Salón de belleza.

Emprendieron el viaje de regreso a la ciudad. Los novios iban en uno de los coches, junto a Maria. El juez iba con el matrimonio de Andrés y Rocío, el fotógrafo tenía su propio medio de transporte.

María - Espero que lleguemos a tiempo . Todavía queda mucho por hacer.

Anabel no entendía nada, pensaba que irían a su casa a descansar.

Fran - Valeria se habrá encargado, le dejaste instrucciones.

María - Así es, pero prefiero supervisarlo todo yo misma, sabes que tú hermana no está por la labor

Anabel - ¿Porqué Valeria no ha venido con vosotros? Sobre todo hoy que es la boda de su hermano.

María y Fran se echaron a reír - Mi hermana se muere antes de pisar un lugar así.

Maria-Ya le cuesta demasiado aceptar que su cuñada sea ...- intentó buscar un modo amable de decirlo - Bueno ... Que no eres de nuestro círculo , ni siquiera de nuestro entorno.

Andrés iba delante de ellos, dejó al juez en su casa, para seguir ellos hasta el hotel donde se realizaría la boda, la de verdad, porque aquello que hicieron en la cabaña, ellos solo lo consideraban una tontería.

Antes de irse el juez se acercó a Fran y le dijo - Una vez más, enhorabuena por vuestro matrimonio. Ha sido una boda preciosa .Eres un hombre muy afortunado, espero que nunca lo olvides y la hagas feliz.

María - Gracias, por todo señor juez, pero la boda de verdad, comienza en unas horas ¿No lo habrá olvidado? Le di personalmente las invitaciones para usted y su acompañante.

El hombre volvió a agradecer y entró en su casa.

María imitó la voz del hombre con desagrado - "Eres un hombre muy afortunado, espero que nunca lo olvides y la hagas feliz" idiota. Anabel es la afortunada aquí.

Al llegar al lujoso hotel, todo estaba listo. Los estilistas, peluqueros y maquilladores, esperaban a la novia, para hacer su trabajo.

La pareja entró cogida de la mano, llamando la atención de todos. Fran era un hombre guapísimo y muy atractivo, pero Anabel lo opacaba completamente, al lado de ella, él pasaba a un segundo plano.

Ver que su esposa causaba tanta admiración, le hacía sentir orgulloso. Se jactaba de ello y la lucía como un trofeo.

Valeria sentía curiosidad por conocer a la campesina, estaba furiosa con su madre y su hermano por cometer una locura tan grande.

Valeria - ¿ Dónde está tu campesina?

Fran - Mamá la ha llevado al salón de belleza, para prepararse.

Valeria - Los compadezco, tendrán mucho trabajo con tu Fiona. Seguro que tiene más pelo que un lobo y unas garras de loro.

Fran soltó una carcajada - Será mejor que vayas a conocerla y no saques conclusiones.

Al entrar al salón el estilista se llevó las manos a la boca - Pero bueno, Dios mío, que belleza ¿De dónde ha sacado su hijo Fran un diamante así? Hola yo soy Marlo, seré tu hada madrina, aunque tú no necesitas magia para brillar.

Anabel estaba impactada, no solo por el lugar que era algo nuevo y desconocido para ella, lo que más la tenía intrigada era ese extraño hombre que hablaba como una mujer, incluso mucho más afeminado que cualquier mujer y además llevaba maquillaje y ropa extraña. A Anabel le daba miedo lo que le fuera a hacer, le asustaba que la maquillara de ese modo tan desagradable o le pusiera esos colorines tan horrendos en su adorado y largo cabello tal como llevaba él mismo

Anabel - Muchas gracias, señor, pero yo estoy muy bien así. _Miraba a su suegra con ojos suplicantes.

María - Tú toma asiento y relájate. Aquí solo se hace lo que yo ordene.

Anabel se sentó en el lugar que le indicaron. Valeria llegó para conocer a su cuñada- Mamá por fin te encuentro¿ Dónde está esa ...

