Capítulo 9

TARA

Esto es una locura, sabía que Víctor era demasiado perfecto para ser verdad, el hombre del que estoy enamorada, está loco de remate, hombres lobos, un buscador de parejas destinadas, ¿acaso se está escuchado?, es una locura.

- Y bueno eso es lo que soy, soy el segundo hijo del gran Alfa, y el compañero de mi hermana, quien es la próxima gran alfa, es el nuevo buscador de mate, él fue quien me dijo donde encontrarte Tara, tú eres mi mate, la mujer por la que he esperado toda mi vida – me dice, y sus palabras serían de lo más tiernas, si no fueran una locura total.

- ¿Acaso estás loco? – le dice mi padre, quien luce muy enojado – ¿acaso piensas que puedes jugar con nosotros?, creí que eras un buen hombre, un joven honrado digno de mi hija, pero veo que no es así – le dice mi padre, quién parece querer darle un golpe.

- Sé que es algo muy difícil de creer, pero la buena noticia es que tengo pruebas de lo que digo – nos dice Víctor y comienza a desvestirse frente a nosotros.

- ¿Qué estás haciendo? – le digo al ver que se despoja de su ropa, y al ver a mi padre, puedo ver como empieza a ponerse rojo de coraje, pero todo ese color desaparece de su rostro cuando mi novio se transforma en un enorme lobo de color marrón oscuro frente a nosotros.

- Por Dios, esto no puede ser verdad – digo en voz alta mientras que el lobo frente a nosotros comienza a avanzar hasta donde estamos.

- Detente allí, no te acerques – le grita mi padre, quién se pone delante de mí para protegerme.

Estoy que me cago de miedo, literalmente estamos encerrados en una habitación con un lobo del tamaño de un oso, y las probabilidades de que alguien nos ayude son muy bajas, entonces lo veo a los ojos, y solo veo esos ojos que tanto amo, por lo que rodeo a mi padre y me acerco a Víctor.

- Te advierto, si me muerdes ya no hay besos – le digo mientras estiro mi mano para tocarlo

- Hija, no te le acerques – me dice mi padre, pero lo ignoro y sigo mi camino.

- esto es increíble – digo una vez llego a lado de aquel lobo y mis manos están acariciando su pelaje, el lobo ante mí se deja acariciar como si fuera un cachorrito de lo más dócil, y no puedo evitar emocionarme con lo que está pasando, los hombres lobos son reales

- Esto no puede ser posible – dice mi padre, quien, aunque un poco desconfiado se acerca a Víctor, quien se separa de mí y apoya su cabeza en las piernas de mi padre – vaya que eres pesado – le dice mi padre mientras comienza a acariciarlo.

Mi padre y yo acariciamos el espeso y suave pelaje de Víctor por al menos 10 minutos, hasta que este se separó de nosotros y volvió a tomar su forma humana, y comenzó a vestirse nuevamente.

- Bueno, ¿ahora me creen? – nos pregunta Víctor con una sonrisa una vez ha terminado de vestirse.

- Todas y cada una de tus palabras, oh por Dios, esto es más que increíble – le digo mientras me lanzo a sus brazos.

Yo soy su pareja destinada, y él es la mía, aún no conozco al tal buscador, pero ya le debo mucho, puesto que guio a Víctor a mi lado, un hombre que acepta por completo, así como yo lo acepto a él.

- Ese hijo de su – dice mi padre de la nada, quien se acerca a Víctor, mientras lo mira muy molesto.

- ¿Qué pasa pa? – le pregunto, mientras me separo de mi lobito, mi lobito, que hermoso se oye eso.

- Tu hermano, su pareja es Emma por eso que pidió cuidarla – dice mi padre, y yo me sorprendo, por sus palabras, puesto que ambos tienen una diferencia de edad bastante notoria.

- Veo que usted es mi perspicaz – le dice Víctor a mi padre y yo no doy crédito de sus palabras, Emma y Haran, ¿Qué clase de broma es esa?, Emma aún es una niña.

- Llévame con mi hija ahora – le dice mi padre, a lo que Víctor solo se ríe y los tres salimos de aquella habitación para salir al encuentro de mi hermana.

- No tienen de que preocuparse, desde que la vio, Emma es lo más importante para Haran y nunca haría nada para lastimarla – nos dice Víctor en un intento por tranquilizarnos.

Avanzamos por la casa, mientras yo aún no doy crédito de que Emma, quien es apenas una niña, sea la pareja de un joven que es más de 10 años mayor que ella.

Llegamos a una habitación y al entrar vemos como Emma arruino por completo el cabello de Haran, así como su cara, puesto que lo peino y maquillo como ella quiso, pero lo más impresionante es la sonrisa en el rostro del joven, que se deja hacer de todo, feliz de estar con Emma, es algo que ni siquiera yo puedo hacer, puesto que en algún momento sus jalones me sacan de quicio, pero a Haran no parecen afectarle.

- Veo que terminaron de hablar, y por tu cara hermano, me arriesgaré a decir que todo salió bien – le dice Haran a Víctor, mientras cierra los ojos para que Emma le aplique más sombra en los ojos.

- Y tienes razón hermano, pero ahora eres tú quien debes de hablar con el señor Armando y con mi mate, por Emma no te preocupes, iré a buscar a la Luna de la manada, me reuniré con ustedes más tarde – le dice Víctor a su hermano, quien asiente, y después de despedirse de Emma con un saludo especial, que al parecer se acaban de inventar, Haran sale de la habitación y se une a nosotros, mi padre y yo, junto con Haran, regresamos a la habitación donde hablamos con Víctor para hablar con su hermano de manera privada.

No paso mucho tiempo cuando Víctor llego a reunirse con nosotros, y una vez llegó los 4 tomamos asiento, Víctor junto a mí, Haran solo en otro de los sillones, y mi padre se acomodó frente a nosotros.

- Puedo darme una idea de por qué desea hablar conmigo, señor Armando, pero le ruego que me deje estar a su lado el tiempo que aún le queda, ella es mi compañera, por quien he estado esperando desde hace mucho tiempo y aunque sea solo unos meses quiero estar a su lado – le dice Harán a mi padre, mientras se arrodilla ante él, rogándole que lo deje estar a su lado de Emma.

- ¿Cómo que solo unos meses? – le pregunto yo, puesto que de todo lo que dijo, eso es lo que más llamo mi atención.

- Es el olor de Emma, es muy débil, lo que significa que su esencia se desvanece, amor lo siento, pero Emma está muriendo, y ya no le queda mucho tiempo – me explica Víctor.

- No, no puede ser – dice mi padre, quien empieza a llorar y con él Haran, quien se incorpora lentamente.

- No, no puede ser verdad – susurro, y es que me niego a aceptar que mi hermanita está muriendo.

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