El Reino De La Luna Llena
La luna llena brillaba intensamente en el cielo, iluminando el bosque con un resplandor plateado que parecía despertar la vida a su alrededor. Aria, una joven de diecisiete años, se encontraba de pie en un claro, contemplando el satélite que había sido su compañero constante. Desde pequeña, había sentido una conexión especial con la luna. Era como si la luz lunar le susurrara secretos, le diera fuerza y la guiara en su camino.
Con un profundo suspiro, Aria se adentró más en el bosque, donde los árboles altos se alzaban como guardianes silenciosos. El susurro del viento entre las hojas parecía hablarle, y su corazón latía con emoción. Aquella noche, sentía que algo extraordinario estaba por suceder.
—¡Aria! —la llamó una voz familiar.
Se volvió para ver a su amigo, Elias, acercándose rápidamente. Con su cabello oscuro y su sonrisa despreocupada, Elias siempre había sido el compañero ideal para sus aventuras.
—Elias, ¿qué haces aquí? —preguntó Aria, sonriendo.
—Vine a buscarte. Todos están preocupados. Se dice que los hombres lobo han estado merodeando cerca del pueblo —respondió él, frunciendo el ceño—. No deberías estar sola en el bosque.
Aria se encogió de hombros, su mirada fija en la luna.
—No estoy sola. La luna me acompaña —dijo, con un tono de firmeza que sorprendió a Elias.
—Eso no es suficiente —replicó él, acercándose—. Lo que importa es que hay rumores de ataques. La gente está asustada.
—No creo que todos los hombres lobo sean malvados —respondió Aria, con un destello de determinación en sus ojos—. Hay quienes solo quieren vivir en paz.
Elias la miró, preocupado.
—Tal vez, pero hay quienes no. Debemos irnos antes de que alguien más nos encuentre aquí.
Aria dudó, pero finalmente asintió. Sin embargo, antes de que pudieran marcharse, algo brilló en el suelo, captando su atención. Aria se agachó y recogió un objeto cubierto de hojas y tierra.
—¿Qué es eso? —preguntó Elias, acercándose.
Aria limpió el polvo y descubrió un antiguo libro, sus bordes desgastados y su portada adornada con extraños símbolos.
—No lo sé, pero parece antiguo —dijo Aria, intrigada—. Debemos abrirlo.
—Aria, ¿estás segura? Podría ser peligroso —advirtió Elias, pero la curiosidad de Aria era más fuerte.
Con delicadeza, abrió el libro, revelando páginas amarillentas llenas de escrituras y dibujos de criaturas fantásticas. Sin embargo, lo que más le llamó la atención fue un fragmento en particular, que hablaba de la resurrección de seres oscuros.
—Mira esto —dijo Aria, señalando un pasaje—. Habla de un antiguo poder que puede traer de vuelta a las criaturas de la oscuridad. Dice que solo se necesita un sacrificio…
Elias frunció el ceño, su expresión cambiando de curiosidad a preocupación.
—¿Un sacrificio? Eso no suena bien. Tal vez deberíamos dejarlo aquí y regresar al pueblo.
Aria sintió un escalofrío recorrer su espalda, pero la emoción de descubrir algo tan significativo la mantenía en su lugar.
—No, debemos seguir leyendo. Esto podría ser importante para entender lo que está sucediendo —insistió ella.
Elias se cruzó de brazos, indeciso.
—Si decides quedarte, al menos permíteme quedarme contigo. No quiero que te pase nada.
Aria sonrió, agradecida por su lealtad.
—Está bien, leamos un poco más.
Pasaron las páginas lentamente, y lo que encontraron les dejó helados. La escritura hablaba de un antiguo ritual que podía desatar un poder oscuro, uno que había permanecido sellado durante siglos.
—Esto… esto es grave —dijo Elias, su voz temblando—. Si alguien encuentra esto y lo usa, podría traer de vuelta a las criaturas de la oscuridad.
—Exactamente —respondió Aria, su mente trabajando a mil por hora—. Debemos advertir a los demás. Si esto es cierto, la paz en el reino está en peligro.
