Nuevas Perspectivas

Después de aquella reveladora conversación en el parque, Da-Hye no pudo evitar pensar en Seo-Joon de una manera diferente. Él ya no era simplemente un rival, ni siquiera solo un amigo. Era alguien que había vivido experiencias y enfrentado desafíos que ella no podía imaginar. Aunque ambos habían crecido en contextos distintos, compartían un deseo común de encontrar su propio camino en la vida, más allá de las expectativas de los demás.

En los días que siguieron, Da-Hye notó cómo sus interacciones con Seo-Joon comenzaron a cambiar. Antes, cuando se encontraban en la biblioteca o en la sala de clases, había un aire de competencia que los mantenía en guardia. Pero ahora, había una complicidad silenciosa entre ellos. Compartían miradas que hablaban más que las palabras, como si ambos supieran que estaban enfrentando una lucha similar, aunque desde ángulos distintos.

Una tarde, mientras estudiaban juntos en la biblioteca, Seo-Joon rompió el silencio con una pregunta que sorprendió a Da-Hye. "¿Alguna vez has pensado en hacer algo que no esté relacionado con los estudios, Da-Hye? Algo que sea solo para ti, algo que te haga feliz sin tener que preocuparte por lo que piensen los demás?"

Da-Hye levantó la vista de su libro, algo desconcertada. "¿A qué te refieres?"

Seo-Joon sonrió, como si estuviera hablando con una niña que necesitaba que le explicaran un concepto simple. "Me refiero a algo que te apasione, pero que no esté relacionado con tus metas académicas. Algo que hagas porque lo disfrutas, no porque creas que te ayudará a entrar a la universidad."

Da-Hye frunció el ceño, intentando encontrar una respuesta. Pero, para su sorpresa, no pudo pensar en nada. Desde que tenía uso de razón, su vida había girado en torno a sus estudios. Cada decisión, cada acción, había sido cuidadosamente planificada para asegurar su éxito académico. ¿Hobbies? No había tenido tiempo para pensar en ellos. Incluso cuando era niña, mientras otros jugaban o exploraban sus talentos artísticos, ella había preferido quedarse en casa estudiando.

"No sé," respondió finalmente, un poco avergonzada. "Nunca he pensado en eso."

Seo-Joon la observó con una mezcla de simpatía y sorpresa. "Eso es una lástima, Da-Hye. No estoy diciendo que no debas esforzarte por tus metas, pero creo que podrías encontrar un equilibrio. La vida no es solo estudiar y trabajar, también es disfrutar y descubrir quién eres más allá de tus logros académicos."

Las palabras de Seo-Joon resonaron en la mente de Da-Hye durante días. Nunca había considerado que su enfoque implacable en los estudios podría estar limitando otras áreas de su vida. Pero ahora, no podía dejar de preguntarse: ¿quién era ella fuera de sus calificaciones? ¿Qué la hacía feliz aparte de ser la mejor?

Unos días después, mientras paseaba sola por el parque donde habían tenido aquella conversación reveladora, Da-Hye se encontró observando a un grupo de jóvenes que estaban practicando pintura al aire libre. Estaban concentrados en sus lienzos, sus pinceles moviéndose con confianza mientras intentaban capturar la belleza del entorno. Da-Hye se quedó parada, observándolos en silencio. Había algo en la manera en que esos jóvenes artistas se sumergían en su trabajo, ajenos al mundo exterior, que la intrigaba.

Sin pensarlo dos veces, se acercó a uno de los artistas, una chica que parecía de su edad. "Hola," dijo tímidamente, sintiéndose un poco fuera de lugar. "¿Qué estás pintando?"

La chica la miró y sonrió. "Estoy intentando capturar la luz en los árboles. Es un poco difícil, pero es muy relajante."

Da-Hye observó el lienzo y vio cómo los colores se mezclaban para crear una imagen que, aunque no era perfecta, transmitía una sensación de calma y belleza. "Es hermoso," dijo sinceramente.

"¿Te gustaría intentarlo?" preguntó la chica, ofreciéndole un pincel.

Da-Hye dudó. No había tocado un pincel desde que era una niña, y nunca había considerado que pudiera tener algún talento para el arte. Pero algo dentro de ella, tal vez la voz de Seo-Joon, la impulsó a aceptar la oferta. Con el pincel en mano, Da-Hye comenzó a aplicar la pintura al lienzo. Al principio, sus movimientos eran torpes, inseguros, pero a medida que pasaban los minutos, empezó a perderse en la actividad. No importaba si la pintura era buena o mala; lo importante era que, por primera vez en mucho tiempo, estaba haciendo algo solo por el placer de hacerlo.

Cuando finalmente terminó, la chica que le había prestado el pincel observó su trabajo y le dio una sonrisa alentadora. "No está nada mal para ser la primera vez. Si te gusta, deberías considerar unirte a nuestro grupo. Nos reunimos aquí todos los fines de semana."

Da-Hye agradeció la invitación, y mientras se alejaba del parque, no pudo evitar sonreír. Por primera vez, había encontrado algo que disfrutaba hacer, algo que no estaba relacionado con su futuro académico. Esa pequeña experiencia la hizo darse cuenta de que había más en la vida que solo prepararse para el mañana. Había pequeños placeres y momentos de felicidad que podía disfrutar en el presente.

Esa noche, mientras estudiaba en su habitación, Da-Hye recordó la conversación con Seo-Joon. Sus palabras habían sido el catalizador para que ella abriera los ojos a nuevas posibilidades. Y aunque todavía estaba decidida a alcanzar sus metas académicas, sabía que podía encontrar un equilibrio. La vida no tenía que ser solo una lista interminable de logros; también podía ser un viaje de autodescubrimiento y disfrute.

Con una sonrisa en los labios, Da-Hye tomó una hoja de papel en blanco y comenzó a dibujar, sin preocuparse por el resultado final, sino simplemente disfrutando el proceso. Y en ese momento, se dio cuenta de que, tal vez, estaba empezando a entender lo que Seo-Joon había querido decir sobre encontrar el equilibrio entre las metas y el disfrute de la vida.

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