Las palabras murieron en sus labios, al ver a la hermosa joven que tenía delante. Ahora entendía por qué ese bobo de su hermano se había rebajado a casarse con ella.

Anabel estaba muy contenta de conocer por fin a su cuñada. Marlo y su equipo no podían parar de elogiar la belleza de la novia, estaban secretamente envidiosos de esa larga y sedosa melena que no necesitaba ningún tipo de coloración o tratamiento capilar, de esas largas y tupidas pestañas que superan a las mejores extensiones del mercado, de su cutis terso e hidratado con una tonalidad perfecta y de la perfección de sus rasgos y su cuerpo inmejorable. La naturaleza había obrado un verdadero milagro con esa mujer.

En realidad, no tenían nada que hacerle pero de algún modo tenían que justificar el sueldo.

Valeria - Es verdad, eres preciosa, espero que no lo fastidies cuando abras la boca y salga tu acento de campesina. Te lo digo con cariño, cuñadita. Habla lo menos posible.

Marlo - A sus puestos, tu Ros ven a depilarle las cejas. Jon tú córtale las puntas.

Anabel vio las tijeras y casi sale corriendo - Ni hablar, mi pelo no se corta, antes me muero.

Maria - Hazlo, yo decido por ella.

Marlo - Tranquila querida, solo serán tres centímetros.

Anabel vio como caía al suelo y no eran tres centímetros si no siete por lo menos. (Cualquiera que se haya puesto en manos de una peluquera para cortarse las puntas sabrá que se siente)Todavía estaba mirando con tristeza su cabello esparcido en el suelo. Cuando Ros dio un tirón a la cera que le había aplicado. Anabel se puso a llorar y no era por el dolor, que también, era por toda la situación. Estaba cansada, ya habían celebrado una boda preciosa y lo único que deseaba es estar con su marido. Sin embargo, estaba entre extraños que hacían con ella lo que querían sin importar su voluntad. Al entrar allí estaba rebosante de felicidad y ahora solo podía sentir tristeza, hasta el brillo de su mirada se fue apagando poco a poco.

María - Valeria ve a buscar a tu tía. No sé qué pretende esa mujer, me va a volver loca. Van a llegar los invitados y ella con esos pelos de loca.

Rocío estaba con su esposo, Andrés le decía - Nunca he entendido este jaleo de las bodas, tantos preparativos, tantos invitados que no son más que extraños. La boda de hoy ha sido la mejor a la que he asistido en mi vida, sencillez, una pareja enamorada y sus seres queridos compartiendo con ellos una experiencia tan única e irrepetible.

Rocío - Tienes razón, yo me emocioné muchísimo. Se me pusieron los pelos de punta cuando se besaron. Espero que le dure el cuento de hadas a la pobre chica.

Andrés - Pienso como tú, ojalá Fran sea digno de ella y no deje que tu hermana los controle a ambos.

Valeria vino a llamar a su tía y esta fue. Ver qué quería su hermana.

María- De verdad hermana, tú nunca morirás de un infarto ¿Cómo puedes ser tan relajada. Siéntate que te arreglen esos pelos.

Rocío - Ni hablar, ya te he dicho mil veces que mi imagen es cosa mía, no me convencerás para hacerme uno de esos peinados ridículos.

María - Allá tú, no pienso discutir contigo. Ven aquí chico. Quiero que me hagas ...

María siguió dando instrucciones al peluquero.

Rocío se sentó con Anabel y la vio muy triste - Dime hija, ¿ Qué te pasa?

Anabel - No es nada tía, es solo que yo pensaba que la boda de la cabaña era suficiente. Aunque ella ya dijo que aquí también haría otra boda, no creí que fuera el mismo día. Solo estoy cansada.

Rocío - La boda en tu casa fue la más bonita de mi vida. Pero a mi hermana le encanta el lujo y la ostentación y Fran es su único hijo varón y su ojito derecho. Tú intenta pasártelo bien y recuerda que lo importante es que ya estáis casados y tendréis una vida plena y feliz.

Rocío le dio un beso en la mejilla.

Anabel - Muchas gracias, me encanta hablar contigo.

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