, dejando a Sofía y a su madre solas.
Pero antes de irse Alejandro se arrima a Elena y le advierte que pronto sabrá de él y que la hará pagar todo el daño q le hizo al enviarlo a la cárcel sin justa razón.
en ese momento Sofía le pide explicaciones a su mamá la cual le dice que el hombre está dolido y que por eso dice todas esa palabras de odio.
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