Cap 20. Mantente Lejos

-Maldición

Gruño Diego, molesto al escuchar su teléfono sonar de nuevo. Maddi, dió un pequeño salto sobresaltada por el grito de Diego.

-Diego, por favor ven rápido te lo suplico y.... Y ni se te ocurra prevenir a tus perros porque si no tu hermosa secretaria también pagará la consecuencia, se escuchó la voz de un hombre. Sin darle oportunidad a responder la llamada fue colgada…

Diego, miro a Maddi, con sus ojos humedecidos por las ganas de llorar y la agarro del brazo la ayudo a bajar, ella parecía ida.

La agarro con cuidado, quiso abrazarla, besarla, explicarle lo que pasaba, pero no había tiempo. Tenía que asegurarse que su mamá estuviera bien ya le explicaría.

Maddi solo se dejó guiar por Diego, fuera del carro sus labios temblaron y sus lágrimas corrieron por sus mejillas. Agarró su bolso y camino sin mirar atrás, busco el ascensor sentio su corazón rompence se sentía usada.

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A su paso Diego, se paso todas las luces de los semáforos, toda señal de tránsito. Necesitaba llegar con urgencia a la constructora de eso dependia la vida de su mamá y Odalith.

Le dio la orden a Damián, para que se mantuviera alejado, pero Damián, no se mostró muy convencido.

-Es una orden Damián, no una sugerencia. No pienso poner en riesgo la vida de mi mamá.

-Jefe puede ser una trampa ¿cómo está tan seguro que si tienen a su mamá?

Diego pareció analizar lo que Damián había hecho, aquello era verdad. En su preocupación nunca pidió ninguna prueba.

Su teléfono volvió a sonar y era un WhatsApp de Odalith, una foto de su mamá sosteniendo un periódico con la fecha de su desaparición. Todas las dudas de Diego se disparó. Miro a Damián, con el teléfono en la mano.

-Entendido jefe, se hará como usted ordene...

Todo parecía normal, nada fuera de lo común así que al Diego ir a su oficina lo estuvieron saludando, pero el ignoró a todos a su pasó.

Al llegar a la puerta de su oficina estaban dos hombres vigilando, Diego paso ignorandolo por completo.

-¡Buenos días! Dieguito,

Diego, se paro en seco al verlo, a él hay, sentado en su escritorio como amo y dueño.

-¿Tú?

-Si, Dieguito yo, siempre yo.

Diego, apretó su boca y arrugo sus cejas, quería partirle el cuello.

El le mostró una media sonrisa burlona.

-¡Bueno días! Saludame. ¿Tu querida mami no te enseñó modales?

Diego caminé al escritorio y dos matones siguieron sus pasos atentos a cada movimiento.

Él les hizo seña para que se mantuvieran a distancia.

-No, no Dieguito, recuerda lo que está en juego aquí.

-¡Te mataré! siseo Diego, hablo con ganas de brindarle encima y hacer lo que hace años ya debió haber hecho, matarlo.

-No, Dieguito, eres demasiado bueno para este mundo.

-¿Que quieres?, preguntó Diego.

-Ahora si nos vamos entendiendo.

Se sentó derecho en la silla y tomo una postura seria, arreglo su corbata y ese semblante burlista al fin cambio.

-Espero hallas disfrutado tu viaje a la playa, y tú momento de placer en el estacionamiento por te garantizo que será el último Dieguito. Golpeo la mesa enfurecido

-Maldita sea Diego, ¿enserio el estacionamiento? gruño furioso y siguió...

-Debo admitir que tienes un muy buen anillo de seguridad, pero aún sigues siendo un blando que confías en todos.

Diego, desvío su mirada discretamente por su oficina.

-Siéntate querido Diego. Ondulo su mano hacia la silla del otro extremo del escritorio.

-Sientete cómo en casa. Ya nos traerán algo de tomar.

Diego se mantuvo parado.

-¡Que te sientes he dicho! Grito molesto golpeando el escritorio.

Diego se sentó escucho el sonido de unos tacones acercarse y era Odalith, que traía café. Ella ignoró a Diego, y siguió de largo hacia él a llevarle el café.

-Mi querida Odalith primero los invitados, hablo nuevamente con ese tono burlista.

Diego la miró con una expresión frívola, su rostro serio que no mostraba ninguna expresión hasta la ignoro por completo ya arreglarían cuentas.

-¿Qué es lo que quieres?

-Tu mami se quedará conmigo para garantizar que cumples tu trato. Te quiero lejos de lo mío.

-No es...

-Calla, maldito bastardo. Siempre lo ha sido, solo te estás aprovechando de la situación.

-¿Cómo te atreves? Hablo indignado Diego levantándose de la silla.

-Siéntate que no he terminado, contigo.

La respiración de Diego, se volvió pesada por su molestia. Se calmo un poco bajo su atenta mirada y a jugar, Diego también tenía su carta bajo la manga escondida.

-Okey. Tu y yo nos mantendremos lejos. Hablo Diego.

-¡No! soy yo quién tiene a tu mamá.

-Y yo te tengo a ti, Diego sonrió.

-¿De qué rayos hablas?

Diego le dio una sonrisa de suficiencia.

-Abre la gaveta de mi escritorio y hay un CD Mago de Ozz mételo en la P.C y verás...

Él miro rápido el CD y abrió la información, había rutas, aleados, fotos, tanta información sobre sus negocios que era suficiente para convertirlo abiertamente en el hombre más buscando y daña esa imagen de hombre éxitos e integró.

-¿Cómo? Su asombro no pudo evitarlo.

-Regrésame a mi mamá y...

-No, está información ya tu la sabes, ¿crees que solo puedes asegurarme que me entregaras todo y ya? No.

-Quiero que me pases información constante de mi mamá, para asegurarme que está bien y mantente lejos yo igual lo haré.

-Nooo, grito el furioso sacando su arma y apuntando a Diego quien se mantuvo sin ningún tipo de expresión solo miro e ignoró saco de su bolsillo una caja de cigarro y prendió uno.

-Lo lamento, no suelo hacer esto en mi oficina, pero así disfrutaré más el café que me han brindado hablo Diego, ondulado en el aire su mano con el cigarro.

-Siéntate, hizo seña a la silla.

-Cuando tenga a mi mamá nuevamente conmigo te aseguro que disfrutaré matandote. No te quiero cerca y me aseguraré que cumplas como yo tu parte del trató o empezaré por hundí a tu papito.

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