Fuera de la casa, tenía un rostro de preocupación, las perlas de sudor le recorrían la frente, continuó tocando la puerta ahora con más desesperación. Aguanté la respiración para tranquilizarme, pensaba que era mi hermano, pero resultó ser Alexis gay, luego de abrirle la puerta y que entrara sin saludarme, fue corriendo hacia Marcus para ver cómo estaba. La escena en lugar de darme ternura por ver cómo se preocupaban por Marcus, me dio celos, envidia, tristeza, porque yo también quería que alguien sintiera eso mismo por mí.
Marcus le explicó todo lo sucedido a Alexis gay, él se sintió aliviado al ver que la herida no era gran cosa, pero le preocupaba que las chicas siguieran acosándolo. Cuando me acerqué, la lluvia cayó.
- No te acerques a Marcus de nuevo.
- No\, espera ¿qué estás diciendo? No es culpa de Julia.
- Por sus tonterías y juegos infantiles te hicieron esto\, quien sabe si más adelante te harían algo peor.
- Pero que ella no tiene nada que ver con las hormonas alborotadas de la sacerdotisa.
- ¿De qué rayos estás hablando? De cualquier forma\, es mejor que te alejes de ella\, no quiero que te hagan más daño.
- Alexis\, sé que estás asustado\, pero no estás pensando de manera correcta.
La pareja de tórtolos continuó peleando mientras me mantenía en silencio, no podía decir nada porque Alexis gay tenía razón en parte, es por mí que se metieron con Marcus, quizás por el bien de mi amigo, tendré que alejarme de Alexis sexy, tampoco quiero que le suceda nada malo a Marcus y si solo necesito sacrificar un bonito sentimiento que podría crecer hasta alcanzar el pico más alto del Monte Everest, pues así será.
- Si no fuera por aquel chico que me contó todo\, quizás no me hubiera enterado hasta mucho después.
- ¿Qué chico?
- Un tal Alexis\, al principio no quise creerle nada\, pero luego de darme tu móvil\, que\, por cierto\, ni te enteraste de que perdiste\, vine corriendo.
- Espera ¿Alexis? Un chico como de unos 24 años\, delgado\, blanco y con cara de pocos amigos.
- Ese mismo\, parece que también lo conoces\, Julia.
- Más de lo que quisiera.
Entonces si había sido Alexis hermano quien salvó a Marcus, pero ¿por qué lo hizo? Me pregunto qué estará planeando esta vez, me preocupa, pero no puedo hacer nada, solo esperar.
El tiempo pasó, Alexis gay se calmó y se disculpó por todo lo que me dijo, pero también mencionó que debería hacer algo con mi supuesta secta, ambos estábamos preocupados por Marcus, por lo que quizás si tendré que alejarme de Alexis sexy, pero antes de eso, enfrentaré a esas brujas.
Cuando pude ir a la escuela, iba imaginando mil escenas de cómo sería el enfrentamiento, quiénes se pondrían de mi lado, quiénes en mi contra, incluso imaginaba lo bonito que sería si Alexis sexy me protegiera, pero eso sería imposible, porque entonces perdería su trabajo por favoritismo y las mil y una mentiras de la secta para echarlo de la escuela.
Pasaron las clases y la sacerdotisa no se presentó en ninguna, sus amigas estaban en silencio, distraídas por algo. El ligero aroma a carne ahumada llegó a inundar el salón, todos nos dimos cuenta, pero solo Alexis sexy fue quien gritó a todos que salieran del salón y se reunieran en el patio. La alarma no había sonado, por lo que no nos preocupaba, nos levantamos y estábamos por salir, pero la puerta estaba trabada, no podíamos salir. Cuando el maestro se aceró para destrabarla, una fuerte explosión lo lanzó por los aires, cayó al suelo, herido.
Los demás estudiantes gritaron de terror y salieron por una de las ventanas, como estábamos en un primer piso, no habría lesionados graves. Mientras ellos salieron, fui a ayudar a Alexis sexy, otra explosión cercana. Me tiró del brazo y me susurró al oído.
- Ojalá las cosas hubieran sido diferentes.
- No hables\, necesitas fuerzas\, la ayuda vendrá pronto.
- Eres tan inocente. Desde la primera vez que te vi\, sabía que serías tu quien me haría volar.
- Pero fue la explosión.
- Tienes razón...
Cerró los ojos mientras su respiración se hacía más lenta y suave, las lágrimas recorrieron mis mejillas mientras lo abrazaba con fuerza ¿por qué tenía que suceder esto? ¿acaso fue cosa de esa mujer? Por eso sus amigas estaban distraídas. Sentí la colera elevarse en mi cuerpo, estaba furiosa y cuando estaba en camino a buscarla, me topé con Alexis hermano, toda la furia se había marchado y solo quedaron residuos de la cólera siendo inundadas por el miedo y la desesperación. Frente a mí se encontraba la sangre de mi sangre, vestido de blanco, con una enorme sonrisa, satisfecho de ver su trabajo realizado.
- Hermanita ¿a dónde crees que vas con tanta prisa?
Las piernas me temblaban, caí al suelo, mirando los pies de mi hermano, no podía responder nada, incluso la tristeza que sentía por Alexis sexy se había desvanecido por completo, ahora en mi mente solo quería huir, quería escapar.
- No debiste revelarte en el hospital ¿sabes? Necesitas un castigo justo por ello.
Las palabras tenían un enorme peso en mí, no podía hacer otra cosa más que someterme, aceptar, tratar de aguantarlo todo hasta que él estuviera satisfecho.
- ¡Julia!
Levanté la mirada lentamente, vi a Alexis sexy, enfadado conmigo.
- Por favor\, no se distraiga en clases.
- Lo siento\, profesor...
La clase continuó, aunque traté de estar concentrada, mi mente seguía pensando en aquel momento explosivo, normalmente mi mente me juega con cosas raras y lindas, pero no de esta manera tan traumática, quizás estoy pensando demasiado las cosas, debería concentrarme en las clases y poder terminar mi novela.
Justamente la clase trataba de los distintos temas que podría llevar una novela, puesto que un solo tema podría volverla insípida, por lo que agregar distintos tipos en una misma escritura ayudaría a que tuviese más cuerpo, pero agregarle demasiados haría que la lectura fuera muy pesada, incluso aburrida y sin sentido. Entonces tendré que colocar también momentos espectaculares en mi novela, quizás de terror, además de drama y romance ¿o será ya demasiado?
Cuando terminaron las clases, iba de salida, al poco tiempo, las seguidoras de la sacerdotisa me arrinconaron.
- ¿Qué quieren?
- No te tenemos miedo y si es necesario grabarlo en tu piel\, así lo haremos.
- ¿De qué estás hablando?
- No te hagas la inocente con nosotras\, tú sabes bien que...
- Vaya ¿no les dije que no se acercaran a mi hermana?
El rostro de la seguidora pasó de prepotencia a miedo absoluto y eso me trajo satisfacción.
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