Capitulo XX Caminos diferentes

Gabriel salió del baño arrepentido de lo que había hecho; sin embargo, ya era muy tarde, Daphne se había ido, como loco la busco por toda la casa envío gente tras ella, pero todo fue en vano, ella desapareció sin dejar rastro alguno.

El abuelo se había enterado de que Daphne había escapado, ellos habían quedado en que él la ayudaría, pero ella no le pidió ayuda al final y se marchó sola, nadie supo de su paradero.

Gabriel parecía un muerto en vida, nada lo consolaba y solo la culpa y el remordimiento eran sus compañeros día a día. Descuido su trabajo, Álvaro tuvo que hacerse cargo de todo, mientras que su nieto recuperaba la cordura.

Un año después, Gabriel recibió un acuerdo de divorcio, este ya venía firmado por Daphne, ra definitivo todo se había terminado, con el dolor que esto le causaba no le quedaba de otra que firmar aquel documento, al menos eso se merecía Daphne, ella merecía ser libre, nadie merece lo que él le hizo. Sabiendo que ella estaba bien, regreso a su buffet de abogados y continuo con su vida, un año después de haber firmado el divorcio, Gabriel conoció a una mujer con quién empezó una relación, con el tiempo se metieron a vivir juntos, él no quiso volver a casarse, así que Dayana acepto sus condiciones, en lo que cabía él era feliz en su nueva vida.

"Cariño hoy es la cena con mis papás, no lo vayas a olvidar", anunció Dayana muy melosa.

"Lo tengo presente, no te preocupes, ahora me tengo que ir, ya se me hizo tarde", Gabriel se despidió de Dayana y salió a su trabajo.

Los papás de Dayana eran dueños de una empresa importadora de alimentos, les iba muy bien y eran reconocidos a nivel mundial. También la firma de Gabriel había hecho grandes avances, se mantenían en el primer lugar del país y del mundo, les llegaban casos de todas partes y así se mantuvieron por tres años más.

"Jefe nos salió competidor", informo el nuevo asistente de Gabriel, Marcelo.

"No entiendo, ¿de qué hablas?", pregunto Gabriel confundido.

"Es una nueva firma de abogados que se estableció en Europa, pero ahora quieren emigrar a América", respondió Marcelo con preocupación.

"¿De qué te preocupas?, nosotros somos los mejores en lo que hacemos", dijo Gabriel con mucha seguridad.

"Esa gente apenas tiene un año desde que son reconocidos y ya se han posicionado en tercer lugar, así como van nos alcanzarán muy pronto", explico Marcelo caminando de un lugar a otro.

"Nadie nos quitará el primer lugar, somos los mejores, investiga quien es la persona detrás de esa forma de abogados, con suerte podemos hacer que se una a nosotros", respondió Gabriel pensativo.

Después de estar todo el día entre papeles, Gabriel cerró un momento los ojos para descansar, quedándose dormido en su oficina, el celular lo tenía en silencio y los teléfonos de la empresa eran desconectados cuando el personal se retiraba, no había manera de comunicarse con él.

POV

"Me vuelves loco, Daphne, quiero hacerte mía", Gabriel empezó a soñar con su exesposa.

"Mira que hermosa se ve la luna reflejada en el agua", este fue otro momento vivido por ellos.

"Sé amable, esta es mi primera vez".

"Ja, ja, ja suéltame me haces cosquillas".

"Suéltame, me estás lástimando, por favor Gabriel detente".

En ese último recuerdo Gabriel despertó agitado y con un gran dolor en el pecho.

«Daphne mi amor, ¿dónde estás?", pensó en voz alta con algo de tristeza en su tono de voz.

Cuando vio por la ventana se dio cuenta de que la noche había caído, «no puede ser, la cena con los padres de Dayana", pensó mirando la hora en su reloj. Agarró su teléfono descubriendo que tenía más sé veinte llamadas perdidas y un sin fin de mensajes. Más que molesta Dayana estaba preocupada, según lo que podía leer. «Si hubiera sido Daphne, me hubiera mandado a la mierda inmediatamente», creyó Gabriel. Esa noche había estado reflexionando mucho en su ex, él la extrañaba aunque no lo quisiera aceptar. Sacudiendo esos recuerdos llegó a su actual mujer para disculparse y darle una explicación, estaba preparado para que ella le gritara y lo mandara a la fregada.

"Gabriel, ¿dónde estás?, me tenías muy preocupada", respondió Dayana con una voz dulce y sin reclamos.

"Lo siento, cariño, estoy en la oficina, se me pasó el tiempo y apenas voy reaccionando", explico Gabriel preparándose para los gritos.

Hubo un largo silencio y cuando él iba a volver a hablar, se escuchó la voz de Dayana desde el otro lado, "no te preocupes, ven a casa, mis padres entendieron que tienes mucho trabajo".

Gabriel quedó sorprendido al escuchar la paciencia de Dayana y su don de comprensión, pero no le dio mucha importancia, se inclinó a pensar que ella realmente comprensiva y que era una buena mujer, no merecía que él siguiera pensando solo el Daphne. Lleno de culpas volvió a casa y paso una noche romántica con su pareja, de alguna manera quiso resarcir el haber dejado plantada a Dayana y a sus padres.

"Eres increíble en la cama, me encantas", comunico Dayana sin vergüenza alguna.

"También me gusta estar contigo", respondió Gabriel abrazando a Dayana.

Dayana era el tipo de mujer con la que él estaba acostumbrado a estar, tenía buenas curvas y no era una niña tonta, pero por alguna razón no sentía esa conexión especial, esa conexión que solo había sentido una vez en la vida, el recuerdo de Daphne terminaría por enloquecer, él tenía la creencia que si la volvía a ver y le pedía perdón, entonces ahí sería libre de su recuerdo, cuan equivocado estaba.

En la otra parte del mundo había un alto edificio que daba una vista panorámica de toda la ciudad, en el punto más alto de aquella arquitectura, se encontraba una hermosa mujer, de ojos azules y cabello negro, su mirada transmitía un gran poder, la vida la obligó a superarse de manera drástica y ahora sentía que era la dueña del mundo.

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