De repente, un crujido resonó en la oscuridad del bosque, haciendo que ambos se tensaran.
—¿Qué fue eso? —preguntó Elias, mirando a su alrededor con nerviosismo.
—No lo sé. Tal vez solo fue un animal —dijo Aria, aunque su corazón latía con fuerza.
Elias se acercó más a ella, su mirada inquieta.
—No creo que sea seguro quedarnos aquí. Debemos regresar.
Aria asintió, pero antes de que pudieran marcharse, el libro comenzó a brillar con una luz tenue, haciendo que ambos se detuvieran en seco.
—Mira —dijo Aria, asombrada—. ¿Qué está pasando?
La luz se intensificó, y las sombras del bosque parecieron cobrar vida. Aria sintió una mezcla de miedo y fascinación.
—Esto no es normal —dijo Elias, retrocediendo un paso—. Necesitamos salir de aquí, ¡ahora!
Pero Aria, atraída por la luz, no pudo evitar acercarse un poco más.
—Es… es como si estuviera llamándome —murmuró, extendiendo la mano hacia el libro.
Antes de que pudiera tocarlo, una voz susurrante emergió de la oscuridad, envolviendo el claro en una atmósfera tensa.
—Los elegidos han llegado… El poder se desatará… La luna es la clave…
Elias se estremeció, su rostro pálido.
—¡Aria, retrocede! —gritó, pero fue demasiado tarde.
El libro explotó en una ráfaga de luz, y ambos fueron arrojados al suelo. Cuando la luz se desvaneció, Aria se encontró de pie, temblando, mientras el bosque parecía haber cambiado. Las sombras se alargaban y giraban a su alrededor, como si el mismo bosque estuviera vivo.
—¿Qué fue eso? —preguntó Elias, mirando a su alrededor con miedo.
Aria, aún aturdida, se levantó lentamente.
—No lo sé, pero esto no es solo un libro. Es un portal a algo más grande —respondió, su voz llena de asombro y temor.
—Debemos irnos. Lo que sea que haya despertado, no quiero estar aquí cuando se manifieste —dijo Elias, tirando del brazo de Aria.
A pesar del miedo que la invadía, Aria sintió una chispa de emoción. Sabía que había descubierto algo que podría cambiar el destino del reino. Con un último vistazo al libro, que ahora yacía apagado en el suelo, se dio la vuelta y siguió a Elias hacia el sendero que los llevaría de regreso a casa.
Mientras caminaban, la luna seguía brillando en el cielo, como un testigo silencioso de los eventos que se estaban desatando. Aria sabía que su vida nunca volvería a ser la misma. La llama de la curiosidad había sido encendida, y no podía ignorar lo que había comenzado.
—¿Qué vamos a hacer ahora? —preguntó Elias, su voz llena de ansiedad.
—Debemos hablar con el consejo del pueblo —respondió Aria, decidida—. No podemos quedarnos de brazos cruzados mientras una amenaza inminente se cierne sobre nosotros.
Elias asintió, aunque la preocupación seguía dibujando líneas en su frente.
—¿Y si no nos creen? Hay personas que aún ven a los hombres lobo como enemigos.
—Lo sé, pero no podemos permitir que el miedo nos paralice. Debemos actuar antes de que sea demasiado tarde —contestó Aria, con firmeza.
Mientras recorrían el camino de regreso, el bosque parecía vigilarlos, y Aria sintió que el eco de la voz misteriosa aún resonaba en su mente. La luna, su eterna compañera, seguía brillando, y con cada paso, Aria se acercaba más a un destino que ni siquiera podía imaginar.
El futuro del reino pendía de un hilo, y ella estaba decidida a descubrir la verdad detrás de la oscuridad que amenazaba con resurgir. La llama de la curiosidad se había transformado en un ardiente deseo de proteger a su hogar, y Aria estaba lista para enfrentar cualquier desafío que se interpusiera en su camino.
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Updated 21 Episodes
Comments
Irma Ruelas
🤔🫣🤨😔🌹😍
2024-08-15
0
Blanca Montero Angulo
pinta muy bonita. gracias bendiciones 🙏
2024-08-13
6