Los días que siguieron a la confrontación con Mateo fueron solitarios y dolorosos para Lia. Se sentía perdida y traicionada, con el corazón dividido entre el amor que aún sentía por Mateo y la necesidad de protegerse del dolor. Decidió refugiarse en su familia, buscando consuelo y claridad.
Una tarde, mientras tomaba un té con su madre en el jardín de su casa, Lia se abrió y le contó todo lo que había sucedido con Mateo. Su madre la escuchó con paciencia, dejando que las lágrimas de Lia cayeran sin juzgar.
“Lia, cariño,” dijo su madre con voz suave, “entiendo que estés herida y confundida. Pero también creo que es importante enfrentar nuestro pasado para poder sanar. Quizás haya algo en el pasado de Mateo que explique su comportamiento.”
Lia frunció el ceño, pensando en las palabras de su madre. “¿Qué quieres decir, mamá? ¿Cómo puede su pasado afectar tanto su presente?”
Su madre suspiró, mirando a Lia con ternura. “Todos llevamos cicatrices del pasado, Lia. Algunas son visibles, pero muchas están escondidas en lo más profundo de nuestro ser. Esas cicatrices pueden influir en nuestras decisiones y en la forma en que tratamos a los demás. Quizás si comprendes más sobre el pasado de Mateo, podrás encontrar una manera de sanar juntos.”
Lia se quedó en silencio, reflexionando sobre lo que su madre había dicho. Decidió que necesitaba conocer más sobre el pasado de Mateo para entender realmente sus acciones. Con determinación renovada, se puso en contacto con Clara y le pidió ayuda para investigar más a fondo.
Clara, siempre dispuesta a apoyar a su amiga, aceptó sin dudarlo. Juntas, comenzaron a indagar en el pasado de Mateo, hablando con personas que lo conocían desde hace años y revisando antiguos registros.
Descubrieron que Mateo había tenido una infancia difícil. Su padre había estado involucrado en negocios ilícitos, y su madre había luchado por mantener a la familia unida a pesar de las dificultades. Mateo había crecido en un ambiente lleno de tensión y peligro, siempre intentando proteger a su madre y a sus hermanos menores.
Lia se enteró de que Mateo había intentado alejarse de la influencia de su padre, pero las obligaciones familiares y la presión de mantener a salvo a sus seres queridos lo habían arrastrado de vuelta. Su implicación en negocios turbios no era por elección propia, sino por una necesidad desesperada de proteger a su familia.
Con esta nueva información, Lia comenzó a ver a Mateo bajo una luz diferente. Entendió que sus acciones, aunque erróneas, estaban impulsadas por el amor y la lealtad hacia su familia. Decidió que era hora de confrontar a Mateo de nuevo, esta vez con la intención de comprender y no solo de juzgar.
Lia llamó a Mateo y acordaron encontrarse en un pequeño café, lejos de las miradas curiosas de los demás. Cuando llegó, Mateo ya estaba allí, con una expresión de ansiedad y esperanza en su rostro.
“Lia,” dijo Mateo en cuanto ella se sentó, “gracias por venir. No sabes cuánto te he extrañado.”
Lia asintió, tratando de mantener la calma. “Mateo, he estado investigando sobre tu pasado. Ahora entiendo mejor por qué has hecho lo que has hecho. Pero aún necesito respuestas.”
Mateo pareció sorprendido, pero también aliviado. “Lia, te contaré todo. No quiero más secretos entre nosotros.”
Mateo comenzó a relatar su historia, hablando de su infancia difícil, la influencia de su padre y sus intentos desesperados por mantener a su familia a salvo. Lia escuchó en silencio, sintiendo una mezcla de compasión y tristeza por el niño que había tenido que crecer demasiado rápido.
“Mateo, entiendo por qué hiciste lo que hiciste,” dijo Lia cuando él terminó. “Pero las cicatrices del pasado no pueden justificar las promesas rotas y la falta de honestidad. Si queremos seguir adelante, necesitamos sanar juntos y ser completamente transparentes.”
Mateo asintió, sus ojos llenos de determinación. “Lia, estoy dispuesto a hacer todo lo que sea necesario para sanar. Quiero ser el hombre que mereces y dejar atrás las sombras del pasado. Te prometo que seré honesto y que enfrentaré mis problemas de frente.”
Lia lo miró, sintiendo una chispa de esperanza. “Mateo, sanar no será fácil, pero si estamos juntos en esto, creo que podemos lograrlo. Necesitamos construir nuestra relación sobre la confianza y el amor verdadero.”
Mateo tomó la mano de Lia, apretándola con suavidad. “Estoy contigo, Lia. No más secretos, no más mentiras. Solo nosotros, enfrentando el futuro juntos.”
Lia sonrió, sintiendo que, aunque el camino por delante sería difícil, había esperanza para ellos. Las cicatrices del pasado los habían marcado, pero también los habían fortalecido. Con amor y determinación, sabían que podrían superar cualquier obstáculo y construir un futuro juntos.
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