El día comenzó con una atmósfera tensa en la escuela. Lia notó que la gente la miraba de manera diferente, susurros y miradas furtivas llenaban los pasillos. Al principio pensó que era solo su imaginación, pero a medida que el día avanzaba, los comentarios y las miradas se hicieron más evidentes.
En el almuerzo, mientras Lia se sentaba con Carla, notó que varios de sus compañeros de clase se estaban acercando a su mesa, susurrando entre ellos. La incomodidad aumentó cuando escuchó fragmentos de la conversación, como “¿es cierto lo que se dice?” y “¿realmente pasó eso con Mateo?”
Carla, que también se había dado cuenta del cambio en el ambiente, frunció el ceño y le dijo a Lia en voz baja, “Parece que hay rumores sobre ti y Mateo. ¿Sabes algo al respecto?”
Lia sintió un nudo en el estómago. “No, no tengo idea de qué están hablando. Pero algo me dice que no es nada bueno.”
Poco después, Lia se encontró con Mateo en el pasillo. Su rostro estaba tenso y preocupado, y la forma en que la miraba le hizo saber que también había escuchado los rumores.
“Lia, ¿has oído los rumores que están circulando?” preguntó Mateo con una voz baja y preocupada.
Lia asintió, tratando de mantener la calma. “Sí, y parece que están hablando de nosotros. ¿Sabes qué está pasando?”
Mateo miró alrededor para asegurarse de que nadie los escuchara. “He oído que están diciendo cosas sobre nosotros que no son ciertas. Algo sobre que estamos saliendo solo para llamar la atención. No entiendo por qué se han inventado estos rumores.”
Lia sintió un enfado creciente. “Esto no es justo. Todo lo que hemos hecho es ser honestos el uno con el otro. No merecemos que nos traten así.”
Mateo asintió con firmeza. “Tienes razón. Estos rumores están afectando nuestra relación y nuestra reputación. Pero no podemos dejar que esto nos afecte demasiado. Lo mejor que podemos hacer es ser transparentes y no permitir que los chismes nos separen.”
A medida que el día avanzaba, Lia comenzó a notar la presión que los rumores ejercían sobre ella. Sus compañeros de clase se estaban mostrando más distantes, y algunas de las personas con las que solía hablar se habían vuelto frías y distantes. La sensación de aislamiento se hacía cada vez más fuerte.
Al final del día, Lia se encontró con Mateo en la biblioteca, buscando un lugar tranquilo para hablar. La tensión entre ellos era palpable, pero la conversación era necesaria.
“Mateo, no puedo soportar esto mucho más,” dijo Lia con una mezcla de frustración y tristeza. “Los rumores están afectando no solo nuestra relación, sino también cómo me siento en la escuela.”
Mateo tomó su mano en un gesto de apoyo. “Lo entiendo, Lia. Yo también estoy pasando por lo mismo. Pero creo que debemos enfrentar esto juntos. No podemos dejar que lo que digan los demás destruya lo que tenemos.”
Lia lo miró, encontrando consuelo en su determinación. “Tienes razón. Tal vez podamos hablar con la administración de la escuela para aclarar las cosas y poner fin a estos rumores.”
Mateo asintió. “Eso suena como una buena idea. También podríamos hablar con algunas personas que realmente conozcan nuestra historia para que puedan ayudarnos a disipar estos rumores.”
Mientras salían de la biblioteca, Lia se sintió más esperanzada. Aunque los rumores peligrosos seguían circulando, ella y Mateo estaban decididos a enfrentarlos juntos y proteger lo que habían construido. Enfrentar la adversidad juntos podría ser una prueba de su fortaleza y de la verdadera naturaleza de su relación.
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