Los días siguientes estuvieron marcados por una frenética actividad en la Torre Ferrer. Lucía y Alejandro trabajaron incansablemente, revisando cada detalle de las pruebas que habían recibido. Sabían que tenían que ser meticulosos para asegurarse de que no hubiera ninguna fisura en su caso contra Vargas.
Mientras tanto, las amenazas anónimas continuaban llegando. Lucía recibía correos electrónicos y mensajes de texto casi a diario, todos con el mismo tono siniestro y advertencias veladas. Sin embargo, lejos de amedrentarla, estas amenazas solo fortalecían su determinación.
Una mañana, mientras revisaban los documentos en la oficina de Alejandro, recibieron una llamada inesperada del consejo de administración. Habían convocado una reunión de emergencia para discutir la situación con Vargas y las recientes denuncias anónimas contra la empresa.
"Lucía, esto es nuestra oportunidad para presentar nuestras pruebas y limpiar nuestro nombre," dijo Alejandro, con una mezcla de seriedad y esperanza en su voz.
"Estoy lista," respondió Lucía, sintiendo la adrenalina correr por sus venas. Sabía que esta reunión sería crucial.
La reunión tuvo lugar en la sala de conferencias principal, una habitación imponente con una gran mesa de caoba y sillas de cuero. Los miembros del consejo, todos con expresiones graves, ya estaban presentes cuando Lucía y Alejandro llegaron. Vargas también estaba allí, sentado al otro lado de la mesa con una mirada de desdén.
Alejandro comenzó la reunión con una breve introducción. "Hemos convocado esta reunión para abordar las recientes acusaciones y presentar nuevas pruebas sobre las actividades del señor Vargas."
Lucía tomó la palabra, su voz firme y clara. "En las últimas semanas, hemos recibido múltiples amenazas y denuncias anónimas que buscan desprestigiar a nuestra empresa. Sin embargo, nuestra investigación ha revelado que estas acciones están directamente relacionadas con el señor Vargas y sus métodos ilegales."
Presentó las pruebas una a una, explicando cada documento con detalle. Los miembros del consejo escuchaban atentamente, algunos intercambiando miradas de asombro y preocupación. Vargas, por su parte, mantenía una expresión impasible, pero Lucía podía ver un destello de nerviosismo en sus ojos.
"Estas pruebas demuestran que el señor Vargas ha estado involucrado en manipulaciones financieras y sobornos para eliminar a sus competidores y ascender en el mundo empresarial," concluyó Lucía. "Recomendamos que se tomen acciones legales inmediatas contra él y que se detenga cualquier intento de fusión con su empresa."
Un murmullo recorrió la sala. Uno de los miembros del consejo, un hombre de mediana edad con gafas, se inclinó hacia adelante. "Estas son acusaciones muy serias. Señor Vargas, ¿tiene algo que decir en su defensa?"
Vargas se levantó lentamente, su mirada fija en Lucía. "Esto es un complot. Están intentando destruirme con pruebas falsas y acusaciones infundadas. No me dejaré intimidar por sus tácticas."
"Las pruebas hablan por sí solas," respondió Alejandro con firmeza. "No es nuestra intención destruir a nadie, sino proteger la integridad de nuestra empresa."
Después de un tenso debate, el consejo decidió suspender cualquier acción relacionada con la fusión y comenzar una investigación interna sobre las acusaciones contra Vargas. Este último salió de la sala con una expresión de furia contenida, pero Lucía sabía que la batalla estaba lejos de terminar.
Esa noche, Lucía regresó a su apartamento agotada pero satisfecha con el resultado de la reunión. Mientras se preparaba para acostarse, recibió otro mensaje de texto del número desconocido. Esta vez, el tono era diferente: "Buen trabajo. La verdad siempre sale a la luz."
Lucía sonrió. Aunque el camino había sido difícil y lleno de obstáculos, sentía que finalmente estaban logrando avanzar. Sabía que aún había mucho por hacer y que Vargas no se rendiría fácilmente, pero estaba más decidida que nunca a luchar por la verdad y la justicia.
En los días siguientes, la noticia de las acusaciones contra Vargas y la suspensión de la fusión se difundió rápidamente. Los medios de comunicación comenzaron a investigar y reportar sobre el escándalo, y la reputación de Vargas se vio seriamente dañada. Lucía y Alejandro continuaron trabajando juntos, fortaleciendo la posición de la empresa y asegurándose de que todas las medidas legales necesarias se llevaran a cabo.
Mientras las sombras del pasado seguían acechando y las amenazas persistían, Lucía se preparaba para enfrentar cualquier desafío que viniera. Sabía que el camino sería difícil, pero estaba dispuesta a luchar por la verdad y por su futuro, sin importar el costo.
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